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Selenitas



Selenita es el gentilicio propio de los ficticios habitantes de la Luna. La palabra proviene del griego 'sêlenitês' y significa perteneciente a la Luna. En mineralogía, se conoce a la selenita como una variedad del mineral yeso.

A lo largo de este artículo se detallará la influencia de la imaginación humana en la creación de la mitología de una raza que ha vivido de momentos de gran esplendor en la conciencia humana y que finalmente fue condenada a morir en el olvido cuando ya a mediados del siglo XX con el comienzo de la era de la exploración espacial y concluyendo con la llegada del ser humano a la Luna se hizo evidente la inexistencia de dichos seres.

Las influencias de los selenitas han creado un mundo de ciencia ficción en diferentes obras (sobre todo conseguido por la literatura y ya después gracias al cine de la primera mitad del siglo XX) comparable con la de seres de otros planetas de nuestro propio sistema solar como son los venusianos del planeta Venus, los marcianos del planeta Marte o los jovianos del planeta Júpiter entre otros.

Desde la antigüedad, se pensaba en la existencia de los selenitas como habitantes de la Luna. El origen se remonta a la civilización griega, la cual creía en la existencia de estos seres y relataba los viajes de los primeros humanos que visitaban la hoy conocida luna.

Desde el siglo XVII hasta el siglo XIX gran parte de la literatura de ciencia ficción establece sus orígenes en el sueño de poder conquistar la Luna y con él, el poder establecer contacto con la que se creía una sociedad desarrollada como era el pueblo selenita.

Científicos de todas las naciones, escritores y músicos plasmaron sus ideas sobre las herencias de la mitología de épocas anteriores sobre el mundo y la civilización selenita y crearon obras dedicadas a estos seres que se creía habitaban nuestro satélite, al igual que generaron ideas y proyectos con la intención de poder establecer un contacto directo con la civilización lunar.

En el año 1609 el astrónomo italiano Galileo Galilei recibe noticias sobre la existencia de un nuevo invento que permite ver los objetos lejanos. Con esta descripción, Galileo construye su primer telescopio, un telescopio que no deforma los objetos y los aumenta seis veces incorporando la utilización de una lente divergente en el ocular.

Galileo continuó desarrollando su telescopio y fue en el mes de noviembre de ese mismo año cuando fabrica un instrumento que aumenta veinte veces. Se dedica a observar las fases de la Luna y descubre que este astro no es perfecto como lo quería la teoría aristotélica.

También observó una zona transitoria entre la sombra y la luz, el terminador, que no era para nada regular, lo que por consiguiente invalidaba la teoría aristotélica y afirmaba la existencia de montañas en la Luna. Estimó la altura de estos sistemas montañosos en unos 7000 metros (cabe destacar que los medios técnicos que se disponían en esa época no permitían conocer la altitud ni realizar una estimación segura) por lo que cuando Galileo publica su Sidereus Nuncius piensa que las montañas lunares son más elevadas que las de la Tierra.

De este modo Galileo estaba por fin dando paisaje a un mundo que para el ser humano hasta aquel entonces había permanecido completamente oscuro, ya que hasta aquel momento de la historia no se habían podido trazar planos detallados de la superficie rocosa de la Luna y este sería uno de los caldos de cultivo que aumentaría la esperanza y el deseo del ser humano de poder confiar en una civilización lunar.

Varios siglos antes que el escritor francés Julio Verne crease su genial obra De la Tierra a la Luna en la que trata desde el punto de vista tecnológico el lanzamiento de un proyectil tripulado en dirección hacia nuestro satélite, fueron varios escritores franceses los que soñaron con la llegada de un ser humano a la Luna.

El escritor francés Cyrano de Bergerac (que serviría de inspiración para la creación de la clásica obra de teatro creada por Edmond Rostand Cyrano de Bergerac[1]​) fue uno de los primeros en dar origen a una nueva corriente de selenitas en su magistral obra L’autre monde (El Otro Mundo, 1657-1662). Esta obra se divide en dos partes:

A continuación pasaremos a estudiar la obra de Cyrano de Bergerac Historia cómica de los Estados e Imperios de la Luna y veremos los elementos que nos ofrece el autor sobre la cultura selenita.

