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Diócesis de San Cristóbal de La Laguna



La diócesis de San Cristóbal de La Laguna, también conocida como diócesis Nivariense o diócesis de Tenerife (en latín, Dioecesis Sancti Christophori de Laguna o Dioecesis Nivariensis) es una circunscripción eclesiástica de la Iglesia católica en España. Pertenece a la provincia eclesiástica de Sevilla, con sede en la archidiócesis de Sevilla.

La jurisdicción de la diócesis comprende las islas canarias de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro, en la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

La sede episcopal de San Cristóbal de La Laguna fue establecida el 1 de febrero de 1819.

El actual obispo diocesano, monseñor Bernardo Álvarez Afonso, fue nombrado el 29 de junio de 2005 y tomó posesión de la diócesis el 4 de septiembre siguiente. La sede titular del obispo es la catedral de Nuestra Señora de Los Remedios, más conocida popularmente como la «Catedral de San Cristóbal de La Laguna».

La diócesis cuenta con 312 parroquias, abarca unos 3381 km² en los que habitan unas 1 014 829 personas, de las cuales 892 000 son católicas, o sea el 87,9% de la población,[1]​ que son atendidas por 255 sacerdotes.[1]

Para formar a los seminaristas, el obispado cuenta con un seminario diocesano. La patrona de la diócesis es la Virgen de Los Remedios.[2][3]​ Los compatrones de la diócesis son: San Fernando Rey[3]​ y Santa Isabel de Portugal.[3]​ La patrona de las Islas Canarias es la Virgen de Candelaria cuyo santuario también se encuentra en esta diócesis.[2]​ La ciudad de San Cristóbal de La Laguna fue sede de la Capitanía General de Canarias[4]​ y actualmente Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

La llegada del cristianismo a las islas occidentales de Canarias tuvo lugar (como en las islas orientales) antes de la conquista total del archipiélago y su incorporación a la Corona de Castilla que tuvo lugar en 1496 con la conquista de la isla de Tenerife. La cristianización básicamente estuvo motivada como preparación para la posterior conquista.[5]

De esta labor se ocuparon los frailes misioneros normandos y después catalanes y mallorquines (sobre todo franciscanos y dominicos) que se asentaron primero en las islas orientales en donde incluso fundaron obispados y desde donde comenzaron a evangelizar a las occidentales.[5]​ Estos, (al igual que ocurrirá más tarde en América) acompañaban a los conquistadores en su misión de convertir y catequizar a los aborígenes canarios, que al igual que otros pueblos antiguos tenían su propia religión. Esta era esencialmente de tipo animista (consideraban sagrados ciertos fenómenos naturales), pero también politeísta pues tenían una gran cantidad de dioses. Quizás en este respecto, destaca la cristianización emprendida entre los guanches por el fraile y misionero Fray Alfonso de Bolaños, apodado el «Apóstol de Tenerife», aproximadamente 30 años antes de la conquista de la misma.

Tras la conquista estos cultos serían erradicados o sincretizados, y sustituidos por la religión católica. La presencia de elementos cristianos en las islas occidentales de Canarias en esta época anterior a la conquista es un hecho palpable, ejemplo de ello es la presencia en dos de estas islas de imágenes marianas que alcanzarían gran notoriedad en todo el conjunto del archipiélago: La Virgen de Candelaria en Tenerife (patrona de las Islas Canarias) y la Virgen de las Nieves (patrona de La Palma).[5]​ Cuando tuvo lugar la conquista de estas islas (y por lo tanto la conquista definitiva del archipiélago) los conquistadores observaron como los aborígenes de ambas islas ya veneraban a la Virgen María a través de estas dos advocaciones. Se cree que estas imágenes habrían sido llevadas a estas islas por misioneros mallorquines o catalanes un siglo antes, siendo veneradas por los aborígenes desde entonces.

