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Teatro universitario



Teatro Universitario se llama al teatro producido desde la universidad o que mantiene un fuerte nexo con ésta. Se asocia al fenómeno del teatro independiente, tanto por no tener que seguir las leyes del mercado (como sí ocurre con el teatro profesional y el teatro aficionado),[1]​ como por la propia formación intelectual de sus integrantes, generando productos y dramaturgias dirigidas a un público más específico, bien con una apuesta más conceptual, comprometida o pedagógica.

El teatro universitario es muy heterogéneo, ni por nivel ni por estética no siempre se puede distinguir de otros tipos de teatro pero se trata de un sector con una identidad propia, conformador de nuevos públicos con un mayor nivel crítico y una potencialidad propedéutica: capacidad para aunar en él conocimientos que pueden relevarse útiles en otros campos, algo muy útil para completar la formación académica del estudiante con habilidades tales como mejorar su resiliencia, su capacidad para expresarse en público o trabajar en equipo.[2][3]

El teatro universitario tuvo en los primeros tiempos que podemos estudiar una clara tendencia ecléctica:[4]

Otras características más actuales son:

Las primeras universidades, estructuras docentes de grado superior reguladas con capacidad de conceder titulaciones, surgirán en Europa a partir del siglo XII. Aparecen en un momento de la historia de occidente en que se crea una paradoja: por un lado el teatro es denostado por las autoridades eclesiásticas, mientras que por el otro estas mismas estructuras que impiden que queden vestigios de los usos y la vigencia del teatro se sirven de este arte (junto con la pintura, la música y la escultura) para evangelizar a un pueblo eminentemente analfabeto. Siendo la universidad un espacio bajo control de la iglesia tendrá más margen para apadrinar este arte encontrando una libertad temática y formal mucho mayor a cualquier otra manifestación religiosa gracias a su acceso a los textos clásicos.

La aparición de estructuras de enseñanza reglada en Europa con título de Universidad data del s.XIII aunque algunas escuelas ya iniciaran su actividad durante el siglo XI o incluso antes y fueran adecuando paulatinamente sus infraestructuras o estructura interna para convertirse en una como ocurrió con la Universidad de Bolonia para cuya fundación se acepta comúnmente la fecha de 1088 cuando comenzó a impartir estudios de jurisprudencia y que sin embargo no obtuvo sus estatutos hasta 1317.

Durante la mayor parte de la edad media en Europa se produce por influjo religioso una denostación y persecución por parte de la iglesia de las actividades teatrales que se traduce en una equiparación del oficio del actor al de la prostitución y al igual que al segundo se la evita citar en las crónicas así como en las pinturas, de manera que la mayoría de informaciones que nos han pervivido son de quejas y legislaciones encaminadas a acotar o recriminar que personas de fe asistieran o participaran en representaciones teatrales paganas. Y es precisamente que gracias a éstas sabemos que el teatro aun estando mal visto era frecuentado y alentado incluso en algunos estamentos religiosos, por tener estos mayor margen de maniobra y acceso a textos clásicos, de tal manera que a día de hoy las únicas producciones que nos han llegado de la baja edad media se podría afirmar que son producidas por clérigos y escolares:

Monjes y eclesiásticos debieron ser los autores de los primeros misterios, milagros y demás representaciones litúrgicas, y estudiantes y clérigos compusieron las llamadas comedias elegíacas. Nuestra primera composición dialogada con nombre de autor, el Debate entre el agua y el vino[5]​ (S.XIII) es obra de un escolar, el Lupus de Moros que la suscribía:

“Un escolar la rrimó / que siempre dueñas amó.”[6]

Hay que decir que la producción clerical no era solo religiosa, sino que incluía la elaboración de los populares “juegos de escarnio”. Lo sabemos porque el mismo Alfonso X trató de censurar –probablemente con poco éxito- su representación en lugares sagrados. (Partida I tit. VI Ley 34 Alfonso X). El mismo Arcipreste de Hita se vanagloriará de haber escrito piezas de danza y trovas para “escolares que andan nocheriegos.

No existen pruebas documentales a favor o en contra que tales representaciones acontecidas en la Universidad fueran públicas antes del s. XVI a excepción de la Universidad de París, pero es más que plausible que no fuera un hecho aislado.

