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Saneamiento



El saneamiento ambiental básico o sanidad ambiental es el conjunto de acciones técnicas y socioeconómicas de salud pública que tienen por objetivo alcanzar niveles crecientes de salubridad ambiental. Comprende el manejo sanitario del agua potable, las aguas residuales y los vertidos, los residuos sólidos, los residuos orgánicos tales como las excretas y residuos alimenticios, las emisiones a la atmósfera y el comportamiento higiénico que reduce los riesgos para la salud y previene la contaminación.

Tiene por finalidad la promoción y el mejoramiento de condiciones de vida urbana y rural y del medio ambiente que afectan al ser humano.[1]

El uso del término "saneamiento" varía entre ingenieros sanitarios en diferentes países. Por ejemplo, en el Cono Sur, en Bolivia y en el Perú el significado es amplio, como en la definición mencionada arriba. Sin embargo, en otros países de América Latina a veces el uso es más restringido y cubre el alcantarillado sanitario y el tratamiento de aguas negras, sin incluir el abastecimiento en agua potable. En México, el uso técnico es el más restringido y es limitado al tratamiento de aguas negras sin incluir el alcantarillado sanitario. El manejo de residuos sólidos y el comportamiento higiénico a veces son incluidos y a veces no lo son, dependiendo del contexto.

La historia del saneamiento ambiental hace parte del proceso de dominación de la naturaleza por parte de la sociedad.[3]​ La evidencia más temprana de saneamiento urbano se ha visto en Harappa, Mohenjo-Daro y los recientemente descubiertos vestigios antiguos de Rakhigarhi, parte de la cultura del valle del Indo. Dentro de esta ciudad, las casas individuales o grupos de hogares contaban con agua extraída de pozos. Desde una habitación que parece haber sido dejada de lado para el baño, las aguas residuales se dirigían a los desagües cubiertos, que se alineaban en las calles principales.[4]

Durante el Imperio romano la ingeniería sanitaria avanzó en gran medida con obras como los baños públicos, las termas, los acueductos, la evacuación de aguas residuales o la eliminación de desechos. Ciudades romanas y villas romanas como Pompeya y Herculano tenían elementos de sistemas de saneamiento: el suministro de agua en las calles de ciudades y desagües para la recogida y eliminación de aguas residuales de las zonas pobladas - véase, por ejemplo la Cloaca Máxima en el río Tíber en Roma.

Pero apenas hay constancia de otros servicios de saneamiento en la mayoría de Europa hasta la Alta Edad Media. Las condiciones insalubres y hacinamiento fueron generalizadas en toda Europa y Asia durante la Edad Media, lo que periódicamente, provocaba pandemias catastróficas como la peste de Justiniano (541-42) y la Muerte Negra (1347-1351), que mató a decenas de millones de personas y alteró radicalmente la sociedad.[5]​ En la Edad Media, coincidiendo con el apogeo del cristianismo, se observa un retroceso en las normas de higiene y salud pública, con la única excepción de los territorios conquistados por los musulmanes en donde se mantuvieron las normas de higiene.

La malas condiciones socioeconómicas, la falta de alimentos, los grandes movimientos migratorios por motivos bélicos, religiosos y comerciales, unidos a la falta de higiene, dieron lugar a las mayores epidemias de la historia europea. Tampoco durante el Renacimiento, a pesar del florecimiento de las ciencias y las artes, no se produjo ningún avance sanitario digno de mención.

Al inicio de la edad contemporánea se empieza a tomar conciencia sanitaria y a mediados del siglo XIX se inicia realmente la salud pública como filosofía social, práctica administrativa y política de gobierno. De esta forma se concluye que la salud depende en gran medida de las condiciones socioeconómicas y del saneamiento medioambiental. Así se vio que mientras los habitantes de los lugares abandonados y sucios de las ciudades fueran incapaces de valerse por sí mismos y obtener viviendas mejores y más saludables, con aire y luz suficientes, con abastecimiento de agua potable y con sistemas de eliminación de aguas residuales, su salud y fuerza física se verían perjudicadas y sus vidas acortadas por la influencia del medio ambiente exterior. En consecuencia se tomaron medidas para la mejora del saneamiento y se crearon cuerpos sanitarios dedicados a la protección de la salud de las poblaciones.

Las aguas residuales son generadas por residencias, instituciones y locales comerciales e industriales. Estas pueden ser tratadas dentro del sitio en el cual son generadas (por ejemplo: tanques sépticos u otros medios de depuración) o bien pueden ser recogidas y llevadas mediante una red de tuberías - y eventualmente bombas - a una planta de tratamiento municipal. Los esfuerzos para recolectar y tratar las aguas residuales domésticas de la descarga están típicamente sujetas a regulaciones y estándares locales, estatales y federales (regulaciones y controles). A menudo ciertos contaminantes de origen industrial presentes en las aguas residuales requieren procesos de tratamiento especializado.

