Samaria fue una antigua ciudad de la región de Samaria (Israel).
Fue la capital del Reino de Israel en el siglo IX y VII a. C. Las ruinas de la ciudad se encuentran en las montañas de Samaria.
Shomron (literalmente ‘torre de vigilancia’) se encuentra en el corazón de las montañas de Israel, a pocos kilómetros al noroeste de Siquem, y adyacente a la ciudad de Sebastia. La colina de Samaria es una elevación alargada, con laderas empinadas aunque no inaccesibles, y una parte superior plana. Según la Historia hebrea, Omri ―que fue rey de Israel hacia el 870 a. C.― le compró esta colina a su propietario, Shemer, por dos talentos de plata. El rey hizo que su gente se mudara desde su villa capital Tirsa e hizo construir un nuevo pueblo en la amplia cumbre de la colina y le dio el nombre de Shomeron, es decir, Samaria (1 Reyes 16:24). El sitio poseía muchas ventajas. Omrí residió aquí durante los últimos seis años de su reinado.
Como resultado de una guerra fracasada con Siria, Omrí parece haber sido obligado a conceder a los sirios el derecho a «tomar» las calles en Samaria (probablemente el permiso a los comerciantes sirios para llevar a cabo su comercio en la capital israelita). Esto implicó la coexistencia de los israelitas con una considerable población siria.
Samaria fue sitiada con frecuencia. En los días del rey Ajab, Ben Hadad II atacó las laderas con treinta y dos reyes vasallos, pero fue derrotado con una gran masacre (1 Reyes 20:1-21). El ejército de Ajab, en comparación con el de Ben Hadad, no era más que «dos pequeñas bandadas de niños»
El siguiente año volvió a atacar junto con Joram de Israel, pero una vez más fue derrotado totalmente y se vio obligado a rendirse a Ajab (1 Reyes 20:28-34).
La fortificación fue desmantelada durante la destrucción de la ciudad por Juan Hircano (164-104 a. C.) en el año 108 a. C.. Las huellas de la destrucción causada por Hircano fueron encontradas por los arqueólogos, pero la ciudad fue repoblada aparentemente bajo Alejandro Yanai (125-76 a. C.), hijo de Hircano. En el año 63 a. C., Samaria fue anexada a la provincia romana de Siria.
En el año 30 a. C., el emperador Augusto (63 a. C.-14 d. C.) le otorgó esta ciudad a Herodes el Grande, quien le cambió el nombre de Samaria a Sebaste en honor de Augusto, ya que "Sebaste" es la forma femenina del griego Sebastos, que significa Augusto.
Los restos más sobresalientes de este período son:
Al este de la acrópolis, y en un área que hoy une la ciudad antigua con la moderna villa de Sebastia, se encuentra el foro, flanqueado al oeste por una basílica excavada parcialmente. El agua para Sebaste era suministrada por un acueducto subterráneo que la traía desde los manantiales del este hasta la zona del foro. La ciudad estaba rodeada por una muralla de 4 km de circunferencia, con torres que unían las pasarelas en el oeste y el norte.
En el área de la aldea moderna y los campos colindantes se excavaron una serie de mausoleos con sarcófagos adornados.
En el siglo II d. C., la ciudad se convirtió en colonia y después Septimio Severo la hizo reconstruir, sin ningún cambio importante.
Samaria está relacionada con Juan el Bautista, personaje de la Biblia cristiana, cuyo cuerpo decapitado se cree que fue enterrado allí.[cita requerida] Una pequeña basílica, construida en el siglo V, fue excavada en la ladera sur de la Acrópolis. Se cree que ese templo fue el lugar de enterramiento de la cabeza de Juan el Bautista. Un monasterio fue añadido a la misma en una fecha posterior.
En el siglo XII se construyó una catedral latina también dedicada a Juan el Bautista al este del foro romano y de elementos combinados de la muralla de la ciudad del período romano. Más tarde se convirtió en la mezquita del pueblo de Sebaste, la mezquita de Nabi Yahia (Profeta Juan), manteniendo la tradición cristiana.
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