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Sala de clase




Un aula es un salón de un edificio que se destina a actividades de enseñanza, y es la unidad básica de todo recinto destinado a la educación.

Un aula debe proporcionar el ambiente apropiado para el aprendizaje de los estudiantes que la utilizan. Esto incluye:

Los requisitos exactos, no obstante, pueden variar enormemente de acuerdo al país o a los recursos económicos.

La mayoría de las aulas disponen de cierto material de gran superficie sobre el cual el profesor o el instructor puede escribir notas para que la clase las vea. Este adoptaba tradicionalmente la forma de una pizarra negra o, más recientemente, verde, sobre la que se utiliza tiza blanca (u, ocasionalmente, de otros colores). Sin embargo, esto se ha ido transformando, al ser sustituidas por hojas de notas, pizarras blancas o actualmente con la llegada de las TIC por pantallas digitales interactivas, ordenadores y tabletas. Muchas aulas cuentan también con un sistema para proyectar diapositivas u otro tipo de información.

Resulta válido resaltar que en la conceptualización del aula, desde una perspectiva tradicional, se la concibe como el lugar en el que se deben respetar las normas institucionales y al profesor como conocedor y transmisor de conocimientos. Desde esta visión, el profesor posee el poder y la razón, pues es quien conoce y tiene el oficio de enseñar. Con sus intervenciones busca mantener el orden, la disciplina, captar la atención de los alumnos y alumnas, pero con sus intervenciones, también los valoriza o desvaloriza, mediante el uso del lenguaje y sus gestos. Por otro lado, el estudiante y la estudiante ha de conocer y respetar las normas impuestas en el aula (orden, silencio, mantener el ritmo de aprendizaje, entre otros aspectos) y cumplirlas cabalmente para acceder al aprendizaje, por lo que es esperable que desde esta perspectiva de aprendizaje, el clima de aula generado con esta visión de aula, se caracterice por ser tenso, controlador y autoritario.[1]

El papel docente cobra un importante sentido en la conformación del clima social del aula, tanto si se trata de niveles educativos primarios, secundarios o universitarios.

Por otra parte, hay también factores propios de la institución educativa, relativos a la estructura (patios, jardines, áreas de trabajo, canchas, sodas, entre otros) y a la organización (recesos, tiempo libre, talleres y otros) los cuales, tanto a nivel de primaria como de secundaria o universidad, se constituyen como factores que inciden en el clima de aula y, por tanto, en el aprendizaje.

Puede, por tanto, indicarse que el clima social es el resultado, entre otros factores, del conjunto de interacciones, vivencias, aspectos estructurales, emocionales y motivacionales que influyen en el proceso de aprendizaje. Según sea la relación que se establezca entre dichos factores, así serán las características del clima de aula, la influencia que ejerza sobre cada alumno y alumna y sus reacciones hacia el aprendizaje.[1]

Cada docente responde, con sus creencias y su actuar, a su concepción de enseñanza y aprendizaje, a la vez que va conformando un tipo de interacción en el aula, por ello, reflexionar acerca de dichos aspectos es importante para comprender las características específicas del clima de aula.

La clase es el lugar de encuentro de un socio-grupo de alumnos y alumnas con el profesor y profesora, la amplitud del aula media las posibilidades de interacción, pero también coadyuva a que entre todos exista un clima ágil de participación o de pasividad. Lo primero se incentiva cuando el docente o la docente a cargo del curso corrige, explica y les induce al avance no solo para desarrollar mecanismos de aprendizaje, sino también para la construcción de conceptos y de interacciones saludables.[1]

Los tipos de aulas que podemos encontrarnos en los colegios pueden o no favorecer el proceso de enseñanza aprendizaje, para ello, hay que tener en cuenta los agentes internos y externos (como la colocación de las mesas, el ambiente en clase, el contexto en el que se sitúa el centro...). La distribución del aula puede ser individual (con varias filas de pupitres donde solo se siente un alumno/a), por parejas (filas compuestas por dos pupitres) o grupales (varias mesas dispuestas de manera que los niños/as puedan trabajar por grupo las actividades de clase). Los tipos de mesas pueden ser o bien pupitres básicos o con mayor movilidad donde el alumno/a pueda mover la mesa con facilidad gracias a ruedas incorporadas en las patas.