Por otro lado el acceso a textos clásicos es habitual en las universidades, por ejemplo se utilizaban citas de Terencio para enseñar gramática. Además de hacerse lecturas de las comedias del popular autor latino se conocían las de Plauto y las tragedias de Séneca. Precisamente gran parte de las obras producidas en el S. XV cuando se tuvo acceso a la imprenta son de marcada inspiración latina.

Es en los Estatutos de la Universidad de Salamanca de 1529 que encontramos reglada la obligatoriedad de la realización de representaciones teatrales, es más, en el capítulo 61 de sus Estatutos de 1538 podemos considerar el primer festival con premios documentado al ofrecer 6 ducados del arca de estudio a la mejor actuación. En otras universidades ocurre lo mismo, como el caso de Valencia en 1611 reflejado en sus Constituciones.

Es a partir de la segunda mitad del siglo XVI que comienza a declinar el uso hegemónico del latín en las representaciones. Es cada vez más habitual en que se cree una disglosia entre el latín y un latín muy contaminado, cuando no el uso de la nueva lengua romance. Es el caso de Niunensis de Juan de Valencia (latín-latín macarrónico-castellano) o la Egloga de Verginia Deipara (latín-gallego) o La tragedia de San Hermenergildo (latín-castellano-italiano). Siendo el uso de varias lenguas según la clase o procedencia un elemento propio de las obras universitarias, tradición que perdura hasta hoy donde es habitual en las obras de creación colectiva en zonas bilingües o en las agrupaciones compuestas con estudiantes de intercambio extranjeros.

La Compañía de Jesús

Uno de los maridajes más importantes y prolíficos entre el teatro y el sistema docente ocurrió en la segunda mitad del s. XVI con el advenimiento de la Compañía de Jesús. Su fundador San Ignacio de Loyola recogió la tradición universitaria –él mismo fue alumno de las Universidades de Alcalá, Salamanca, París y Bolonia– de realizar debates y representaciones teatrales. La regularidad, afición, respaldo económico e institucional hicieron crecer las obras en brillantez y aparato escénico. Y muchas de las obras fueron creadas ex profeso para su representación, ya sea por profesorado como alumnos: en la Biblioteca de la Real Academia de Historia de España sólo de la colección llamada de Cortes se conservan más de 100 piezas dramáticas creadas y representadas en los colegios de los jesuitas durante los siglos XVI y XVII.

Las primeras representaciones teatrales universitarias ya desde un comienzo se distinguen por su carácter ecléctico ya que aúnan el arte clásico y vulgar, usan varias lenguas, mezclan elementos cristianos y mitológicos así como hacen uso de la farsa y la tragicomedia.

Durante la época moderna y la colonización española de América y Asia se crearán una treintena de universidades siguiendo las pautas y actividades de las universidades metropolitanas,[8]​ algo que no ocurrirá en las colonias inglesas, portuguesas, holandesas y francesas hasta el advenimiento de la revolución industrial y la asunción de la educación como deber por parte del estado según los preceptos de la revolución francesa. Durante el s. XIX y principio del s. XX el ascendente de Europa hará que surjan universidades en el resto de continentes.

Tras la revolución francesa y la apropiación por parte del estado de la educación como derecho fundamental de sus ciudadanos hará que paulatinamente el control de las universidades pase de la iglesia al estado, o que se creen universidades estatales laicas en las nuevas repúblicas emancipadas de la metrópoli.

Durante el romanticismo se comienza a percibir un cambio fundamental en el teatro universitario. Surgen las primeras asociaciones estudiantiles formales con una clara especialización de las mismas -coro, orquesta, tuna, grupo de teatro universitario-, este paso de una unión temporal de estudiantes por convocatoria de una actividad a grupo consolidado, con nombre propio y estatutos, permitirá una mayor independencia de sus actividades, un mayor control de sus tiempos de producción y una mayor consciencia propia.

Las asociaciones más antiguas todavía en activo se encuentran en Inglaterra: en 1855 se forma en la Universidad de Cambridge el Amateur Dramatic Club (ADC)[9]​ la más antigua del país y una de las más prolíficas, actualmente produce una veintena de montajes al año.[10]​ Otra será la Oxford University Classical Drama Society (OUCDS)[11]​ inicia sus pasos en 1879 con el Ipólito de Sófocles.