Recientemente en Tenerife fue hallada una cruz cristiana grabada en la roca y orientada al sol, en un yacimiento guanche en el municipio de Buenavista del Norte. Este símbolo fue encontrado en un megalito utilizado para rituales de fecundidad y como calendario solar. Dicho hallazgo pone de relieve el supuesto conocimiento que los aborígenes tenían del cristianismo.[6]

Los orígenes de crear una diócesis con sede en Tenerife tiene su inicio desde poco después de la conquista de Canarias, pues fue el mismo Alonso Fernández de Lugo (conquistador de Tenerife) quién en 1513 pidió a la Corte que la isla de Tenerife tuviera una sede episcopal,[7]​ instando para ello a trasladar la sede diocesana de Canarias de Las Palmas de Gran Canaria a San Cristóbal de La Laguna.[8]

Al poco tiempo tras la conquista de Canarias, Tenerife se convirtió rápidamente en la isla más poblada del archipiélago y San Cristóbal de La Laguna en el núcleo urbano más importante de Canarias.[8]​ Fernández de Lugo, que había recibido el título de «Primer Adelantado de las Islas Canarias» por parte de los Reyes de España deseaba pues, elevar el rango eclesiástico de la Villa de San Cristóbal de La Laguna, ciudad por él fundada y en donde se situaba su residencia.[9]

En ese momento, estaba aún reciente el traslado de la sede episcopal canaria al Real de Las Palmas en la isla de Gran Canaria, sede que inicialmente se encontraba en San Marcial del Rubicón en el sur de la isla de Lanzarote (por haber sido esta la primera isla conquistada). Sin embargo la idea del traslado de la sede episcopal a La Laguna no prosperó.[7]​ Los motivos de la negativa se basaron básicamente en el hecho de que ya se había comenzado a construir y ampliar la nueva Catedral de Santa Ana en Las Palmas y la oligarquía grancanaria deseaba tener cierta estabilidad e independencia de las autoridades gobernantes de Canarias que tenían su sede en La Laguna.[9]

Poco después, se intentó compartir la sede diocesana entre Las Palmas y La Laguna pero tampoco prosperó dicha idea. En 1515 el entonces único ayuntamiento de Tenerife (con Fernández de Lugo a la cabeza) aprovechó el acto de fundación de la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios (actual Catedral) para reiterar a la Corte la necesidad de residencia en Tenerife de parte de los miembros del Cabildo Catedral de Canarias, que tenían su sede en Las Palmas de Gran Canaria.[7]​ El Cabildo dirigió el 22 de julio de 1515 a la reina Juana un escrito entre cuyos capítulos demandaba la división del Coro Catedral entre Las Palmas y La Laguna. La petición se fundaba "en concordancia con lo solicitado por sus correligionarios tres siglos más tarde, por ser la isla de Tenerife la más fértil, la mayor del Archipiélago, el elevado número de vecinos y sus importantes expectativas económicas".[7]​ El 19 de noviembre de 1517 el ayuntamiento volvió a remitir a la Corte un escrito en similares términos donde se ratificaban en la decisión anterior, el cual no alcanzó ninguna respuesta positiva.[7]​ Posteriormente, las peticiones de creación de una diócesis establecía que su jurisdicción debía abarcar las islas occidentales de Canarias.

En los siglos XVI, XVII y XVIII habrá un gran auge de la vida contemplativa y religiosa. Es en esta época cuando nacen en Tenerife los dos santos canarios: Pedro de San José Betancur y José de Anchieta. Los cuales son considerados dos de los más grandes misioneros que han existido en el continente americano. El primero nació en Vilaflor en el sur de la isla, fue misionero en Guatemala y fundador de la Orden de los Betlemitas (la primera orden religiosa nacida en el continente americano). El segundo nacido en San Cristóbal de La Laguna fue misionero en Brasil, y fue el fundador de São Paulo y uno de los fundadores de Río de Janeiro. Otra personalidad religiosa destacada nacida también en esta época es la religiosa con fama de santa Sor María de Jesús de León y Delgado (La Siervita), nacida en El Sauzal y cuyo cuerpo permanece incorrupto.

En 1783 se volvió a pedir la erección de una diócesis en La Laguna que englobara a las islas occidentales de Canarias, que fue tomado con gran recelo por parte de los miembros del Cabildo Catedral y el obispo, impidiéndolo las instituciones eclesiásticas con sede en Gran Canaria.[7]​ Finalmente se decidió nombrar un obispo auxiliar en Tenerife, Vicente Román y Linares, obispo titular de Dausara in partibus infidelium. Sin embargo, la oligarquía tinerfeña siguió presionando para conseguir la participación, promulgada el 21 de diciembre de 1819 por Román de Linares, que estuvo al frente de ella hasta el nombramiento del primer obispo titular, en 1824.[7]​ Una de las razones fundamentales que justificaba la creación de una nueva diócesis se debía al hecho de que se consideraba que las islas occidentales de Canarias no estaban lo suficientemente bien atendidas pastoralmente.[7]

