Como deporte, en la lucha olímpica cada participante intenta derrotar a sus rivales con el uso de llaves y técnicas de protección. El objetivo consiste en ganar el combate haciendo caer al adversario al suelo y manteniendo sus dos hombros fijos sobre el tapiz o ganando a los puntos. Hay, sin embargo, reglas particulares que varían de un estilo a otro.
La lucha y el atletismo son los deportes probablemente más antiguos , ambos objeto de competiciones.
no existe un origen común para la lucha, ya que todos los pueblos, en todas las épocas, han tenido alguna forma de lucha. En España han sobrevivido dos formas de luchas tradicionales muy arriesgadas: la lucha canaria y la lucha leonesa, y otras dos más desconocidas: el aluche cantabro y la lucha baltu de Asturias.
La lucha se introdujo en los Juegos Olímpicos de la Antigüedad en el 708 a. C. pero ya existía antes y era conocida por todas las civilizaciones. En efecto se encontraron representaciones de luchadores en las civilizaciones acadia y sumeria. Las primeras informaciones auténticas sobre la lucha se remontan al tiempo de los sumerios. El Poema de Gilgamesh, escrito alrededor del 2300 a. C., hace el relato de competiciones de lucha propia de ese periodo. En Babilonia, existen pruebas arqueológicas como una figurilla de bronce (2600 a. C.) y de competiciones en honor al dios Marduk. Los hititas también la practicaban y conocían.
En el Antiguo Egipto, también han aparecido pinturas y relieves que hablan de la lucha, como en la tumba de Petah Hotep, en Saqqara (2300 a. C.), o un mural que es un auténtico manual de lucha, en Beni Hassan (2000 a. C.). En Creta, en Hagia Triada se ha encontrado un relieve con escenas de lucha del periodo minoico (1600 a. C.).
Los etruscos también muestran murales de luchadores en acción en murales de tumbas (s. VI a. C.) como los de Tarquinia y otros lugares.
En la antigua Grecia, la lucha tenía un lugar principal en las leyendas y la literatura. Según determinados mitos, las leyes de dicho deporte habían sido entregadas a los hombres por la diosa Atenea, a través el héroe Teseo. En otras leyendas, se afirma que la lucha había sido inventada por Heracles, por Hermes, por su hija Palestra, etc. Aquí está la razón por la cual no es extraño que la lucha haya sido deporte fundamental no solo en los juegos olímpicos antiguos, sino en todos los juegos realizados a través de la antigua Grecia. Homero (siglo VIII a. C.) relata en el canto XXIII de su Ilíada el combate entre Áyax Telamonio y Odiseo, y también hace referencia a ella en el canto VII de la Odisea. Otros autores que hablan de la lucha son Platón, Pausanias, Filóstrato, Plutarco, Heliodoro, etcétera. También en la pintura y escultura aparece reflejada, muchos frescos y decoraciones de cerámica, bajo relieves y esculturas dejan ver momentos de combates.
Los romanos también practicaban la lucha en su preparación física, y aunque ya en 186 a. C. se celebraron juegos atléticos (entre ellos la lucha), Augusto les diese un gran impulso, continuaran con Calígula y Claudio, y alcanzasen su apogeo con Nerón (s. I d. C.), el pueblo romano no entendió el concepto agonístico del deporte y siempre vio estos juegos como espectáculo, prefiriendo otras emociones más fuertes como los combates de gladiadores, las carreras de carros o los enfrentamientos con bestias.
Japón tiene también una larga tradición de lucha antigua de más de 2000 años: el primer combate encontrado en los anales japoneses se remonta al 23 a. C.
La Biblia, en Génesis, describe el combate mítico entre Jacob y el Ángel que le vale el cambio de nombre a Israel “el que lucha con Dios”.
En España, ya Estrabón (s. I a. C.), en el libro III de su Geografía, que habla sobre Iberia, hace referencia a que los pueblos del norte practicaban luchas gimnásticas.
Isidoro de Sevilla, en el libro XVIII de sus Etimologías, describe la lucha como una disciplina en la educación de los nobles visigodos (s. VII).
A la Edad Media, la lucha sigue siendo popular y se beneficia del patrocinio de numerosas casas reales, especialmente en Inglaterra, Francia y Japón. Es practicada ampliamente por la aristocracia feudal, siendo un parte importante de la educación de los nobles, pero dada su accesibilidad servía igualmente al endurecimiento físico y moral de los campesinos y soldados, que además hacían concursos durante las festividades. Así Alfonso X El Sabio la nombra en el Libro de los juegos (1283), entre los juegos de la época.
Durante la segunda mitad del siglo XV, fueron redactados en Alemania los primeros manuales de lucha. El más antiguo se fecha en 1443, y por primera vez fue impresa la obra de Fabien Auerswald, El arte de luchar, en 1539, en Wittenberg. La lucha se practicaba en los medios aristocráticos y en la educación de sus hijos. Épico fue el combate en 1520 entre el rey de Inglaterra Enrique VIII y el rey Francisco I de Francia.