Cyrano al comienzo de su obra Historia cómica de los Estados e imperios de la Luna contempla la Luna tras una reunión a la que regresa a su hogar acompañado por unos amigos. Juntos fantasean sobre las diferentes hipótesis sobre el origen de la Luna:

Pero Cyrano se muestra mucho más serio al tratar de imaginar un mundo igual a nuestro planeta, estableciendo un sistema Tierra-Luna en el que la Tierra sería el satélite natural de la Luna, y ante la burla de sus compañeros trata de aclarar su postura basándose en los estudios de los hombres de ciencia que habían tenido idénticas teorías:

Al llegar a casa, se sorprende al encontrar un libro abierto sobre su escritorio del filósofo al que él llama Cardán (Gerolamo Cardano, el cuál comenzó por ser astrólogo y mago, se reveló luego como genio de las matemáticas y de las ciencias y fue nombrado doctor en medicina en Padua. Obtuvo en Milán la cátedra de matemáticas a la que sólo podían aspirar verdaderos y brillantes expertos en la materia, y como curiosidad, predijo la fecha exacta de su propia muerte[5]​). En este libro se cuenta una historia en la que el filósofo mantiene un breve encuentro con dos ancianos selenitas:

Tomando este hecho como un mensaje de esos ancianos que se aparecieron al filósofo, Cyrano empieza a barajar la posibilidad de ser el elegido para realizar un mágico viaje a la Luna con el fin de poder demostrar que se encuentra en lo cierto, que la Luna es un mundo igual que la Tierra:

Es entonces cuando Cyrano por su propio deseo es elevado al cielo hasta equipado con frascos de agua de rocío que va rompiendo para poder ascender más rápidamente:

El paisaje que encuentra Cyrano al llegar es muy similar al nuestro, encontrándose cerca de una choza, a la que comenzó a dirigirse cuando se vio rodeado por una multitud de hombres desnudos (pero aún no se encuentra en la Luna, si no que Cyrano ha llegado a Canadá):

Cyrano recurre al hecho que se encuentra suspendido en una especie de gravitación sobre la superficie:

Cuando se dirige a la multitud todos huyen despavoridos excepto uno de ellos mas anciano al que consigue agarrar. Cyrano le pregunta en que parte de Francia se encuentra, tratando de aclarar su situación:

Cyrano es entonces sorprendido por un grupo de soldados, los cuales le someten a una serie de preguntas a las que Cyrano responde. Los soldados le informan que se encuentra en Francia, pero es entonces cuando por una serie de datos Cyrano comprende que se encuentra en Canadá:

Esa misma noche, cuando Cyrano es conducido a su habitación, antes de acostarse es visitado por el propio virrey quién, sorprendido que la hazaña del viaje de Cyrano, comienza a hacerle preguntas y entra en debate sobre principios filosóficos con nuestro protagonista.

De toda esta conversación cabría destacar las influencias de la revolución científica que se había llevado a lo largo del siglo XVI por iniciativa de su precursor Nicolás Copérnico.

Cyrano muestra estar de acuerdo, no sólo con la teoría heliocéntrica, si no aportando un toque mucho más atractivo a las teorías de la época en torno a los posibles sistemas de otras estrellas:

Y expone clara su postura revolucionaria en la creencia de vida en otros mundos:

Tras la conversación el virrey se marcha. Transcurren los días y Cyrano sigue con la idea de poder llegar a la ansiada Luna. Construye un artefacto de madera con el que realiza un intento en la víspera de la noche de San Juan para conseguir elevarse desde una cima, pero falla en el intento y queda malherido tras la caída.

Cuando se dispone a realizar un segundo intento, descubre que su máquina ya ha sido capturada por los soldados y que ha sufrido modificaciones para que sirva como gran espectáculo en la hoguera de esa noche, habiéndole colocado y atado una serie de cohetes a su alrededor que la máquina se elevase cuando fuese incendiada en la hoguera:

Cuando Cyrano encuentra la máquina y descubre que los soldados la han llevado para el centro de la plaza y pretenden quemarla con el resto de madera que han recogido, atándole al artefacto los mencionados cohetes.

Cyrano se dispone a introducirse en ella, pero lo hace en el momento que los soldados prenden fuego a las mechas de los cohetes y el artefacto comienza a elevarse con Cyrano dentro de él.

Es en el último momento cuando Cyrano consigue elevarse y escapar de su aparato cuando éste cae desde lo más alto que ha podido llegar en el momento que se han consumido todos los cohetes que llevaba acoplados:

Cuando Cyrano cae sobre la Luna lo hace cayendo sobre un árbol en el que queda atrapado. Ha realizado un viaje de dos días hasta poder llegar a nuestro satélite y se siente hambriento. Ha descendido del árbol y está admirando el paisaje lunar que se le presenta, el cuál le recuerda mucho al nuestro:

Es cuando caminando a través de un bosque de jazmines se encuentra con el primer selenita. Comienza a explicarle a Cyrano que ambos son producto del mismo Dios que ha creado todo



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