En 1818, el clero y las autoridades de Tenerife solicitan de nuevo la creación de la diócesis a la Santa Sede (en esta ocasión con apoyo del Rey Fernando VII de España) en un documento llamado Instrucción de la Cámara de Castilla, teniendo respuesta favorable del Papa Pío VII.[10]​ El 1 de febrero de 1819 una bula papal titulada In cathedra illius, aprobaba la división del obispado de Canarias en dos diócesis.[7]​ Finalmente, entre febrero y diciembre de 1819 se crea esta diócesis, ya que anteriormente la diócesis de Canarias era la que administraba todo el Archipiélago. La bula de la creación de la diócesis fue firmada mientras el Papa se encontraba en el Palacio del Quirinal en Roma, junto a la Basílica de Santa María la Mayor.[11]

En este cometido de lograr la creación de la diócesis de Tenerife, tuvo un papel importante el presbítero lagunero Cristóbal Bencomo y Rodríguez, confesor del Rey Fernando VII[12]​ y Arzobispo titular de Heraclea.[12]

El papa Pío VII al establecer la diócesis determina en dicha Bula aspectos fundamentales de la organización de la misma; que la sede catedral sea la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios de San Cristóbal de La Laguna,[3]​ que la diócesis esté formada por las cuatro islas occidentales de Canarias (El Hierro, La Palma, La Gomera y Tenerife),[3]​ que el nombre oficial de la diócesis sea el mismo que el de la ciudad en donde está su sede,[3]​ que los documentos concernientes a la diócesis Nivariense depositados en la secretaria de la curia de Las Palmas de Gran Canaria deban ser trasladados al nuevo obispado,[3]​ que la nueva diócesis y su catedral sean sufragáneas de la archidiócesis de Sevilla,[3]​ y que el patronazgo de la nueva diócesis queda establecido de la siguiente manera: La Virgen de los Remedios como patrona principal de la catedral y del obispado, y San Fernando Rey y Santa Isabel de Portugal como compatronos de los mismos.[3]

El 21 de diciembre de 1819 tuvo lugar la solemne consagración de la parroquia de los Remedios como catedral de la diócesis y se instituyó el Cabildo Eclesiástico a cargo del obispo Don Vicente Román y Linares. A partir de ese momento, la diócesis de Tenerife comenzó a existir de forma independiente propiamente dicha.[13]​ Sin embargo la diócesis no gozó de una estabilidad plena durante las primeras décadas de su existencia.

Como consecuencia del Concordato de 1851 se declara sede vacante tras el traslado del obispo D. Luis Folgueras y Sión como arzobispo de Granada. Este concordato pretendía homologar la jurisdicción civil y eclesiástica nombrando un obispo por provincia.[14]​ Puesto que en ese momento solo existía una provincia para todo el archipiélago canario, la provincia de Canarias con capital en Santa Cruz de Tenerife, se da preferencia a la conservación de la diócesis de Canarias por ser la más antigua de las dos diócesis del archipiélago.

Este nuevo Concordato establecía la supresión de varias diócesis españolas que habían sido creadas en épocas recientes a la firma de dicho Concordato. Estas diócesis se anexionaron a los obispados de los que se habían escindido o a los más cercanos geográficamente, entre ellas la diócesis de San Cristóbal de La Laguna que debía ser anexionada a la diócesis de Canarias, como también sucedería en otras partes de España, otro ejemplo del cual fue el la diócesis de Ibiza, la cual se incluyó dentro de la diócesis de Mallorca hasta que se separó de ésta en 1949.

Sin embargo, contra lo previsto en el Concordato, se siguieron nombrando vicarios capitulares y/o administradores apostólicos en vez de nombrar un obispo auxiliar del de la diócesis de Canarias, por lo cual nunca se realizó una agregación total a esta diócesis sino que más bien se suprimió la dotación para el obispado de Tenerife.[15]​ El Cabildo Catedral de Canarias se posicionó en contra de la resolución del Concordato, defendiendo la independencia de la diócesis de Tenerife.[8]​ También el Cardenal Judas Tadeo José Romo y Gamboa, arzobispo de Sevilla que había sido también obispo de la diócesis de Canarias se mantuvo a favor de mantener las dos diócesis.[8]​ En el resto de España también se alzaron voces descontentas con la supresión del obispado de Tenerife, entre ellas el obispo de la diócesis de Osma-Soria, Monseñor Vicente Horcos San Martín.[14]

