Las sopas de gato son un tipo de sopa muy humilde típica en la cocina española clásica del sur de España. En su confección es muy similar a las sopas de ajo, emplea los mismos ingredientes pero dispuestos de otra forma. Es una sopa muy espesa que se sirve bien caliente, y es muy adecuada en los fríos meses de invierno.
Dionisio Pérez sitúa el origen de estas sopas en tierras gaditanas. En el siglo XVI la ciudad de Cádiz es asediada por continuos ataques piratas y saqueos continuos, esta situación hizo que el hambre y la imaginación de la cocina de la zona hiciera invención de este plato de sopas con ingredientes de pan y ajo. Esta sopa a medida que se divulgó por el territorio nacional al llegar al Madrid de la corte del siglo XVIII y XIX devinió en las conocidas sopas de ajo que tan populares se hicieron en los cafés de tertulia de la época. La gran diferencia era el pimentón y los huevos que se hilaban casi enteros sobre la sopa. Los panes mojados mantenían su estructura y no eran diluidos como en las sopas de gatos.
Es una sopa que se elabora con abundante aceite de oliva y ajo; a la mezcla se le suele añadir pimienta molida. Resulta muy sencilla de hacer y los ingredientes son muy baratos. A la sopa, cuando ha hervido, se la añade pan duro cortado en láminas muy finas y poco a poco para que se vaya deshaciendo poco a poco y quede al final con la textura de una papilla blanca y sedosa. Suele batirse unos huevos con un poco de queso rallado y bien batido se añade a las sopas hirviente. Se tapa y se retira del fuego, sirviéndose bien caliente a los comensales. Una de las características de esta sopa es que se realiza sin pimentón y que no posee caldo.
Escribe un comentario o lo que quieras sobre Sopa de gato (directo, no tienes que registrarte)
Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)