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Sidi Ifni



Sidi Ifni (en árabe, سيدي إفن‎), capital de Ifní, es una ciudad de la región de Guelmim-Río Noun, en el sudoeste de Marruecos. Se encuentra en su costa atlántica, a 163 kilómetros, por carretera, al sur de Agadir. Desde 2009 es la capital de la provincia de Sidi Ifni, anteriormente perteneciente a la provincia de Tiznit. Hasta 1969 fue capital del antiguo territorio español de Ifni.

Tiene una población aproximada de 20 000 personas. La base económica de la ciudad es la pesca y los cultivos de argán y cactus (higo chumbo), de los que se extraen valiosos aceites, fundamentalmente destinados a la industria cosmética, y otros productos alimenticios. Existe una incipiente industria turística, principalmente de turismo de sol y playa, turismo de naturaleza y turismo deportivo (surf).

Al fundarse la ciudad en 1934, que inicialmente era un reducido campamento, se pudo elegir entre varias opciones para denominarla: por ejemplo, Santa Cruz de Mar Pequeña con el propósito de reanudar el histórico antecedente castellano; o Amezdog, por el nombre del pequeño aduar allí existente; o El Mesti, por la cabila ait-baamarani a la que correspondía el terreno; o por alguna otra de las denominaciones de aquellos sitios (Ait Ijelf; Id Brahim Iusf). Se optó por una denominación de fuerte connotación local, respetuosa con la tradición popular, Sidi Ifni, cuya traducción aproximada puede ser la de «Señor de la Laguna».

Según tesis doctoral (2006) leída por Kebir Abdelmalik en la Universidad de Rabat, el nombre Ifni significa en idioma bereber ‘laguna’, ‘embalse’ o ‘estanque’, formado de manera natural. Parece identificarse con el agua empantanada en la desembocadura del Asif n'Ifni, como consecuencia de riada o de marea alta. Junto a ese sitio existe un morabito en el que se encuentra enterrado el chej Sidi Alí, un líder de la cofradía marroquí Darkaoa. Desde tiempo inmemorial visitaban los lugareños del Souss o Sus, la tumba de Sidi Alí n'Ifni, es decir, «Sidi Alí, en la laguna». Lo cierto es que los morabitos guardan siempre relación con puntos de agua, «ya sean pozos, riachuelos, ramblas o fuentes, casi siempre en lugares altos y se ofrece la oportunidad de ser enterrado junto al santo, por lo que casi siempre podemos hallar un pequeño cementerio en el entorno».

La ciudad se encuentra situada en el borde de una estrecha meseta, entre Yebel (monte) Bu Laalam y una costa acantilada, interrumpida por la desembocadura del río Ifni, que en realidad es un torrente que solo lleva agua, tumultuosamente, cuando llueve en la zona (entre octubre y, sobre todo, noviembre y en febrero/marzo). Un agua que tiñe de marrón la costa, justo en línea desde la desembocadura hacia el sur, desvelando una fuerte corriente marina costera.

La ciudad goza de un microclima especial, bastante más suave que en el caluroso territorio del interior. Suelen darse nieblas cerradísimas. No obstante, la proximidad del desierto se hace notar en la baja pluviosidad, en la flora y, de vez en cuando, por la llegada del siroco, viento del desierto que puede elevar repentinamente la temperatura ambiental a 50 °C.

En 1476, la Corona de Castilla fundó un establecimiento denominado Santa Cruz de la Mar Pequeña, que permaneció en manos españolas hasta 1524, cuando fue abandonado ante los ataques de los bereberes de la zona. Algunos investigadores sostienen que esta población se ubicaba en el territorio de Ifni pero no hay pruebas que demuestren que la actual ciudad de Sidi Ifni se asiente sobre el viejo establecimiento.

El sultán de Marruecos reconoció a España aquel viejo establecimiento mediante el Tratado de Wad-Ras, firmado el 26 de abril de 1860, aunque siempre se demoraba el acuerdo sobre su ubicación exacta. Los españoles no tomaron posesión formal del territorio hasta el 6 de abril de 1934, presionados por Francia y con la aquiescencia de los lugareños que, ante las circunstancias, prefirieron la presencia española a la francesa y la expectativa de no tener que pagar tributos al sultán.

El origen de Sidi Ifni hay que datarlo en 1934, tras la toma de posesión de la zona por el coronel Osvaldo Capaz, en nombre del Gobierno de la Segunda República Española. En el lugar solo existía una pequeña construcción, un aduar denominado Amezdog, perteneciente a la cabila El Mesti de la tribu bereber Ait-Baamarani, y de la que no queda actualmente ningún resto.

La ocupación de Ifni se produjo tras realizarse en Cabo Juby, el 27 de marzo de 1934, contactos satisfactorios entre el Coronel Capaz y representantes de la población del territorio. Así que el 4 de abril dicho coronel, tras recibir la autorización del Gobierno español, embarcó en el cañonero Canalejas rumbo hacia Ifni. En esa fecha, un trimotor arrojó una carta de Capaz en el zoco del Arbaa de Mesti, que anunciaba los acuerdos adoptados y el próximo desembarco español. El acontecimiento fue relatado así por Francisco Hernández-Pacheco, que formó parte de la expedición científica que recorrió poco después el territorio de Ifni:

Junto a Amezdog se formalizó la presencia española en una ceremonia a la que asistieron los notables baamaranis y el coronel Osvaldo Capaz.