En el reinado de Alfonso XIII, restauradas las relaciones entre España y la Santa Sede, se procede al cumplimiento del Concordato de 1851, pero habiendo sido transformada la diócesis de Ciudad Real en Priorato de Órdenes Militares, la Santa Sede exige que se mantenga una de las diócesis condenadas a desaparecer, y la bula Ad Apostolicam de 1875 declara que "no se llevará a efecto,.... la unión de la diócesis de Tenerife con la de Canarias" y que "No tendrá efecto el nombramiento de Obispo Auxiliar para Tenerife". Por este motivo establece la conservación y restablecimiento de la diócesis de Tenerife. Tras varios intentos fallidos de nombrar obispo, resulta nombrado D. Ildefonso Joaquín Infante y Macías en 1877.

En 1959 nació en esta diócesis la fundación Misioneras y Misioneros Identes, compuesto por religiosos y religiosas, así como misioneros seculares, solteros o casados.

El 23 de enero de 2006 un incendio acabó con el Palacio de la familia Salazar de Frías (Condes del Valle de Salazar, actualmente San Andrés) que hasta el momento era la sede episcopal. Era un edificio del siglo XVII, aunque hasta finales del XIX no fue residencia del obispo. En 2009 fue totalmente reconstruido.

El día 31 de enero de 2010, la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén formado por los Caballeros de la Sección de Canarias y de la archidiócesis de Sevilla, ubicaron su sede para toda Canarias en la Iglesia de Los Dolores de La Laguna. Actualmente la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén se encuentra también establecida en más de 48 países.[16]

La diócesis Nivariense está dirigida por el obispo diocesano que se encarga de dirigir y administrar la misma.

Monseñor Bernardo Álvarez Afonso, actual obispo diocesano, fue nombrado el 29 de junio de 2005 y tomó posesión de la diócesis el 4 de septiembre siguiente, el mismo día de su consagración episcopal. Además, funge como obispo emérito monseñor Damián Iguacen Borau.

El 1 de febrero de 1819 se creó la diócesis de San Cristóbal de La Laguna. La sede episcopal ha estado gobernada por 12 prelados, los cuales son:

Hasta la fecha, Luis Antonio Folgueras y Sión ha sido el obispo que más tiempo ha ocupado la cátedra episcopal, con 24 años de servicio pastoral.

La diócesis de San Cristóbal de La Laguna está situada en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, en las Islas Canarias. Geográficamente, el archipiélago canario se encuentra en la costa oeste de África, las islas que abarca el obispado se encuentran en la zona occidental del archipiélago, rodeadas todas ellas por el océano Atlántico. La jurisdicción del obispado abarca aproximadamente 3381 km²,[1]​ que comprende el territorio de 54 municipios repartidos entre las islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.[17]​ En la diócesis habitan unas 1 014 829 personas, de las cuales 892 000 son católicas, o sea el 87,9% de la población.[1]​ La diócesis cuenta con 312 parroquias, que son atendidas por 255 sacerdotes.[1]

La diócesis limita eclesiásticamente únicamente por el este, con la diócesis de Canarias. La ciudad de San Cristóbal de La Laguna, cuyo nombre asume el obispado, es la capital diocesana, y como tal, alberga la curia y la catedral. La cátedra episcopal está en la catedral de Nuestra Señora de Los Remedios. La residencia del obispo se encuentra en la Casa Salazar.

La provincia eclesiástica de Sevilla está formada por la archidiócesis de Sevilla -que es la sede metropolitana- y las diócesis sufragáneas de Canarias, San Cristóbal de La Laguna, Cádiz y Ceuta, Córdoba, Huelva y Asidonia-Jerez. Además, el arzobispo de Sevilla es el metropolitano de la provincia y tiene autoridad muy limitada sobre las diócesis sufragáneas.[18]

Actualmente, la provincia tiene alrededor de 1.475 parroquias, abarca unos 53.030 km² en donde habitan aproximadamente 6.699.853 de personas de los cuales 6.167.979 son católicos, o sea el 92,71% de la población.