Con el tiempo el asociacionismo evolucionará en la conformación de compañías de segunda generación. Estas se diferencian en que además de poder funcionar o regirse por tradición, oportunidad y afición, se le añade una nueva característica, tener un objetivo. Esta dirección les impulsa a que sean menos pasivas y tomen la iniciativa realizando una actividad más compleja y sostenida en el tiempo, lo que hace que se aparten del teatro aficionado y se adentren en el teatro independiente.

La principal diferencia entre las agrupaciones teatrales universitarias con el cambio de siglo es una participación más grande de estas en la cultura y la política, hasta el punto de servir por ejemplo a jóvenes estados para propiciar, a través del T. U., el surgimiento de un Teatro Nacional propio.[12]

Es de destacar que precisamente las dos principales ideologías emergentes (comunismo y fascismo) tomarán el teatro como un arte revolucionario, que permite cambiar la sociedad y alejarla del teatro burgués, carente de valores:

La llegada de las vanguardias y el protagonismo o instrumentalización que le dieron algunos estados al teatro universitario permitieron que éste contribuyera en la renovación (o consolidación) del teatro profesional. Esta capacidad de influir y de trascender la universidad distinguirá a las diferentes agrupaciones teatrales según los tiempos políticos de cada país:

Con el advenimiento de la Segunda República se duplicarán los centros escolares y se respaldará con medios la creación de misiones culturales -las conocidas misiones pedagógicas- con que llevar la música, el teatro y las demás artes a los pueblos más recónditos de España. A nivel estatal Alejandro Casona y su Teatro del Pueblo emplearán universitarios y desde la Universidad surgirá un proyecto similar, La Barraca en 1932 desde Madrid y, en 1934 desde Valencia, El Búho.

Con la llegada de la guerra civil estas misiones se interrumpen y las agrupaciones se disuelven, sin embargo, ya durante la guerra algunos de sus excomponentes volverán al teatro universitario creando nuevos grupos, ya sea en territorio nacional, ya sea en países hispanohablantes durante el exilio. Durante la guerra el SEU, el sindicato estudiantil filofascista creado en 1933, esgrime una serie postulados abrogándole -junto con la radio y el cinematógrafo- una gran importancia al teatro por su fuerza transformadora. Sin embargo una serie de objetivos teóricos como la transformación de la sociedad y vector de la renovación de la escena no acaban plasmándose en la realidad por falta de recursos, espacios y personal adecuado, resultando en su implantación una apropiación de las estructuras heredadas, controlando el Teatro Universitario de las universidades y cambiándole el nombre a estas agrupaciones añadiéndole "Español" para dar lugar a los TEUs de cada universidad.

Si bien este cambio en los grupos difusos, sin identidad propia, de tipo tradicional conocidos como Teatro Universitaro se produce a medida que se recupera el pulso docente y adquieren relevancia política, ocupan portadas y trascienden la universidad, la evolución en grupo moderno no se consolida hasta la década de los cincuenta por una lucha entre el idealismo renovador de la escena burguesa y la obsesión por el control ejercida desde la censura. En un primer momento primará el control efectivo de la institución, por lo que se impone un cambio estético del nombre del TU que será sustituido por el de TEU a imagen y semejanza del SEU, el Sindicato Español Universitario. La falta de medios y personal cualificado será evidente por lo que la producción será irregular los primeros años. El cambio que asegurará la época dorada de los 50 y 60 será la incorporación de Modesto Higueras que aportará la experiencia misional y pedagógica de época republicana y la aplique en el TEU principal, el TEU de Madrid.[15]

En 1939 Modesto Higueras había creado el Teatro Nacional de las Organizaciones Juveniles, germen y modelo que aplicará en 1941 cuando asume la direccíon del Teatro Español Universitario. Su labor y consejo influirá en el resto de TEUs a medida que aparezcan y se vayan consolidando, sobre todo una vez pasada la Segunda Guerra Mundial cuando el fascismo es derrotado y el franquismo en España reduce el efecto censor.