Residuos que pueden causar problemas de salud incluyen los excrementos de seres humanos y animales, residuos sólidos, aguas residuales domésticas (aguas negras o aguas grises) y desechos industriales y agrícolas. Se pueden hacer formas higiénicas de prevención con soluciones de ingeniería (por ejemplo, alcantarillados sanitarios, depuración de aguas residuales, manejo de escorrentía, manejo de residuos sólidos y manejo de excrementos) y con tecnologías sencillas (por ejemplo, letrinas de hoyo, baños secos, baños secos que desvían orinas, fosas sépticas), o simplemente con cambios en el comportamiento de las personas como mejor higiene de manos. Aportar saneamiento a la gente requiere un abordaje sistémico, frente a uno que sólo se concentre en el inodoro o en el tratamiento de aguas residuales.[6]​ Hace falta la consideración rigurosa de la experiencia del usuario, de los excrementos, de los métodos de recogida de aguas residuales, del transporte de residuos y del tratamiento, reutilización o eliminación de excrementos.[6]

La Eliminación de desechos Sólidos comprende la eliminación de los materiales sólidos o semisólidos que carecen de utilidad y que provienen de las actividades generadas por el ser humano y los animales. Se pueden dividir dicha eliminación en cinco categorías fácilmente diferenciables:

Por lo general, los desechos comerciales y los desechos domésticos suelen ser desechos de tipo orgánico, como el papel, la madera y los productos textiles

Los desechos industriales , mayoritariamente de tipo inorgánico, como son las cenizas, los escombros de la construcción, materiales químicos, pinturas....etc.

Por último los desechos agrícolas suelen ser los más fáciles de eliminar como el estiércol de las vacas y los restos de las podas.

A la hora de seleccionar un método u otro se deben tener en cuenta los criterios económicos y circunstanciales de la zona en la que se actúa.

El Vertido controlado consiste en almacenar los desechos por capas en lugares alejados de las zonas habitadas.

La incineración en la incineración o quema, los desechos arden en un 90%. Además de generar calor, utilizable como fuente energética, la incineración genera CO2 y otros gases de efecto invernadero, aumenta el desquilibrio del pH del suelo agrícola (alcalinización) y debe ser de los último recursos a utilizar, según la escala de valorización.

En elaboración de fertilizantes, a partir de desechos sólidos se consigue la degradación de la sustancia orgánica por medio de microorganismos aeróbicos. Posteriormente y tras un periodo de unas tres semanas el compost está preparado para empaquetarse y venderse.

La recuperación de recursos energéticos son procesos de combustión y procesos de pirolisis. Muchas incineradoras aprovechan este calor para generar energía, mediante calderas y tubos que recirculan agua y la transforman en vapor que mueve turbinas.

El reciclaje del metal y reciclaje de desechos sólidos es una técnica muy antigua. Los materiales procedentes del metal son fundidos y reutilizados para volver a fabricar instrumentos.

Los residuos peligrosos, algunas desechos, como pueden ser productos químicos tóxicos, o desechos hospitalares, son peligrosos para el ser humano, para la salud y para el medio ambiente. Este tipo de desechos no se elimina, sino que se almacena en unos grandes contenedores en lugares adecuados para su almacenaje, casi siempre alejados de toda presencia humana y de posibles afluentes, ríos o aguas submarinas, para evitar la filtración..

De los 2500 millones de personas en todo el mundo que no tienen acceso a condiciones adecuadas de saneamiento, más de un tercio vive en India. Casi el 69% de la población de dicho país practica la defecación al aire y, de acuerdo a estimaciones, alrededor de 212.000 niños menores de cinco años mueren anualmente a causa de diarrea.[7]

Una revisión de 42 estudios cuantitativos, desarrollados la mayoría en países de Asia meridional y África subsahariana, determinó que las intervenciones comunitarias que incluyen iniciativas de saneamiento, pueden fomentar el uso del jabón y la letrina, la eliminación correcta de las heces y la erradicación progresiva de la defecación al aire libre. El marketing social, la divulgación de información por mensajes y las intervenciones basadas en la teoría psicosocial parecen ser menos eficaces al respecto. Se determinó también que en la implementación de estos programas influyen la participación de la comunidad, el entusiasmo de sus líderes, y otros factores relacionados.[8]



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