Para efectos de su organización interna y la provisión de los servicios pastorales a los fieles, la diócesis está dividida en 17 arciprestazgos, a cuyo frente se encuentra un arcipreste que se encarga de administrarlo, atender las peticiones del clero y velar del cuidado del culto. Los arciprestazgos están repartidos entre las distintas islas:[25]

En la isla de Tenerife:

En la isla de La Palma:

Las islas de La Gomera y El Hierro tienen un arciprestazgo cada una para todo el territorio insular:

Para atender las aspiraciones al ministerio presbiteral, el obispado cuenta con un centro de formación sacerdotal:

El Seminario Diocesano de Tenerife fue creado por el obispo Ildefonso Joaquín Infante y Macías, el 21 de septiembre de 1877. Dicho Seminario inició sus tareas de formación de los primeros 54 seminaristas en el antiguo convento de Dominicos.[15]

Posteriormente, con la llegada del obispo Luis Franco Cascón se inicia el proyecto de construcción de un nuevo Seminario, con el movimiento de tierras el 12 de octubre de 1964 y celebrándose el acto de bendición y colocación de la primera piedra el 1 de mayo de 1965.[26]​ Para recaudar fondos para este proyecto se realizaron diversas actividades tanto pastorales como populares, entre estas destaca la peregrinación que el obispo Franco Cascón estableció de las cuatro patronas insulares de la diócesis en un recorrido por todos los pueblos de sus respectivas islas.[27]

El edificio del Seminario diocesano fue finalmente inaugurado en 1974 por el obispo Luis Franco Cascón y se encuentra en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, en el Camino Real de la Verdellada número 1. Actualmente el edificio es compartido por otras organizaciones y para otras finalidades, tales como: Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, Residencia Universitaria Santo Tomás de Aquino, Colegio y Centro politécnico.

De acuerdo al Anuario Pontificio 2021 la diócesis tenía a fines de 2020 un total de 915 600 fieles bautizados.

Además, según cifras oficiales, en el curso 2017-18 se formaron 16 seminaristas en el Seminario Mayor diocesano.[28]

La diócesis publica para las parroquias e iglesias una revista mensual denominada Iglesia Nivariense, con referencias a las celebraciones y otros temas de carácter religioso de la diócesis.

Además de la web oficial, la diócesis también cuenta en internet con un portal informativo de noticias referente a acontecimientos de la diócesis llamado Nivariense digital.

La patrona de la diócesis de San Cristóbal de La Laguna es la Virgen de los Remedios.[3]​ Dicho patronazgo fue establecido por el mismo decreto de creación de esta diócesis en 1819 por el papa Pío VII.[3]​ En dicho decreto papal se establece también como compatronos a San Fernando Rey y Santa Isabel de Portugal.[3]​ Por su parte, la Virgen de Candelaria (que se venera también en esta diócesis), es la patrona general de las Islas Canarias.[29],[30],[31],[32],[33]​ Mención especial merece San Cristóbal de Licia, el cual es el santo titular (que no patrón) de la diócesis debido a que esta lleva el nombre de la ciudad, y por lo tanto incluye el nombre de este santo.

El patronazgo de las islas de esta diócesis, es el siguiente:

Igualmente existen en las islas Santos patrones:

El Calendario Litúrgico propio y oficial de la diócesis, aprobado por la Sede Apostólica incluye las siguientes festividades:[41]

Los principales templos de la diócesis de Tenerife se articulan entre diferentes tipos de templos católicos: catedral, basílica, iglesias matrices, reales santuarios, santuarios de patronas insulares, etc:

Lista de las imágenes marianas que han sido coronadas canónicamente en la diócesis Nivariense:

La diócesis de Tenerife cuenta con santos, beatos y venerables de gran devoción popular, entre los que destacan:

En sus 200 años de historia, la diócesis de Tenerife sólo ha celebrado un Sínodo Diocesano Nivariense bajo el lema "Renovación, comunión y misión". La convocatoria del Sínodo se realizó el día 15 de agosto de 1995 en la basílica de Nuestra Señora de la Candelaria. Fue abierto el 31 de mayo de 1998 en la catedral de San Cristóbal de La Laguna y cerrado el 8 de diciembre del año siguiente en la misma catedral. El 2 de febrero de 1999 se firmaron las Constituciones Sinodales en la basílica de Candelaria.[53]

Un Sínodo diocesano (en latín, Synodus dioecesana) es una reunión de carácter irregular del clero y laicos de una iglesia particular convocada por el obispo titular para deliberar sobre asuntos legislativos.



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