Durante los primeros años de la década de los sesenta se calcula que pudieron llegar a haber un centenar de TEUs a razón de un TEU Nacional, un TEU oficial por cada circunscripción (llegaron a haber 12 circunscripciones universitarias) y, además, solía haber TEUs propios en muchas carreras: El TEU de Medicina, el TEU de Derecho, etc. Por esto actualmente, por el alto número de TEUs, más la aparición de otros grupos con el mismo acrónimo (Teatro Experimental Universitario, Teatro de Ensayo Universitario), así como la homonímia con T.U. (Té-Ú), el término "teu" es sinónimo de compañía o grupo de teatro universitario en España y en algunas zonas de Hispanoamérica.

El programa de los primeros TEUs era muy similar al de La Barraca. Tratan de asumir la tradición española y la ruptura con la escena convencional. Gracias al paraguas del SEU los universitarios poco a poco acceden a locales de ensayo, materiales y hasta un fondo bibliográfico muy variado, no solo el permitido sino también a autores ajenos a las ideología y ortodoxia del régimen. Sin embargo aunque en un origen se propusiera un binómio de teu de distrito y teu itinerante, la realidad de los primeros años es que a censura condenaba a las obras a la función única y hasta los sesenta no se observan agrupaciones que hagan giras regulares por provincias.

El teatro universitario no conseguirá su propósito de regenerar el teatro profesional hasta la llegada de los grupos independientes, pero ya en los 50 será una tónica el adelantarse al teatro comercial a la hora de traer nuevas vanguardias y dramaturgias desde el extranjero y representar autores nacionales denostados por el régimen como García Lorca o Valle-Inclán. En la década de los sesenta y al tratar de aumentar el control por parte del gobierno por un lado y por las ansias de una mayor independencia por parte de los grupos, algunos de ellos comienzan a desligarse de la universidad y paulatinamente irán profesionalizándose. Esto daría pie al auge del teatro independiente, con singulares ejemplos como el Teatro Universitario de Murcia impulsado por César Oliva.

Con la llegada de la transición y la reconversión de la Universidad dentro de un contexto descentralizado se produce una reducción todavía mayor del número de grupos. A finales de los ochenta y principios de la década de los noventa prolifera la creación de aulas de teatro con diferentes modelos, financiación y objetivos de manera que su implantación y resultados son muy diversos. Sin embargo, la principal actividad que permitirá el asentamiento y consolidación de nuevos grupos será la institución de festivales o muestras de teatro, llegando el caso de la Muestra de Teatro Universitario de la Universidad Complutense que algunos años premió al grupo vencedor con pequeñas giras en Hispanoamérica.

Una de las iniciativas con las que el TU recupera el foco mediático es gracias a la iniciativa de Las Huellas de la Barraca organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (más adelante renombrada como Acción Cultural Española AC/E) que comenzó en 2006 y realizó siete ediciones hasta 2012.[16]

A partir de 2009 y con motivo de la recesión económica las Universidades reducirán sus partidas en cultura y actividades extracurriculares, cerrando algunas incluso la entera área de cultura. La falta de respaldo económico e institucional hará que algunos grupos y aulas desaparezcan por un lado, y por el otro que muchos teus por tener que buscar financiación y espacios fuera de las facultades acaben por aumentar el número de actividades y que estas trasciendan el recinto universitario. A resultas de este proceso aparecerán un nuevo tipo de festivales creados y organizados por grupos de teatro independientes como es el caso del Festival MUTIS en Barcelona en 2010 y el CUAL en Almagro en 2014. Gracias al trabajo en red de los grupos participantes se ha recuperado la Federación Española de Teatro Universitario en 2014.

Mientras en los primeros diez años del TEU predominaban las puestas en escena de textos dramáticos de la vanguardia europea, en los años 80 predominó la creación y dirección colectiva. En los 90, descolló la dramaturgia latinoamericana, y en los 2000 no hay predominio de algo en particular, sino una preferencia por textos dramáticos clásicos, de vanguardia europea y latinoamericana, de costumbrismo boliviano, creación colectiva y dramaturgia de autor; un miembro del grupo escribe para éste, a diferencia de la creación colectiva, en la que todos participan en la construcción del drama.[17]

