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San Julián de Musques



Muskiz visto desde Gallarta.

Extensión del municipio en la provincia.

Musques (en euskera y oficialmente, Muskiz; antiguamente conocida como San Julián de Musques[3]​) es un municipio del territorio histórico de Vizcaya, País Vasco (España). Forma parte de la comarca del Gran Bilbao y de la subcomarca de la Zona Minera. Sin embargo, desde una perspectiva histórica, el antiguo concejo formó parte del Valle de Somorrostro, entidad desaparecida en 1805 y que constituía una de las diez repúblicas en las que se dividían Las Encartaciones a diferencia de la Tierra Llana de Vizcaya.

El municipio, ubicado en el punto más occidental de la costa vizcaína, limita por el norte con el mar Cantábrico, por el sur con Galdames y por el este con Abanto y Ciérvana y Ciérvana, todos ellos municipios de Vizcaya. Por el oeste linda con Castro Urdiales, municipio perteneciente a la comunidad autónoma uniprovincial de Cantabria.

El municipio se enclava en el valle del río Mayor o Barbadún que desemboca en el mar Cantábrico a su paso por el barrio de Pobeña (perteneciente a Muskiz).

Entre los montes de Musques, el Pico Mello alcanza la máxima altura (626 m) en el sur del municipio. Otros picos importantes son Peña Corbera (361 m), Pico Carrascal (269 m), Pico Ramos (229 m) y Janeo (203 m).

En el municipio se localiza un espacio natural protegido, la Ría del Barbadún, designada ZEC (Zona de Especial Conservación) en la Red Natura 2000.[4]

Forman el municipio varios núcleos de población:

Nota aclaratoria: San Julián de Musques fue la antigua capitalidad del concejo y origen del nombre de la localidad.

En el siglo I el geógrafo romano Plinio el Viejo escribió en su Historia Natural que de todos los metales la más larga vena es la de hierro. En la parte de Cantabria que baña el mar, hay un monte asperísimamente alto, todo de esta materia, cosa increíble. La interpretación más plausible de este texto es que los romanos conocieran perfectamente la existencia de la enorme veta de mineral de hierro del monte Triano que se extendía por la actualmente denominada Zona Minera de Vizcaya, entre Baracaldo y Somorrostro.

Pese a esta referencia bibliográfica y a que existe certeza de que los romanos explotaron ya las minas de hierro de la zona y a la presencia en las cercanías de una colonia romana, la de Flavióbriga (Castro-Urdiales), existen escasas evidencias de presencia romana en la ría del Barbadún y en el territorio de Somorrostro.

Hasta el s. IX hay un gran vacío documental.[6]​ En la crónica de Alfonso III (c. 880) se informa que su antecesor Alfonso I repobló Carranza y Sopuerta. El primer documento escrito en el que se cita al valle de Somorrostro, del que Musques es sólo una parte, está fechado en 1068. Al parecer el proceso de aculturación romano no llegó a cambiar los usos y las costumbres de la población indígena gentilicia, que siguió explotando los recursos agrícolas y ganaderos de unos dominios mal definidos territorialmente.

Con la difusión del cristianismo aparece un nuevo elemento de referencia económico y social: la iglesia. Las iglesias se generalizan a partir del s. XI y entre las más antiguas de la zona hay que señalar las de Santa M.ª de Pobeña y la de la Cerrada de Ranes, en Cardeo (Ciérvana). En el s. XIII Diego López de Haro, el bueno, señor de Vizcaya, donará en 1212 a Sancho Ortiz Marroquín de Montehermoso varias iglesias del valle de Somorrostro. Entre ellas, el patronato sobre la iglesia de San Julián de Musques y el derecho de aduana sobre los minerales que salían a través de la ría de Barbadún a Sancho Ortiz Marroquín.

Así, la aparición de Musques en la historia se produce en la Edad Media cuando se erige la parroquia de San Julián de Musques, en torno a cuya jurisdicción se creará el concejo de San Julián de Musques. No obstante, hasta el siglo XX se seguirá empleando indistintamente San Julián de Musques o, por asociación o erróneo conocimiento toponímico, Somorrostro para designar al término municipal de Musques.

