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Retablo de San Marcos (Bassa)




Retablo de San Marcos es una pintura de estilo gótico catalán realizada por Arnau Bassa en 1346. Se encuentra en la Colegiata Basílica de Santa María de la Aurora en la ciudad de Manresa. También se conoce como el retablo de San Marcos y San Aniano, ya que el relato de la obra recoge la relación de san Marcos con san Aniano, la conversión de este y su consagración como obispo de Alejandría se encuentra representada en su tabla central.

Arnau Bassa, hijo de Ferrer Bassa, comenzó a aparecer relacionado con su padre a partir de 1345 como componente en su taller. Esta es su obra más destacada y la que le dio nombre al «maestro de San Marcos», hasta que se pudo certificar su autoría mediante un recibo del 11 de diciembre de 1346. En 1348 padre e hijo murieron a consecuencia de la epidemia de peste de aquel año.[1]

En colaboración con su padre, Ferrer Bassa, y del Maestro de Baltimore, iluminó una parte del Libro de horas de la reina María de Navarra, en 1342.

Arnau Bassa está considerado como uno de los más dotados entre los pintores trecentistas de la escuela de Barcelona. Ambienta las escenas con complejas estructuras arquitectónicas que comunican un carácter especial al esquema de la mayoría de pasajes narrativos. Este hecho influyó en el arte de Ramon Destorrents y en el resto de pintores de la segunda etapa del arte italogótico de la escuela de Barcelona. Un ejemplo de esta influencia relacionada con este retablo es la utilización de la iconografía creada por Bassa sobre San Marcos que usó Jaume Cabrera en 1400 en tres tablas del Retablo del Salvador que se conserva en el museo Maricel de Sitges.[2]

Fue gracias a su personalidad que, a pesar de los pocos años que trabajó, su actividad resultó decisiva para el desarrollo de la pintura catalana durante la segunda mitad del siglo XIV, marcando las pautas de sus sucesores hasta la llegada de la corriente internacional de la mano de Lluís Borrassà.[3]

Este retablo debía convertirse en el referente iconográfico más importante de la capilla que tenía el gremio de Zapateros en la catedral de Barcelona, con un primer nivel de presentación de un ciclo relacionado con la advocación del santo, y un segundo, de lectura más profunda, que daba personalidad a la obra y mostraba los intereses específicos de quienes la habían subvencionado.[4]

Si bien la obra recoge algunas de las características italianas importadas en Cataluña por su padre, comienza a mostrarse un estilo propiamente catalán, donde los elementos de ambientación como los muebles o la arquitectura pasan a formar parte de la contextualización de la historia para que ésta se entienda mejor, convirtiéndose en una representación conceptual al servicio de la acción más allá del mero interés naturalista.[5]

Según Núria de Dalmases y Antoni José i Pitarch su capacidad y cotidianidad de narración fue seguida por el Maestro de Santa Coloma de Queralt en su retablo de los santos Juanes que se datan únicamente unos años después de la muerte de los Bassa. De hecho, se considera que este maestro tarraconense fue un seguidor del estilo de Arnau Bassa.[6]

El gremio de zapateros de Barcelona fue uno de los más importantes y destacados en el desarrollo de la ciudad en el periodo medieval, un hecho manifiesto por su presencia en la sede de la ciudad. Ya consta que en 1203 tenía una capilla, probablemente en la zona del claustro,[7]​ o del nártex.[8]​ Entre 1298 y 1329 se produce la primera fase de la ampliación gótica de la catedral de Barcelona en la que participaron económicamente los zapateros. A cambio recibieron dos indulgencias entre 1300 y 1346, fecha en que también recibieron la autorización para señalar en el muro exterior de la ubicación de su capilla, con un zapato de piedra todavía visible. La capilla pasó a ser la primera del lado del Evangelio —de la época, antes de la segunda fase de ampliación terminada el siglo XV—. Esta nueva capilla había que ser completada con un retablo de calidad encargado al pintor más destacado de la época.[4]

Se desconoce la fecha del encargo, si bien se conoce la autoría mediante un recibo de 100 sueldos fechado el 11 de diciembre de 1346,[9]​ que hace mención al último pago del retablo de san Marcos encargado para la capilla que el gremio tenía en la catedral de Barcelona. Este documento permitió a los historiadores vincular la figura del anónimo «Maestro de San Marcos» con la de Arnau Bassa.[10]

En 1431, aprovechando la ampliación de la catedral, los zapateros se trasladaron a la capilla del lado, donde hoy continúa la advocación de san Marcos. Esta capilla, era nueva y de mayor capacidad, lo que aprovecharon para instalar, en 1443, un retablo de Bernat Martorell con la predela de La Flagelación de Jaume Huguet.[11]

La obra de Arnau Bassa que había estado durante un siglo en la sede de Barcelona, fue trasladada a una pequeña capilla dedicada a san Marcos que se acababa de construir en Manresa, junto al puente Viejo. Allí se mantuvo hasta que a principios del siglo XX, más concretamente en 1902, el historiador y arquitecto Alexandre Soler i March lo recuperó para instalarlo en la Colegiata Basílica de Santa María de la Aurora,[12]​ pocos años más tarde se trasladó a su museo y más tarde una vez restaurado en 1956 volvió a instalarse nuevamente dentro de la sede manresana.[13]

El retablo tiene una estructura de tres calles terminados en gablete y dos jambas acabadas en pináculos, situados entre las tablas. No tiene predela.

Las calles laterales contienen tres pisos de escenas, mientras que la calle central está formado por la tabla principal de la consagración como obispo de Aniano por Marcos y está rematada por una crucifixión situada dentro del gablete.[14]

Las calles laterales contienen escenas de la vida de San Marcos, desde su formación como apóstol hasta su muerte como mártir. La mayoría se refieren a su relación con Aniano de Alejandría, personaje al que también está dedicado el retablo, su conversión y la de su familia.

A pesar de tener únicamente seis tablas, Arnau Bassa consiguió representar 12 escenas diferentes. La técnica de mostrar más de una escena dentro de un único marco ya se había aplicado anteriormente, si bien Bassa utiliza el color de los espacios donde se desarrolla la acción para ayudar visualmente el observador. Alterna el amarillo, el ocre y el verde para diferenciar los ambientes representados.

Bassa, desplegó un programa narrativo propio, materializado en cinco escenas que describen el vínculo entre Marcos y Aniano, ya que no había modelos iconográficos catalanes sobre la vida de san Marcos, y menos sobre la de san Aniano, anteriores al siglo XIV. De hecho, el traslado de los restos de Marcos desde Alejandría hasta Venecia marcó esta ciudad como el núcleo principal de culto del santo y el lugar donde se desarrolló su iconografía narrada en una veintena de escenas y reflejadas en ocho ciclos narrativos concebidos en Venecia entre 1105 y 1346.[15]​ Ninguna de ellas hace mención a la figura y relación con Aniano ni muestran la muerte y martirio del evangelista, dos temas representados en el retablo de Bassa.



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