En la década de los años treinta el gobierno chileno apuesta por la construcción de estructuras estatales que respalden la cultura creando el Conservatorio de Música y la Escuela de Ballet, este impulso llegará a la Universidad en forma de realización de festivales y surgirán grupos en las carreras de Pedagogía, Bellas Artes, Leyes, Ingeniería y Medicina. La renovación teatral, la expansión del sector y la aparición de dramaturgos nacionales en la década de los cincuenta tendrá en el teatro universitario uno de sus principales pilares: acontecimientos internacionales como la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, trajeron a Chile a compañías extranjeras -Margarita Xirgú, Louis Jouvet y el Ballet de Joss- encontraron en los jóvenes estudiantes terreno fértil.[18]

El Teatro Experimental de la Universidad de Chile (TEUCH) nace el 22 de junio de 1941 cuando Pedro de la Barra plasma la idea nacida en marzo de ese año de crear un teatro de arte. De la Barra reúne a estudiantes del Instituto Pedagógico y estrena ese día, en el Teatro Imperio, dos obras breves: La guarda cuidadosa de Miguel de Cervantes y el esperpento Ligazón, de Ramón del Valle Inclán,[19]​ esta última dirigida por José Ricardo Morales.[20]

Este organismo provenía del Centro de Arte Dramático del Instituto Pedagógico (CADIP), fundado en 1934 por Pedro de la Barra, pero también se nutrió de un gran número de estudiantes españoles en el exilio que trajeron experiencias directas de La Barraca lorquiana como los hermanos Héctor y Santiago del Campo y de El Búho de Max Aub, como José Ricardo Morales.

Siguiendo los pasos de las misiones pedagógicas españolas, el grupo recorrió todo el país fomentando la aparición de nuevas agrupaciones en otras universidades: En 1945 surgió el Teatro de la Universidad de Concepción (TUC), en 1958 hizo aparición el grupo de Teatro de la Universidad Técnica del Estado (Teknos), el Teatro de la Universidad de Antofagasta (TEA) en 1962.[21]

El TEUCH contribuyó a profesionalizar la carrera de actor en Chile.[22]​ En 1959 el Teatro Experimental de la Universidad de Chile se fusionó con el Departamento de Teatro Nacional y en poco tiempo sufrió varios cambios de nombres: Instituto de Teatro de la Universidad de Chile (1959-1968), Teatro de la Universidad de Chile y Departamento de Teatro de la Universidad de Chile.[21]

Tras el golpe de Estado de 1973, encabezado por el general Augusto Pinochet en contra del gobierno del socialista Salvador Allende, muchos de sus integrantes fueron expulsados y sufrieron la persecución del régimen militar; algunos partieron al exilio, mientras que otros comenzaron a trabajar por mantener compañías de teatro independientes.[21]

En marzo de 1974 fue creado el Departamento de Artes de la Representación (DAR), que tuvo a su cargo la enseñanza, la investigación, la extensión y la creación artística del medio teatral.[21]​ Actualmente el TEUCH se denomina Teatro Nacional Chileno y sigue siendo organismo dependiente de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, desarrollando sus actividades en la Sala Antonio Varas, en pleno centro de Santiago.[23]

Rodrigo Facio Brenes -el que fuera docente y rector de la Universidad de Costa Rica, abogado y diputado constitucionalista en la Asamblea que redactó la Constitución de 1949- apostó por la renovación del teatro profesional en el seno de la Universidad. En 1950 surgirá el Teatro Universitario (TU) bajo la supervisión de actores españoles de la compañía Lope de Vega. El primer director será Luci Ranucci, le sucederá el costarricense José Tassies y ya en 1963 continuará bajo la batuta del dramaturgo Daniel Gallegos.[24]

Continuará su actividad con estudiantes universitarios hasta 1970 cuando se crea la Escuela de Artes Dramáticas, a partir de entonces el Teatro Universitario montará sus obras con elencos, en su mayoría, integrados por estudiantes de artes escénicas. El TU ha suscitado la aparición de otros grupos como el Teatro de Cámara Arlequín y el Grupo Teatro de Bolsillo.