En este sentido, el actual municipio de Musques era antiguamente parte del denominado Valle de Somorrostro de Las Encartaciones, que estaba dividido en siete concejos y en dos partes: la más occidental o de los cuatro concejos y la más oriental o de los tres concejos. San Julián de Musques era sólo uno de los cuatro concejos de Somorrostro, siendo además el más occidental de todos ellos, ya en el límite del Señorío de Vizcaya.

En su origen, Musques fue una tierra de señores feudales y casas-torre. En el s. XIV, gracias a Lope García de Salazar, tenemos información sobre los acontecimientos de la Bizkaia bajomedieval pues en su libro “Bienandanzas e Fortunas” se recogen los hechos más destacados de aquellos conflictos entre bandos. La familia Salazar, a la que pertenecía el cronista, ostentó el control del valle de Somorrostro desde el Castillo de Muñatones. Esta familia se estableció en Musques al emparentar, hacia 1256, con la de Muñatones. Al igual que otros parientes mayores, esta familia era propietaria de tierras y hombres, gozaba de rentas, disfrutaba de exención tributaria y sometía a su autoridad a los habitantes de la zona de influencia.

La proliferación de torres en Musques está determinada por el asentamiento de los Salazar en Muñatones, quienes, controlando el territorio desde su solar, instalan a sus parientes en los diferentes barrios del municipio: Pobeña, Montaño, Memerea, San Julián, Santelices, La Rigada. Estas casas torre eran auténticos centros de explotación y administración de los recursos del entorno. La construcción más significativa de aquel período es el castillo de Muñatones.

El castillo de Muñatones, en la vega del Barbadún, fue construido por Juan López de Salazar hacia 1260. Esta casa-torre sería reedificada en el siglo XV y aún hoy en día se conserva en buen estado. Otro miembro de la familia, Lope García de Salazar escribiría estando preso en este mismo castillo la obra Bienandanzas y Fortunas, que relata las guerras banderizas medievales en Vizcaya. El mayorazgo personal de Lope García de Salazar en Musques eran sus torres de San Martín de Muñatones y Santelices, la ferrería de El Pobal y de El Arenao, esta última en Galdames, y las aceñas de la Puente y Fresnedo. Aparte de estos beneficios, cobraba rentas adicionales, provenientes del tráfico del mineral de hierro (70.000 maravedíes anuales), el prebostazgo de la villa de Portugalete y los peajes de los puertos de San Martín en Musques (hoy desaparecido) y Portugalete.

Además de los Salazar, otros linajes banderizos edificaron sus casa-torre en el territorio de Musques: los Salcedo, Marroquines, Puchetas, Santelices o Bañales. La tradición cuenta que llegó a haber 17 casas-torre en el territorio de Somorrostro distribuidas por los numerosos barrios y lugares de población del municipio.

En el siglo XVI la industria siderúrgica se transforma gracias a la implantación de la fuerza hidráulica y a la utilización del martinete. El mineral de las ferrerías vizcaínas procedía del valle de Somorrostro, de donde era transportado por vía marítima o terrestre. La importancia del mar y del río es fundamental para el concejo ya que además sirven para transportar alimentos. Muchos vecinos de Musques se dedican en este momento a la construcción naval y a actividades marineras: marineros, pilotos, mareantes. La cofradía de San Nicolás agrupaba al gremio de mareantes.

En el siglo XVII, gracias a la actividad comercial relacionada con el hierro, algunas familias acrecentaron su patrimonio. D. Simón de la Quadra llegó a poseer dos ferrerías (El Pobal y Bilotxi), adquirió terrenos y repobló bosques. Gracias a sus negocios se convirtió en el hombre más poderoso del concejo, trasladando el centro de poder de San Martín de Muñatones a su residencia “La Puente”, junto al viejo astillero de San Juan. El concejo estaba dividido en 5 cuadrillas o regimientos: La Rigada, El Valle, Memerea, Musques y Pobeña, gobernadas por regidores que se reunían en junta en el puesto de El Crucero.

