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Teseo



En la mitología griega, Teseo (en griego antiguo, Θησεύς Theseús 'el que funda') es un rey de Atenas, hijo de Etra y Egeo, aunque según otra tradición su padre fue Poseidón,[1]​ el dios del mar.

Teseo fue el héroe fundador de Atenas, como Perseo o Cadmo lo fueron para otras ciudades estado de la Antigüedad. Sus peripecias se narran en la Vida de Teseo, de Plutarco, basada en otros escritos más antiguos. Su mito se recrea también en obras posteriores. Por ejemplo, es uno de los personajes principales de El sueño de una noche de verano y Los dos nobles caballeros, de William Shakespeare.

El rey Egeo, que no había tenido descendencia con su esposa, consultó al oráculo de Delfos, que le respondió:


No entendió el oráculo, pero Piteo, rey de Trecén y padre de Etra, sí lo entendió. El oráculo había querido decir que si llegaba a Atenas sin haber hecho el amor, la primera mujer con la que yaciera tendría un heredero suyo. Como Piteo deseaba que su hija diera a luz al heredero del trono ateniense, emborrachó a Egeo, y así consiguió que fecundara a Etra.

En la noche en que quedó embarazada, se creía que también Poseidón la había poseído. El dios la sorprendió en la isla de Esferia, a donde había ido, debido a un sueño, con el propósito de ofrecer libaciones sobre la tumba de Esfero. Etra dedicó por ello en la isla un templo a Atenea Apaturia y llamó a la isla Hiera en lugar de Esferia, introduciendo también entre las doncellas de Trecén la costumbre de dedicar sus zónulas (fajas) a Atenea Apaturia en el día de su matrimonio.[2]​ Según Plutarco, Piteo difundió esta versión sólo para que Teseo fuese considerado hijo de Poseidón, que era muy reverenciado en su tierra. Egeo regresó a Atenas y Etra crio a su hijo en Trecén.

Tras la concepción de Teseo, Egeo decidió, por temor a los Palántidas —sus sobrinos, quienes querían el trono—, que su hijo no pasara la niñez con él y escondió su espada y sus sandalias bajo una roca que el niño no debía mover hasta que fuera lo suficientemente fuerte. Así, la infancia de Teseo transcurrió en compañía de su madre y su abuelo en la ciudad de Trecén. Cuando cumplió los dieciséis años su madre le reveló el secreto de su paternidad y, llegado a esta edad, Teseo pudo levantar la piedra, calzarse las sandalias y envainar la espada de su padre e iniciar su viaje a Atenas para ser reconocido como hijo del rey.

Teseo, que desde muy joven había destacado por su fuerza y su valentía, decidió dirigirse a Atenas en solitario para conocer a su progenitor sin temer los peligros que podía entrañar el viaje. Al contrario, deseaba emular las hazañas de su admirado Heracles, a quien le unirá una buena amistad.

El primero en experimentar su valor fue el gigante Perifetes hijo de Hefesto, un salteador de caminos que, a pesar de que era cojo, dominaba a la perfección una enorme maza de bronce con la que mataba a los viajeros: la misma maza que tan útil le sería a Teseo en el futuro, pues se quedó con ella tras darle muerte.

Otro de los gigantes bandidos a que debió enfrentarse en su trayecto fue Sinis, el doblador de pinos, que tenía una manera peculiar de deshacerse de sus presas: doblaba dos pinos próximos, ataba las copas entre sí y un brazo de su víctima a cada una de ellas. Luego soltaba los árboles, que al enderezarse violentamente desgarraban el cuerpo del desgraciado. Teseo, después de acabar con Sinis de la misma manera en que él asesinaba a sus víctimas, mantuvo relaciones con su hija Perigune, de quien tuvo un hijo: Melanipo.

Después le tocó enfrentarse a Esciro, hijo de Pélope y descendiente de Tántalo, quien obligaba a los viajeros a lavarle los pies en el mar. De una brutal patada los arrojaba a las aguas, donde una enorme tortuga al servicio de Hades los devoraba. Teseo se negó y, cogiéndolo por los pies, lo lanzó al mar.

Cerca del pueblo de Eleusis, un bandido llamado Cerción retaba a los viajeros a luchar contra él en un duelo desigual y nadie lo vencía. Solo Teseo lo hizo, levantándolo y arrojándolo mortalmente contra el suelo.

No lejos de ahí vivía otro gigante, Procustes, un posadero bandido que tenía el hábito de ofrecer a los viajeros un lecho especial. Primero los seducía, los ataba a la cama y amordazaba; en ella daba entonces comienzo a una atroz tortura. A los altos los metía en una cama pequeña y les cortaba las piernas y cabeza que sobraban; a los más pequeños los metía en una cama grande y les estiraba los brazos y piernas con cuerdas y a martillazos. Teseo lo mató de la misma forma en que él mató a sus víctimas: lo sedujo con juegos, lo ató y amordazó en la cama más pequeña, dada su altura. Luego lo torturó con el martillo, le cortó los pies y finalmente la cabeza. También mató a la Cerda de Cromio, que era una fiera hija de Tifón y Equidna.

