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Roberto Rojas



Roberto Antonio Rojas Saavedra (Providencia, Santiago, 8 de agosto de 1957) es un exfutbolista chileno, el más destacado en los años 1980, preparador de arqueros y entrenador del fútbol.

Jugó como portero en clubes de Chile y Brasil, siendo uno de los principales arqueros chilenos en la historia.[n 1]​ La Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol lo ubicó como el «12.º mejor arquero sudamericano del siglo XX».[n 2][2]​ Fue el capitán de la selección chilena, con la cual fue el «mejor guardameta» en la Copa América de 1987 y protagonizó el incidente conocido como su Maracanazo en 1989.[3]​ Después ha formado guardavallas y dirigido en equipos de Brasil y Paraguay.

Su familia vivía en una casa al interior del recinto comprendido por el Estadio San Luis, cancha dependiente del Hospital del Salvador y su padre se desempeñaba como cuidador de dicho lugar, donde Rojas pasó gran parte de su infancia y juventud practicando atajadas a remates ejecutados por sus amigos del barrio. En el colegio también jugó baloncesto. En 1975 participó en el "Campeonato de Campeones". Ese mismo año ingresó a la categoría juvenil del que fue su primer equipo, Deportes Aviación de Chile, y ya a los 16 años tuvo la oportunidad de debutar como profesional.[4]​ Tras la disolución de Aviación, y ser rechazado por Universidad de Chile (que dijeron tener el puesto cubierto con Jaime Tejeda, "el arquero del futuro"), Rojas tuvo pasos importantes por Colo-Colo y São Paulo F.C.. Además fue el arquero titular de la selección chilena durante gran parte de la década de 1980.

Formó parte de selecciones juveniles de Chile durante los 70, mas fue nominado por primera vez por la selección chilena adulta en 1982. Rojas se hizo con autoridad del arco de La Roja en 1983. En el arco de la selección, realizó las mejores actuaciones de su carrera, en las clasificatorias de México 1986, Copa América 1987 y eliminatorias de Italia 1990.

A fines de la década de 1980, su agilidad física y mental, junto a su elasticidad y visión de juego, le elevaban a planos increíbles al defender la portería manoteando balones que llevaban claro destino de red y ordenando y dirigiendo la defensa, compartiendo liderazgo con el defensa central Fernando Astengo. Rojas comenzaba a destacar como uno de los mejores porteros a nivel mundial. Su fama subía y comenzaban las especulaciones sobre el supuesto interés de parte de importantes clubes como Atlético Madrid y Real Madrid de España. En esa época el belga Michel Preud’homme, considerado el mejor portero de Europa dijo: “(Roberto) Rojas es todavía mejor que yo".[5]

Fue portero, capitán y figura de la selección chilena subcampeona de la Copa América 1987 disputada en Argentina, siendo muy destacado su rendimiento sobre todo en la victoria del cuadro chileno por 4 goles a 0 ante Brasil. Tras su gran actuación en aquel campeonato sudamericano[6]​ fue transferido al club São Paulo de Brasil por la suma de US$ 300 mil, en donde jugó hasta 1989.

El 3 de septiembre de 1989, Rojas protagonizó el Maracanazo de la selección chilena. La Roja jugaba su partido de vuelta frente a Brasil, en un encuentro válido por las eliminatorias al Mundial de Italia 1990. Su participación le significó un castigo a perpetuidad, que fue revertido en 2001. Este fue el último partido oficial en la carrera de Rojas.

En 1994 el entrenador Telê Santana lo invitó a trabajar como formador de arqueros en el São Paulo, destacando Rogério Ceni, el más goleador en la historia del fútbol con 131 tantos, al incitarlo a practicar penaltis y tiros libres para que desarrollase su juego con los pies.[7]​ En 2001, fue amnistiado por la FIFA.[8]​ En 2003, se desempeñó como director técnico del club paulista, llegando a las semifinales de la Copa Sudamericana. Posteriormente trabajó para el Sport Club do Recife. Actualmente se encuentra radicado en Brasil.