Además de participar en la "búsqueda de nuevas formas de expresión escénica y la transformación y renovación del lenguaje escénico" y traer directores y profesores extranjeros como invitados conserva asimismo la misión de llevar el teatro "a los sectores sociales que no tienen acceso al teatro del área metropolitana."[25]

En 1915 se tiene constancia de la creación de un efímero grupo de teatro estudiantil para la realización de clásicos españoles por parte del Dr. Salvador Salazar[26]​ pero es gracias a la presencia de giras de Alejandro Casona con la Compañía Teatral Josefina Díaz-Manuel Collado en 1937 y 1939 sumadas al exilio de José Rubia Barcia que propició la primera Academia de Artes Dramáticas de Latinoamérica en 1940 lo que supuso un revulsivo para las artes escénicas del país. Uno de los profesores de la Academia, el profesor austríaco exiliado Ludwig Schajowicz, se convertirá principal impulsor en 1941 del primer grupo de teatro universitario: el Teatro Universitario de la Habana.[27]​ José Rubia respaldará su creación y llegará a dirigir algunas de sus obras de repertorio español, mientras que Ludwig se encargará de dotar al grupo de una línea griega clásica inédita en el resto de universidades americanas.

Durante las décadas del 40 y del 50, el Teatro Universitario de La Habana, también conocido como TUC (Teatro universitario de Cuba) contribuyó eficazmente al auge del arte teatral en la isla. Del Seminario de Artes Dramáticas surgieron grandes figuras nacionales. Ludwing Shajowicz se mantuvo al frente del grupo desde su fundación hasta 1946. De 1946 a 1959 continuó al frente Luis Alejandro Baralt y de 1959 hasta 1978, Helena de Armas Ruibal, que pasó el testigo a Armando del Rosario Durán. El grupo, con más de doscientos montajes en su haber ha viajado tanto por el interior del país como por México, Guatemala, Estados Unidos, Italia, Venezuela y España.

Es importante recalcar que, a diferencia de otras aulas y grupos, actualmente el Teatro Universitario de La Habana cuenta con un repertorio estable de 8 piezas: La cantante calva de Eugene Ionesco, ¡Solavaya! de Rolando Rigali (Cuba), La obra de arte de Antón Chejov, Noches de amor efímero de Paloma Pedrero, Dos viejos pánicos de Virgilio Piñera (Cuba), Arte de Yasmina Reza, Santa Cecilia de Abilio Estévez, (Cuba), Cuentos y chismes del oficio de Enrique Jardiel Poncela.

La exiliada española María Solá de Sellarés inició en el Instituto Normal para Señoritas Belén un grupo teatral en 1945, al que en 1946 comenzaron a incorporarse varones procedentes de la vecina Universidad de San Carlos, núcleo del que partirá el que será el primer grupo oficial que se creó en 1948 con el nombre de Teatro de Arte Universitario (TAU)[28]​ para dar salida el interés dramático que había entre los estudiantes de la Universidad. El TAU aunque en sus primeros años mantuviera una actividad muy básica por falta de que se le asignara presupuesto, funcionó como un aula de teatro impartiendo cursos de extensión universitaria sin carácter curricular. El reparto de los primeros años se centró en piezas de teatro clásico español y de dramaturgos como Pirandello y O'Neil.

En 1949 llegó a Guatemala el Teatro Universitario de Cuba, bajo la dirección de Ludwig Schajowicz. La influencia del TUC en el TAU será notable, sucediéndose las visitas e intercambios de estudiantes.[29]

En 1952 aparece la Dirección General de Cultura y Bellas Artes y se promocionan las misiones teatrales. Para ello con parte del TAU surgirá la Compañía de teatro ambulante "Lope de Rueda" a imagen de La Barraca lorquiana, con un repertorio de obras cortas como los pasos de Lope de Rueda, algunos entremeses de Cervantes y piezas de Alejandro Casona. Estas misiones duran hasta 1954.

Durante la presidencia del Coronel Carlos Castillo Armas, los fondos de la Dirección General de Cultura y Bellas Artes pasaron de las misiones a promocionar festivales de teatro y a la fundación de la Escuela Nacional de Teatro.

El TAU tuvo su periodo de mayor actividad entre los años 1954 y 1958, uno de sus hitos más importantes fue ser seleccionado en la Primera Asamblea Mundial de Estudiantes realizada en Nigeria en 1957 para realizar una gira por Turquía, Italia, Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido, Noruega, Suecia y Portugal durante 1958.

Entre las características de esta compañía destacan la reivindicación y uso en sus montajes de la danza y música indígenas, así como el uso de escenarios circulares. También presentó obras en el Canal 8 de televisión.

