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Sinfonía n.º 4 (Sibelius)



La Sinfonía n.º 4 en la menor, Op. 63, es una de los siete sinfonías compuestas por Jean Sibelius. Escrita entre los años 1910 y 1911, fue estrenada en Helsinki el 3 de abril de 1911 por la Philharmonia Society, bajo la batuta de Sibelius.

La orquestación para orquesta requiere 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes (en si bemol y la), 2 fagotes, 4 trompas (en fa y mi), 2 trompetas (en fa y mi), 3 trombones, timbales, glockenspiel o/y campanas tubulares, y cuerdas.

La obra consta de cuatro movimientos:

En esta pieza Sibelius invierte la situación tradicional clásica del segundo y tercer movimientos, colocando el movimiento lento en tercer lugar. También comienza la obra con un movimiento lento en lugar del tradicional movimiento de apertura rápido (este es el mismo orden que muchas obras orquestales barrocas). Tiene una duración de entre 35 y 40 minutos.

El intervalo de tritono (cuarta aumentada o quinta disminuida) domina el material melódico y armónico de la pieza, pero de forma completamente diferente a la Tercera sinfonía. Aparece de inmediato, en una oscura frase para violonchelos, contrabajos y fagotes, pasando por las notas do-re-fa-mi sobre la base de un duro do unísono.

La mayoría de los temas de la sinfonía giran en torno al tritono; en el final, gran parte de la tensión armónica surge de una colisión entre las tonalidades de la menor y mi♭ mayor, situadas a una distancia de tritono. El choque bitonal entre la y mi♭ en la recapitulación del último movimiento conduce a un caos tonal en la coda, en la que las notas rivales do, la, mi♭ y fa♯ (es decir, los pares de tritono de do-fa♯, la-mi♭) luchan por el ascenso en una serie de disonancias encadenadas con muchos enfrentamientos entre intervalos de tercera mayor y menor.

El glockenspiel patéticamente intenta parar el establecimiento momentáneo de la mayor; pero al final es la insistencia del do natural (la nota con la que la obra comenzó de manera sorprendentemente) que obliga a que el movimiento y la sinfonía cierren en un desolado la menor, carente de ritmo y melodía.[1]

Muchos críticos han escuchado en la sinfonía la evidencia de la lucha o la desesperación. Harold Truscott escribe, "Esta obra está llena de un presentimiento que es, probablemente, el resultado inconsciente de ... detectar una atmósfera que estallaría en 1914 en una guerra mundial."[2]​ Sibelius también había sufrido recientemente terrores en su vida personal: en 1908, en Berlín, le extirparon un tumor canceroso de su garganta. Timothy Day escribe que "la operación fue un éxito, pero vivió muchos años con el constante temor de que el tumor volviera a aparecer, y a partir de 1908 a 1913 la sombra de la muerte se cernió en su día a día».[3]​ Otros críticos han escuchado desconsuelo en esta obra: uno de los primeros críticos finlandeses, Elmer Diktonius, apodó la pieza como la sinfonía Barkbröd,[4]​ en referencia a la hambruna del siglo anterior durante la cual hambrientos escandinavos tuvieron que comer pan hecho de corteza de árbol para sobrevivir.

Según el biógrafo Erik W. Tawaststjerna, la sinfonía refleja la era del psicoanálisis y la introspección en la que Sigmund Freud y Bergson subrayaron el significado de lo inconsciente,[5]​ y considera la Cuarta sinfonía como «uno de los más notables documentos de la época psicoanalítica».[6]​ Incluso el propio Sibelius llamó a su composición una «sinfonía psicológica».[7]​ Su hermano, el psiquiatra Christian Sibelius (1869-1922), fue uno de los primeros estudiosos en tratar el psicoanálisis en Finlandia.

El año antes de comenzar a componer la sinfonía, Sibelius había conocido a muchos de sus contemporáneos en el centro de Europa, incluyendo a Arnold Schoenberg, Igor Stravinski, entre otros; su encuentro con su música provocó una crisis en su propio estilo de composición. Escribió en una carta a su amiga (y biógrafa) Rosa Newmarch acerca de la sinfonía: «Se erige como una protesta en contra de la música actual. No tiene absolutamente nada de tal circo». Más tarde, cuando se le preguntó acerca de la sinfonía, citó a August Strindberg: «Det är synd om människorna» (Uno se siente lástima por los seres humanos).

La sinfonía tuvo un apodo durante un breve periodo: «Lucus a non lucendo».[8]



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