Volvió a jugar en 2003 durante el partido de despedida de Iván Zamorano, siendo ovacionado por el público. En 2013 fue realizado en el Estadio Monumental un partido a beneficio para costear su trasplante de hígado entre Colo-Colo y Estrellas del fútbol chileno, donde jugó algunos minutos y finalizó 2-7.[9]

Rojas fue miembro de la selección Chilena Sub 20 en el Campeonato Sudamericano Sub-20 de 1979, en el cual la selección chilena, en un ardid planeado por el entrenador Pedro García, miembros de la dictadura militar y del Registro Civil, participó con pasaportes adulterados, permitiendo que casi la totalidad del plantel se pase del límite de edad del torneo, de 19 años y seis meses, lo que terminó con casi la totalidad del plantel recluido en la cárcel por algunos días, y condenas a quienes participaron del ilícito, como el entrenador de dicha selección, el mencionado García.

El 17 de junio de 1984, Rojas, junto a su compañero de selección Juan Carlos Hernández, da positivo en un control de Dopaje tras un partido por amistoso entre la selección chilena y la selección inglesa, por lo que no pudo formar parte del plantel que luego participó en los Juegos Olímpicos de 1984. Rojas indicó que el positivo fue porque "Me puse dos inyecciones de Decadurabolín (un anabólico sintético), hubo un control de dopaje y avisé a los médicos del Comité Olímpico, que me dijeron que no me preocupara porque sólo se trataba de una prueba. Las muestras fueron enviadas a España, salió el positivo y por eso me perdí los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984."

En la víspera de la Copa América 1987, Rojas lideró la comisión negociadora de premios para la Selección por dicho torneo, la que no podía llegar a un consentimiento en cuanto al monto de estos. La polémica llegó a tal que los seleccionados amenazaron con no presentarse al primer partido de la Copa, dado que los dirigentes no respondieron satisfactoriamente las demandas económicas. Mientras tanto, los dirigentes acusaron a Rojas y a miembros del plantel de estar coludidos para generar conflictos, puesto que estos formaban parte de equipos contrarios a la gestión del presidente de la entonces ACF, Miguel Nasur. A tal punto llegó el conflicto que Nasur, en un arrebató, se puso de pie exclamando "Nos devolvemos todos para Chile". Tras intervención de otros dirigentes, Rojas dejó la comisión negociadora, siendo reemplazado por el arquero suplente Mario Osbén, quien llegó rápidamente a un acuerdo con la dirigencia.

Rojas fue protagonista principal del Maracanazo de la selección chilena. La Roja jugaba su partido de vuelta frente a Brasil, en un encuentro válido por las eliminatorias al Mundial de Italia 1990. Con un clima ya caldeado por el partido de ida en Santiago, que inclusive hizo que Chile perdiera su localía y tuviera que enfrentar a Venezuela jugando de local en Mendoza, se llegó al último partido. A Brasil le bastaba con un empate para clasificar al Mundial, mientras que a Chile sólo le servía una victoria, debido a que los brasileños contaban con una mejor diferencia de goles. Cuando Chile iba perdiendo 1-0, y aprovechando el lanzamiento de una bengala, Rojas se infligió un corte en el rostro para simular un ataque de los hinchas brasileños. Esto derivó en la suspensión del partido, ya que Chile, comandado por el segundo capitán Fernando Astengo, se retiró de la cancha por «falta de garantías». Tras una corta investigación de parte tanto de la FIFA como CONMEBOL, se logró corroborar que Rojas mintió y que todo formaba parte de una conspiración de la selección Chilena de Fútbol y sus directivos para forzar un tercer partido en cancha neutral. Luego de comprobarse el intento de fraude, Rojas fue marginado a perpetuidad de las canchas de fútbol (castigo el cual fue indultado en 2001) con 44 años de edad. La FIFA, además, dejó a la selección nacional descalificada del Mundial de Estados Unidos 1994. Luego de la sentencia, Rojas terminó por confesar el engaño al medio chileno La Tercera, el 25 de mayo de 1990. El portero indicó que todo había nacido como una broma de Orlando Aravena, y que el plan había sido ideado con ayuda de Fernando Astengo y Alejandro Kock. Tras su confesión, Rojas vivió años difíciles en Chile, donde se le hizo un juicio social y tuvo dificultades para encontrar trabajo, ante lo cual terminó emigrando a Brasil, para ejercer como preparador de arqueros del São Paulo, gracias a Telê Santana.




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