Teseo continuó su viaje y llegó a Atenas, pero se encontró con un inconveniente: su padre se había casado con Medea, la que había sido esposa de Jasón. De esta unión había nacido un hijo al que habían llamado Medo.

Ante esta situación inesperada, Teseo decidió esperar un poco antes de darse a conocer. Pero Medea, que era hechicera, lo reconoció y vio en él un peligro para que su hijo accediera al trono de Atenas. Así que trazó un plan.

El joven había acudido al palacio de incógnito precisamente para evitar los ardides de su madrastra, lo que aprovechó esta para convencer a Egeo de que el recién llegado era un traidor. El rey se dispuso entonces a deshacerse de él ordenándole luchar contra el Toro de Creta en Maratón.

Pero el toro fue derrotado y Teseo fue invitado a un banquete en el palacio para celebrar la victoria. Una vez allí, Egeo puso el veneno que le había dado Medea en la copa del muchacho, pero la casualidad salvó su vida. Para cortar la carne, Teseo sacó la espada que le había dado su madre. Entonces Egeo reconoció el arma, comprendió lo que ocurría y arrebató a su hijo la copa de los labios. Habiendo fracasado en su empresa, Medea decidió huir con su hijo Medo o fue expulsada por su esposo.

Teseo fue reconocido oficialmente como hijo y sucesor del rey, lo que provocó la rebelión de los hijos de Palante (hermano de Egeo), los Palántidas, ya que uno de ellos habría sido el sucesor en caso de que Egeo no hubiera tenido descendencia. Teseo, haciendo alarde de su astucia militar, consiguió acorralar a sus adversarios y dar muerte a gran parte de ellos, y los restantes se dieron a la fuga. Teseo fue aclamado por todos los atenienses y reconocido como futuro rey.

Atenas debía enviar un tributo al rey Minos de Creta: consistía en el sacrificio de siete doncellas y siete jóvenes que serían devorados por el monstruo Minotauro, una condición impuesta tras la expedición militar de Minos contra Atenas para vengar la muerte de Androgeo.

Teseo se presentó voluntariamente en el tercer envío ante su padre para que le permitiera ser parte de la ofrenda y lo dejara acompañar a las víctimas para poder enfrentarse al Minotauro.

Las naves en que iban a viajar las personas ofrendadas llevaban velas negras como señal de luto, pero el rey pidió a Teseo que, si regresaba vencedor, no olvidase cambiarlas por velas blancas, para que supiera, aún antes de que llegase a puerto, que estaba vivo. Teseo se lo prometió.

Durante la travesía Minos, que iba también en la expedición, se enamoró de una joven llamada Eribea o Peribea, según las fuentes. Minos quiso unirse a ella por la fuerza y Teseo se le opuso. En la consiguiente disputa Minos indicó a Teseo su filiación divina, y obtuvo de su padre Zeus truenos y relámpagos. Teseo replicó que él también tenía filiación divina, puesto que en realidad era hijo de Poseidón. Para probar esta filiación, Teseo tuvo que tirarse al agua y encontrar un anillo de oro que el rey Minos había arrojado al mar. Teseo, en el mar, fue conducido por delfines a presencia de Anfítrite, esposa de Poseidón, que le dio el anillo y una corona.

Al llegar a Creta, la princesa Ariadna se enamoró de Teseo y le propuso ayuda para derrotar a su hermano —el Minotauro— a cambio de que se la llevara con él de vuelta a Atenas y la convirtiera en su esposa. Teseo aceptó.

La ayuda de Ariadna consistió en dar a Teseo un ovillo de hilo que este ató por uno de los extremos a la puerta del laberinto. Otra versión indica que la ayuda de Ariadna consistió en una corona que emitía un resplandor y que le había dado Dioniso como regalo de boda, o bien que podría ser la misma corona que le había regalado Anfítrite durante el viaje a Creta.

Así Teseo entró en el laberinto hasta encontrarse con el Minotauro, al que dio muerte a puñetazos o atravesándolo con una espada. A continuación recogió el hilo y así pudo salir del laberinto e inmediatamente, acompañado por el resto de atenienses y por Ariadna, embarcó de vuelta a Atenas, tras hundir los barcos cretenses para impedir una posible persecución.

Durante el viaje de vuelta Teseo decidió desembarcar en la isla de Naxos o en otra isla llamada Día, y de allí volvió a partir sin la presencia de Ariadna. El motivo de este abandono es controvertido: algunas versiones señalan que Teseo la abandonó por su propia voluntad, otros dicen que fue por orden de los dioses para que esta pudiera casarse con Dioniso.