Eduardo Navarro, director del TU de la Universidad de San Marcos creó la Federación Nacional de Teatro Universitario Popular en Perú.[30]​ La FENATEPO durante los años 70 llegó a amalgamar a más de 50 grupos de teatro y organizó convenciones, festivales y plenarios como los de Chimbóte (1972), Arequipa (1973), Ayacucho (1974), Chiclayo (1975), Cajamarca (1976), Trujillo (1977) o Chimbóte (1978).

Desde 1855 hasta nuestros días existe gran proliferación de asociaciones dramáticas en la órbita del mundo anglosajón principalmente en Inglaterra, Escocia, Canadá y Estados Unidos, sobre todo ligada a la estructura de campus, donde debido a la variedad acaban por tematizarse, ya sea por ejemplo centrándose en el mundo clásico greco-romano, un autor o vanguardia específicos o bien en la realización de musicales.

Además del Amateur Dramatic Club (ADC) de la Universidad de Cambridge creada en 1855 y la Oxford University Classical Drama Society (OUCDS) en 1879, de nuevo en Cambridge surgirá el Footlights Dramatic Club[31]​ y el Cambridge Greek Play en 1883, esta última especializada en obras clásicas griegas, inició su andadura en 1883 con el montaje de Ájax de Sófocles.

Ese mismo año en EE. UU. echará a andar la Asociación Dramática de la Universidad de Princeton[32]​ germen del Triangle Club quien desde 1891 es la más antigua compañía universitaria itinerante de musicales de EE. UU. y una de las pocas en el mundo que promociona espectáculos escritos por sus propios estudiantes.

En el caso de Escocia, en 1896 se fundó la Edinburgh University Drama Society, the EUTC y ya en el siglo XX, Aberdeen Student Show en 1921, especializada en teatro musical.

Otro ejemplo de tematización es la creación de la Marlowe Society[33]​ de Cambridge en 1907.[34]​ Por último, también aparecen asociaciones de temática vanguardista como el Experimental Theatre Club[35]​ (ETC) creado en 1936 en Oxford.

Hoy en día existen tres encajes del teatro dentro de la universidad:

Por supuesto debido a la independencia entre centros y la proliferación de universidades la mayoría de las realidades son una hibris de estos tres casos: en el caso de la UNAM de Méjico, sirve de escuela nacional de arte dramático y, por su tamaño, de principal cantera actoral de todo el país. En España hay un sistema de Aulas en las universidades menores y una red de asociacionismo en las universidades principales del país, pero en algunas universidades medianas como la de Santiago de Compostela convive un Aula en simbiosis con un rico y variado conjunto de grupos independientes.

En un origen se utilizaban los claustros universitarios pero a partir del siglo XVII, dependiendo del año de creación, la capacidad económica y la relevancia que tenga la cultura y, en específico, el teatro, existen espacios de mayor o menor capacidad, mejor o peor situación dedicados a las artes escénicas en campus y universidades.

Según su relación con su enorno pueden clasificarse en:

Por su morfología y características se pueden clasificar en:

Existen muchas maneras de analizar y clasificar las agrupaciones según su composición, su origen, su temática, su vinculación con la Universidad, incluso por cómo se definen a ellas mismas al adoptar un nombre.

Los objetivos principales de estas agrupaciones son tres, pero destaca en el Aula el aprendizaje y perfeccionamiento de la técnica, en los grupos independientes destaca la representación y en el de los colegios mayores destaca el componente social.

El origen de una agrupación teatral universitaria es variado, no suele ser fruto de un solo motivo. Por ejemplo en la génesis de La Barraca parte de una clara iniciativa o inquietud previa pero ésta surgió solo al ser refrendada por un organismo superior -el I Congreso de la Unión Federal de Estudiantes Hispanos (UFEH)-[36]​ que la crea a modo de encargo.

No existe una normativa exacta por la que se tenga que regir un grupo a la hora de adoptar un nombre, es más, en la práctica suelen convivir con varios nombres o maneras de llamarse que son complementarias y determinan la idiosincrasia del grupo:

Algunos grupos según la oficialidad o lugar al que acudan pueden hacerlo bajo diferentes nomenclaturas, por ejemplo es el caso de Caín de la UPM quien se ha dado a conocer como Caín Teatro[40]​, Grupo de Teatro Caín y Aula de Teatro de Arquitectura[41]​.



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