Podemos considerar al XVIII como el siglo de oro del Concejo. La entrada de los Borbones favoreció la llegada al poder de una nueva clase burocrática que con el tiempo llegó a ennoblecerse. Un representante de esta burocracia es D. Sebastián de la Quadra y Llarena, quien bajo el reinado de Felipe V, ostentó el cargo de “Secretario de Despacho Universal de Estado” (1736-1746). Como reconocimiento a sus servicios el rey concedió el título de primer Marqués de Villarías. Desde su privilegiada posición favoreció los intereses familiares, llevando su postura a enfrentar a las Encartaciones con el Señorío de Vizcaya por el control sobre el transporte y la venta de hierro.

La población del Concejo rondaría entre los 900 y 1000 habitantes. Las principales ocupaciones económicas eran las relacionadas con el mineral de hierro (ferrones, carboneros, rementeros, carreteros) cuyo punto de referencia eran las ferrerías (Bilotxi, el Pobal…) y el transporte marítimo, con centro en Pobeña, en donde se asientan y enriquecen familias dedicadas al comercio. Gracias a este comercio se acumuló el capital necesario para la construcción de casas palaciegas. La situación económica favorable también se refleja en las obras de infraestructura urbana: construcción de un nuevo puente, nuevas iglesias de San Juan (por dos veces) y Pobeña.

Dos son los acontecimientos más relevantes del siglo XIX en la historia de Musques: el desarrollo de las guerras carlistas, con los consiguientes cambios administrativos y jurídicos, y el “boom” minero que cambió por completo la fisonomía del pueblo. A la victoria de los liberales en la Primera guerra Carlista le sucedieron una serie de cambios en la legislación que afectaron a la administración del valle de Somorrostro. Así, en 1841 se promulgó la “Ley de Ayuntamientos del Reino” que supuso la constitución de nuevos ayuntamientos en los anteriores concejos del valle, surgiendo el de San Julián de Musques. La inestabilidad política del estado desencadenó una nueva guerra a partir de 1873. Musques y Abanto fueron escenario de grandes batallas pues tanto carlistas como liberales consideraban su control fundamental para dominar Bilbao. Hasta tres veces se enfrentaron las tropas entre sí en lo que se conocen como las batallas de Somorrostro. La población civil sufrió los embates de la guerra, pues entre otras acciones se decidió el bombardeo de San Juan. La Proclama de Somorrostro (13-III-1876) preconizó la nueva unidad constitucional de España (fijada en la Constitución de junio de ese año) y supuso la abolición del foralismo vasco.

En la economía, sería crucial la presencia del mineral de hierro. Hasta mediados del XIX la propiedad de las minas era comunal, siendo los naturales de las Encartaciones libres de arrancar mineral donde y cuando quisiesen, siempre que no perjudicasen a un tercero. Este marco legislativo propició la multiplicación de explotaciones, que eran abandonadas cuando surgían las primeras dificultades de extracción. Por proximidad geográfica y privilegios la extracción de hierro era realizada sobre todo por los vecinos de los siete concejos de Somorrostro.

La abolición foral permitiendo la extracción y exportación del hierro en bruto, la localización geográfica del mineral, que favorecía su transporte por mar, y los adelantos técnicos favorecieron el desarrollo de una explotación intensa de las minas. Los capitales autóctonos y foráneos confluyen en busca de un alto y rápido beneficio. En 1859 se tiene constancia de la primera mina del pueblo, y a partir de 1868 cuatro más. Musques, con Bilbao, cuenta con el mayor número de propietarios extranjeros (Alfred Edwards, Triano Iron Ore, Mac Lennan, etc). Paralelamente al cambio de legislación y apropiación de las minas Musques fue transformándose: se construyen ferrocarriles, planos inclinados, lavaderos de mineral o tranvías aéreos para el transporte del mineral.

La intensificación de la explotación minera, sobre todo desde finales de las guerras carlistas, generó una intensa inmigración. El crecimiento desmesurado de la población, la falta de una infraestructura mínima, las pésimas condiciones higiénicas y las injustas condiciones laborales favorecieron la aparición de un descontento social que se canalizó y organizó a través de las sindicatos y partidos políticos.

Fiesta Patronal de Musques: San Juan Bautista (24 de junio). Día Festivo.

Calendario festivo de los barrios:

Líneas Bizkaibus:

Otras líneas:

Renfe Cercanías Bilbao



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