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San Marcial del Rubicón



San Marcial del Rubicón fue el segundo obispado de las Islas Canarias (tras el obispado de Telde) aunque el primero con plena jurisdicción eclesiástica. Situado en la isla de Lanzarote, llamado Ribiscense (o Rubicense) y posteriormente trasladado a Gran Canaria, a Las Palmas de Gran Canaria denominándose entonces Diócesis Canariense-Rubicense[1]​ (también conocida actualmente como Diócesis de Canarias o Diócesis Canariensis) que en la actualidad comprende las islas de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote, en la provincia de Las Palmas.

El patrono histórico de la diócesis de san Marcial del Rubicón fue precisamente San Marcial de Limoges, que actualmente es considerado compatrono de la Diócesis de Canarias.[2]​ Desde 1914 esta diócesis tiene por patrona principal a la Virgen del Pino, y desde 1951 su compatrono es san Antonio María Claret (conjuntamente con san Marcial).

En la Costa del Rubicón en el sur de Lanzarote estuvo por lo tanto, la primera catedral erigida en Canarias, gracias a una Bula del papa Benedicto XIII llamada Romanus Pontifex.[3]​ El nombre Rubicón deriva del latín rubico, estar rojo, debido a la existencia en esta costa de un volcán de color rojizo, la Montaña Roja, visible desde el mar. La fundación del obispado se produce con los primeros asentamientos normandos de la expedición de Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle en 1402 con vasallaje a Enrique III de Castilla, debido a la existencia de buenos fondeaderos, pozos de agua salobre y la posibilidad de cazar focas monje en la cercana Isla de Lobos.

En 1424 el papa Martín V erigió en Betancuria el efímero Obispado de Fuerteventura, el cual englobó a todas las Islas Canarias excepto la isla de Lanzarote.[4]​ El origen del obispado de Fuerteventura está directamente relacionado con los sucesos acaecidos tras el Cisma de Occidente (13781417). Puesto que el entonces obispo de san Marcial del Rubicón, fray Mendo de Viedma era partidario del papado de Benedicto XIII (quién creó la diócesis del Rubicón y quién sería considerado antipapa), el papa Martín V creó la diócesis de Fuerteventura y excluyó a la de san Marcial del Rubicón de dicha jurisdicción. Por esta razón, todas las islas Canarias se integraron por mandato papal en el obispado de Fuerteventura menos la isla de Lanzarote. Posteriormente, la sede del Rubicón se reintegró en el papado oficial y el obispado de Fuerteventura fue abolido apenas siete años después de haber sido creado en 1431.[5]

Más tarde, el obispado de san Marcial del Rubicón sería trasladado a Las Palmas de Gran Canaria en 1483, debido a que Lanzarote estaba muy expuesta a asaltos de piratas y estaba poco poblada. Por esta razón el papa Eugenio IV autoriza el traslado a la isla de Gran Canaria que acabada de ser conquistada. El nombre de la diócesis fue modificado pasando a llamarse Diócesis Canariense-Rubicense, también conocida actualmente como Diócesis de Canarias.[6]​ Desde 1819 esta diócesis engloba la mitad oriental del archipiélago,[6]​ pues ese año sería creada la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna a instancias del papa Pio VII y que rige hoy la mitad occidental de Canarias.[6]

En la actualidad, en El Rubicón de Lanzarote cerca del lugar en donde se fundó este obispado, concretamente en el pueblo de Femés, está la Ermita de San Marcial de Limoges, patrono de Lanzarote y compatrono de la diócesis de Canarias.

Recientemente ha surgido entre la sociedad lanzaroteña el deseo de recuperar la sede diocesana de san Marcial del Rubicón.[7][8]

Desde 1483 el obispado se traslada a Las Palmas de Gran Canaria.

Aparte de éste de san Marcial del Rubicón, en total han existido tres obispados más en la Historia de Canarias:



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