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Shakujo



Khakkhara (sánscrito para bastón resonante), también llamado shakujō (錫杖 shakujō?, bastón de monje) en japonés o xīzhàng (bastón delgado) en mandarín, es un báculo de madera anillado tradicionalmente utilizada en el budismo como arma de autodefensa y herramienta de oración. Su origen puede ser encontrado en la India.[1]

El khakkhara consta de una vara de madera larga equipada con una contera de metal en su extremo inferior y una pieza anular del mismo material en el superior. Esta última lleva varios pequeños anillos metálicos unidos, de manera que entrechocan entre sí con el movimiento y producen un característico tintineo.

El número de anillos puede ir desde cuatro (en representación de las Cuatro Verdades del Dharma), seis (representando las Seis Perfecciones, o bien los seis estados de la existencia: humanos, animales, infierno, fantasmas hambrientos, dioses y asuras) o incluso doce (representando los Doce Elementos de Causa y Consecuencia. El uso de los primeros estaba asociado con monjes novicios, mientras que el segundo era propio de los Bodhisattva, y un ejemplar del tercero era llevado por Buda.

El tintineo de este bastón se utilizaba en la antigua Asia para espantar a animales pequeños y evitar que fueran pisados por el portador, así como para advertir a los creyentes de la presencia cercana de un monje que podría pedir limosna y ofrecer servicios.

En monasterios chinos, el abad del templo usualmente lleva un khakkhara durante ceremonias importantes para simbolizar su jerarquía. El abad golpea tres veces en el suelo con el bastón y lo hace sonar simbolizando la ruptura de la ignorancia y la llamada a todos los seres. Así mismo, personajes como Ksitigarbha suelen ser representados con un khakkhara en su mano derecha.[1]

El khakkara es el símbolo del dharma y uno de los dieciocho objetos que un monje budista debe llevar. Aunque fue muy utilizado en la antigüedad, su uso ya no está tan extendido. Disciplinas como el Shorinji Kempo contienen métodos de manejo del khakkara, pero estas técnicas son raramente practicadas a día de hoy.

El khakkara constituía la primera y frecuentemente única arma portada por los monjes para una situación de defensa personal. Su forma y materiales lo volvían una herramienta formidable para una gran gama de disciplinas marciales, hasta el punto que llegó a asociarse en la cultura popular con practicantes de estas artes, entre ellos los monjes (bhikkhus) del monasterio de Shaolin.[1]

En manos de un monje bien entrenado, podía ser usado a modo de o , utilizando el asta para deflectar golpes y ataques y el extremo anillado para distraer al oponente. Los anillos podían cegar y desorientar momentáneamente al adversario asestando un rápido golpe con el extremo superior a su rostro, lo cual ni siquiera necesitaba de un golpe certero gracias al estallido de sonido y movimiento: estos eran suficientes para obligarle instintivamente a cerrar los ojos o causar una molestia decisiva en la audición.

La punta del extremo inferior, muy afilada, servía para atacar con velocidad puntos débiles del cuerpo del rival de forma similar a la usada en el sōjutsu. Además, esta contera solía contar con una forma bulbosa en la base que constituía una eficaz porra. Casi cualquier arma del oponente podía ser fácilmente deflectada por el shakujō.[1]



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