En solo tres años se pasó de un campamento ocasional de tiendas de campaña, y algún barracón, a la construcción de seiscientas viviendas o edificios. En efecto, la población experimentó un crecimiento espectacular en muy pocos años. Para 1940 la estructura urbana estaba ya muy avanzada en sus calles, plazas y edificios principales. Sin embargo, durante algunos años la comunicación con la metrópoli resultó difícil. La ciudad no dejó de crecer en todos los años posteriores. Incluso solo tres años escasos antes de la retrocesión en 1969 a Marruecos, se concluyó la expansión urbana más considerable, al otro lado del río Ifni, en la barriada que se conoce popularmente como «Barrio Agulla» o, más habitualmente, «Colominas» (nombre de la empresa española constructora de la barriada).

Tras la independencia de Marruecos, fuerzas irregulares marroquíes atacaron el territorio entre noviembre de 1957 y julio de 1958. Los ataques comenzaron el 23 de noviembre de 1957, dando inicio a la Guerra de Ifni. Sin embargo, la ciudad estaba abastecida por mar y aire y protegida por puestos avanzados. Inicialmente, buena parte de los efectivos militares eran indígenas, especialmente encuadrados en el Grupo de Tiradores de Ifni y en la Policía Territorial. Fueron desarmados, desmovilizados, y prontamente sustituidos. Salvo un plan frustrado de las fuerzas irregulares marroquíes para acabar con la oficialidad española, los leves incidentes iniciales y algún atentado, Sidi Ifni no se vio afectada directamente por los acontecimientos militares. Estos se desarrollaron en el interior del territorio. Por parte española se opta finalmente por establecer un perímetro defensivo más denso y difícil de infiltrar y, además, más fácil de sostener y de abastecer, cerca de la ciudad de Sidi Ifni (entre 8 y 10 km del centro de la ciudad, según la zona) abandonando la mayor parte de un territorio árido que habría sido mucho más costoso defender sin ventaja apreciable. Esas posiciones defensivas, bastante numerosas, y las pistas de tierra que las comunican, son aún perfectamente visibles. Al término del conflicto se había abandonado la mayor parte del territorio de Ifni, quedando la ciudad de Sidi Ifni como enclave español en la zona.

En 1958, Ifni fue declarada provincia española de ultramar, con Sidi Ifni como capital.

Un aspecto fundamental de la gestión política española en la zona fue el reconocimiento y respeto a los usos y costumbres de la población baamarani, así como a sus creencias religiosas. Por ejemplo, España aportaba los medios para la construcción de mezquitas y para la educación coránica de los escolares musulmanes. Constituía un principio perfectamente conocido y respetado la prohibición de cualquier clase de proselitismo religioso cristiano.

El 30 de junio de 1969, el gobierno español cede lo que conservaba de Ifni a Marruecos, en virtud del Tratado de Retrocesión firmado en Fez el 4 de enero de 1969 haciéndose así efectiva la retrocesión. Tras ello se inició un difícil proceso de adaptación, agravado por una aguda crisis económica y la imposición de la administración con lengua francesa.

En junio de 2008, un gran número de jóvenes desempleados bloquearon la entrada del puerto de Sidi Ifni, como protesta por su situación y la de la región. A estos se les sumaron decenas de personas en una manifestación que recorrió las calles de la localidad. Las protestas fueron reprimidas por la policía marroquí. En julio de 2016 se reprodujeron las protestas, siendo ocupado el edificio del Consulado español, con banderas rojigualdas,[2]​ en las cuales, además de protestar por la falta de inversiones, exigían recuperar la nacionalidad española.

El primer puerto, construido por los españoles en el año 1960, consistía en dos islotes de cemento, unidos a la costa mediante un teleférico de 1400 metros de longitud, permitiendo la carga y descarga de buques de tonelaje medio. Cerca de ese teleférico existe hoy un aceptable puerto pesquero, exactamente donde preveía un viejo proyecto español que se descartó.

El aeródromo de la época española se encuentra abandonado. En realidad, se trata históricamente del segundo aeródromo español en Sidi Ifni, ya que el primero se ubicaba en una pequeña pista, que aún existe, en la esquina noroeste del actual campo de aviación. Lo extraordinario es que dicho campo ocupa buena parte de la meseta en la que se asienta Sidi Ifni, y que sus límites coinciden con calles transitadas excepto en su extremo sur. Por todas estas razones, y por las exigencias modernas del tráfico aéreo, será difícil que dicho viejo aeropuerto vuelva a funcionar. Sus dimensiones aproximadas, dos mil metros de largo por quinientos de anchura, un millón de metros cuadrados, parecerían la expansión natural de la ciudad que, sin embargo, ha crecido a expensas del pie de monte y del acantilado costero.

En Sidi Ifni, las huellas del pasado español son aún muy visibles. Son notables la plaza de Hassán II (antes, plaza de España) con una fuente y azulejos de estilo andaluz, el Consulado español (hoy cerrado), el cine Avenida (también cerrado), la iglesia de Santa Cruz (ahora Palacio de Justicia), el faro y el Palacio Real (antiguo Gobierno General).

En el Centro Juvenil Cultural de Sidi Ifni y varias escuelas de idiomas se estudia el español.



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