El aula debe disponer de los recursos necesarios para facilitar el aprendizaje (pizarras digitales o de tiza, algún ordenador para consultar dudas o bien libros y enciclopedias, etc). El color de las paredes del aula debe ser un color que motive a los alumnos/as, además de estar decorada y que presente tablones donde se puedan exponer los trabajos. Es importante que se de la innovación en las aulas escolares ya que la innovación que requiere de ambientes físicos apropiados, una biblioteca, videoteca, laboratorios especializados, centros de cómputo y por qué no, aulas interactivas con toda la tecnología del milenio; con acceso a Internet, pizarras digitales, empleo de recursos multimedia, aunque parezca una utopía este sueño debe ser realidad si queremos tener una educación innovadora y de cambio.[2][3]

Existen factores tanto endógenos, como exógenos, que van determinando las vivencias en las instituciones educativas. Es así como la influencia de la familia, del ambiente de la comunidad, de las características personales y profesionales de las docentes y los docentes, de la cultura y, de igual manera, las características, condiciones y desempeño de los estudiantes y las estudiantes, van marcando las pautas de las experiencias educativas, sociales y emocionales que se desarrollan en las aulas, las cuales, en gran medida, conforman el clima característico de las instituciones educativas. Aunque en las relaciones verticales (profesor/alumno) el poder se concentra en el docente, este –dependiendo de sus concepciones acerca de los procesos de enseñanza y aprendizaje, de su estructura de personalidad, de sus valores, entre otros aspectos– puede flexibilizar sobre dichas relaciones y permitir un clima de aula más apropiado para el desarrollo integral del estudiantado.

Es notable que en el aula, independientemente del nivel educativo del cual se trate, se presentan las interacciones verticales y las horizontales. Es adecuado que el docente comprenda que este tipo de relaciones siempre se van a establecer y que, dependiendo de su comprensión, de su personalidad y de sus estrategias, dichas interacciones pueden tomar un giro positivo o uno negativo y que las implicaciones educativas de esto son muchas e importantes. El salón de clase, en este caso en particular, el aula universitaria, es el entorno físico-humano en el cual se llevan a cabo los procesos de enseñanza y aprendizaje desde una óptica institucionalizada. Justamente por esta razón, se espera que se establezcan dinámicas relacionales apropiadas, no solo entre el espacio físico del cual se dispone, del número de estudiantes en la clase, sino también entre factores tales como mobiliario, niveles de ruido interno y externo y también las características de personalidad tanto de alumnos como de docentes y las interacciones que entre ellos se establecen.[1]

Una revisión sistemática de 148 informes de 41 países examina el impacto del tamaño de las aulas sobre el rendimiento académico. Los resultados obtenidos sugieren que una reducción en el tamaño de la clase mejora la comprensión lectora, aunque de forma leve. Por su parte, no existe un efecto significativo sobre el rendimiento en matemáticas, incluso puede existir un impacto no deseable sobre algunos estudiantes. Dado lo costoso que resulta reducir el tamaño de las aulas, es fundamental hacer más estudios que permitan realizar una mejor asignación de los recursos financieros.[4]

Antigua clase en España (principios s.XX)

Aula al aire libre en Ghana

Clase taller

Aula con diferentes formatos de mesas y equipos audiovisuales

Aula infantil con ordenadores

Aula de electrónica, 1979

Laboratorio de música

2. Real Academia Española, RAE. http://dle.rae.es/?id=4OCO4gi. Consultado el 19/10/2017



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