Numerosos escritores hablan de la lucha: Miguel de Cervantes, Fray Luis de León, Jorge de Montemayor, Gil Polo, el Marqués de Santillana y otros. Fuera de España: Dante Alighieri, Geoffrey Chaucer, Ludovico Ariosto, Torcuato Tasso y otros.
La lucha también aparece recogida por Ginés Pérez de Hita, uno de los cronistas de la guerra de los moriscos, en la segunda parte de su libro Guerras civiles de Granada, cuando Abén Humeya, rey de los moriscos sublevados, convocó un combate de lucha, que se asemeja a la lucha turca (Yağlı güreş), en el municipio almeriense de Purchena, en septiembre de 1569. Además de lucha, convocó a una serie de pruebas deportivas y musicales en lo que dio por llamar Juegos Moriscos. Estas pruebas, incluida la lucha, se han recuperado en los últimos años, y es posible asistir y participar anualmente en la competición de lucha cada año a principios del mes de agosto en la citada ciudad almeriense.
Durante el siglo XIX, se extendió por Europa y Gran Bretaña.
En otras regiones, ya se le conoce desde hace tiempo. En Mongolia, por ejemplo, posee una larga tradición de lucha. En la India y Pakistán nacieron numerosos luchadores famosos. Casi todos los países desarrollaron su propio estilo de lucha, son las luchas tradicionales o luchas autóctonas: el Sambo, en Rusia; el Schwingen, en Suiza; el Glima, en Islandia, y el Yağlı güreş (Turkish Oil Wrestling, en inglés), en Turquía, donde la tradición es muy antigua. En España, se cuenta con cuatro tipos de luchas autóctonas, dos muy populares: la lucha leonesa y la lucha canaria, y otras dos un poco menos: la lucha baltu y el aluche cántabro. Ambas, practicadas desde tiempos inmemoriales, tienen sus primeras referencias escritas en los siglos XV y XVI.
Cuando los Juegos Olímpicos rehicieron su aparición en Atenas en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en 1896, se consideró importante que la lucha fuera incluida desde un punto de vista histórico de tal forma que se volvió uno de los elementos centrales de los Juegos. La lucha grecorromana se percibía como la verdadera reencarnación de la lucha griega y la lucha romana de la Antigüedad y fue la que estuvo presente en esa primera olimpiada.
La lucha libre se admitió en los Juegos olímpicos en la sesión del COI celebrada en París en 1901. Las primeras pruebas olímpicas tuvieron lugar en los Juegos Olímpicos de verano de 1904 a Saint Louis en los Estados Unidos. Los oficiales olímpicos decidieron añadir esta nueva disciplina, al pasado ciertamente menos rico y menos noble que la anterior pero gozando de un enorme renombre, en particular, en Gran Bretaña y a los Estados Unidos, que era una de las atracciones estrellas de las verbenas y ferias del siglo XIX, una forma de entretenimiento profesional. Al igual que la lucha grecorromana, cuenta desde entonces entre las grandes disciplinas de los Juegos Olímpicos.
En 1912, en Suecia, se creó la United World Wrestling (UWW) que es el organismo internacional que dirige este deporte. En la actualidad, la Federación Rusa domina en lucha, en particular en grecorromana, pero es dominada por Estados Unidos en lucha libre. A la fila de los países de dónde salen luchadores de nivel internacional figuran Irán, Turquía y Mongolia, país donde la lucha es el deporte nacional. Para los Juegos Olímpicos de Sídney en 2000, se modificó el programa de lucha. Desde 1972, la lucha se dividía en diez categorías de peso en los dos estilos. En los Juegos de Sídney, se presentaron solamente ocho categorías de peso en cada estilo. Los pesos también cambiaron ligeramente y se suprimió la categoría más ligera, llamada comúnmente peso semimosca simplemente.
La reducción del número de categorías de 10 a 7 en LL y en GR permitió la introducción de la lucha femenina con cuatro categorías de peso en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004.
El primer campeonato del mundo de lucha grecorromana fue en Viena en 1904 y el primero de lucha libre tuvo lugar en Helsinki en 1951.
Diecisiete países se compartieron las medallas de lucha libre a los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta. Fueron 15 en Sídney y 17 en Atenas.
En la actualidad, se cuentan cientos de estilos de lucha diferentes en todo el mundo. Y numerosos países tienen estilos locales, como el estilo Glima, en Islandia; el Schwingen en Suiza, o el Cumberland, en Gran Bretaña. Pero, hoy día, son principalmente cuatro estilos que se practican en el marco de las competiciones de lucha aficionada: la lucha grecorromana, la lucha libre, el judo y el sambo. El judo se considera como un deporte de pleno derecho a los Juegos Olímpicos. El sambo es una combinación de judo y lucha libre; sobre todo popular en las Repúblicas de la Antigua Unión Soviética, nunca ha formado parte del programa olímpico. La lucha libre es similar al estilo de lucha universitario americano o lucha folk. Las presas tienen un número casi ilimitado a condición de no ser peligrosas y pueden aplicarse a cualquier parte del cuerpo. La lucha grecorromana limita las presas a la parte superior del cuerpo. En 2005 se ha introducido una nueva variante con carácter más lúdico y emparentado con las luchas tradicionales: la lucha playa.
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