Al divisar la galera desde el puerto de El Pireo en Atenas, el rey Egeo vio las velas negras —puesto que Teseo había olvidado cambiarlas por velas blancas— y, creyendo que su hijo había muerto, se suicidó lanzándose al mar, que a partir de entonces recibió el nombre de mar Egeo.

Teseo, a continuación, heredó el trono de Atenas y años después se casaría con una hermana de Ariadna llamada Fedra.

Después de que Heracles obtuviese en uno de sus doce trabajos el cinturón de la amazona Hipólita, Teseo, que participó en la expedición, secuestró a una amazona llamada Antíope, o bien Melanipa, o bien Hipólita. Las amazonas atacaron entonces Atenas para rescatar a la raptada, pero fueron derrotadas por los atenienses, muriendo en algunas versiones la amazona raptada durante el ataque.

Teseo se casó con Antíope, Melanipa o Hipólita y tuvo un hijo llamado Hipólito. Pero después terminaría casándose con Fedra, tras haber abandonado a su anterior esposa. En la versión en que Teseo está casado con Hipólita y la abandona, esta intenta vengarse llevando a las amazonas a la boda de Teseo y Fedra con la intención de matar a todos, aunque fracasa al ser asesinada por los invitados de Teseo.

Hipólito, el hijo que Teseo había tenido con la amazona, se distinguía por su pasión por la caza y las artes violentas. Veneraba a Artemisa, diosa virgen de la caza, y en cambio detestaba a la diosa del amor Afrodita. La diosa, ofendida por el desprecio del chico, suscitó una terrible pasión por el mismo en el corazón de Fedra, que se había convertido en esposa de Teseo y por lo tanto madrastra de Hipólito. Estando Teseo ausente, Fedra se ofreció al casto joven, pero este la despreció. La mujer, despechada, se ahorcó dejando una nota inculpatoria en la que decía que Hipólito había tratado de violarla. Al regresar Teseo y ver la falsa acusación contra su hijo, creyó en ella y clamó venganza a Poseidón, que envió a Hipólito un toro que brotó del mar mientras este cabalgaba en su carro; el carro volcó e Hipólito fue arrastrado por sus propios caballos.

En algunas versiones fue en este momento cuando Fedra se suicidó, al ver el mal que había causado.

Pirítoo había oído hablar de la fama de Teseo y para comprobarla robó ganado que pertenecía a este último. Cuando Teseo lo persiguió, Pirítoo estaba dispuesto a enfrentarse a él, pero antes surgió entre ellos una admiración mutua que les hizo jurarse amistad eterna.

Teseo y Pirítoo fueron amigos inseparables y participaron juntos en hazañas bélicas de su época: se embarcaron en la expedición de los Argonautas para conquistar el Vellocino de oro y tomaron parte en la caza del jabalí de Calidón; también estuvieron en la lucha de los lápitas contra los centauros, que tuvo lugar en la boda de Pirítoo, cuando los ebrios centauros decidieron raptar a las mujeres.

Decidieron casarse cada uno con una hija de Zeus: Teseo con Helena, que aún era una niña, y Pirítoo con Perséfone. Primero raptaron a Helena y la dejaron bajo la custodia de Etra, y luego decidieron bajar al inframundo en busca de Perséfone. Pero el dios Hades les tendió una trampa: les invitó a un banquete y, una vez que los tuvo sentados a la mesa, los dejó adheridos a los asientos. Cuando Heracles, en su duodécimo trabajo, fue en busca de Cerbero, estando en el Hades, los encontró encadenados. Al ver a Heracles, tendieron sus manos hacia él, como si fuesen a ser resucitados gracias a la fuerza de este. A Teseo, agarrándolo de la mano, logró alzarlo, pero tuvo que abandonar a Pirítoo ya que, al intentar levantarlo, tembló la tierra, por lo que este se quedó para siempre en el inframundo.

Mientras Teseo estaba en el Hades, los Dioscuros, hermanos de Helena, liberaron a su hermana, se llevaron a Etra (la madre de Teseo) como esclava, hicieron huir a Demofonte y Acamante (los hijos que Teseo había tenido con Fedra) y pusieron en el trono de Atenas a Menesteo.

Después de ser rescatado por Heracles del inframundo volvió a Atenas, pero fue expulsado de allí por Menesteo y decidió establecerse en Esciro, donde además tenía posesiones.

Los habitantes de Esciro lo recibieron aclamándolo, por lo cual, pese al esfuerzo de Zeus por cuidar de él, Licomedes, rey de la isla, decidió darle muerte. Para ello, hizo que se despeñara desde lo alto de un precipicio. En otras versiones, la muerte de Teseo fue un accidente.[cita requerida]

Se dice que un oráculo había ordenado en el año 476 a. C. llevar los huesos de Teseo desde la isla a Atenas. En efecto, los supuestos huesos fueron llevados a Atenas por Cimón y guardados en el Teseion.

Anne-Catherine-Vived-Remy (2012). Teseo y el minotauro. akal. ISBN 978-84-460-1817-9. 




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