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Textilería incaica



El arte textil incaico es una de las más antiguas tradiciones textiles de los Andes y llegó a ser una de las más desarrolladas durante el apogeo inca, debido al uso de diferentes materiales y técnicas (resultado de su cultura híbrida adquirida gracias a las conquistas de otras etnias andinas). Los incas lograron producir una gran variedad de prendas de vestir y elementos de uso cotidiano.

Los textiles incas se caracteriza por sus diseños geométricos o tocapus y por la fineza de su técnica. Los incas destacaron por sus tapices y sus mantos de plumas, también de diseños geométricos. Tuvieron un extraordinario sentido de la simetría, reflejado en la repetición de figuras estilizadas dispuestas de una manera sumamente ordenada.[1]

Para los incas la importancia de los textiles fue religiosa, social y política.[2]​ Ellos expresaban su cosmovisión, su sentido del espacio y de sus divisiones. Eran símbolos de nivel social. Los famosos ponchos dameros, blancos con negro y rojos al centro se destinaban únicamente a los orejones (nobles) o generales allegados al Inca. Se dice que los diseños geométricos, que aparecen en algunos tejidos, servían también para identificar a los incas y sus familias.[3]

Elaboradas con hilos previamente teñidos con colorantes —preparadas a partir de hierbas y granos—, las prendas se tejían mediante varios tipos de telares, tanto fijos como móviles. El más frecuente era el de cintura, que las mujeres manipulaban sentadas, con el telar sobre las piernas.[5]​ Los encargados de teñir la lana para su confección posterior eran los Canticamayoc.[6]​ En la actualidad se sabe que los incas usaban algodón de colores (no necesitan teñirse), un ejemplo de ello se puede ver en chompas hechas por ayacuchanas.

A lo largo de la historia andina, la producción textil alcanzó un gran desarrollo que se expresó en los mantos Paracas, Huari y en las gasas Chancay, además de los tapices, brocados y telas dobles, entre otros.[7]​ Durante el Tahuantinsuyo se siguieron confeccionando finas vestimentas con adornos de plumas de aves exóticas, con exquisitos bordados y con adornos de oro y plata o mullu como símbolo de estatus.[8]

El tejido fue un elemento de especial importancia y valoración en la época inca, y, por lo tanto, esencial para la reciprocidad. El Estado inca necesitaba contar con una gran cantidad de tejidos para satisfacer la demanda y, por ello, creó los aclla huasi y obrajes femeninos, lugares donde las mamaconas se dedicaban a confeccionar tanto prendas finas (cumbis) como burdas, y a preparar las bebidas para las celebraciones y ceremonias oficiales.[8]

Una de las prendas más finas que produjeron los incas fueron los uncus o camisetas, las cuales se caracterizaban por estar adornadas con figuras bordadas de carácter geométrico llamadas tocapu. Estas formas han despertado el interés de los investigadores, pues la complejidad y variedad de detalles que tienen hacen pensar en una suerte de escritura ideográfica.[8]

Existían diversas técnicas difundidas entre los incas, que variaban de acuerdo con la región. Las más utilizadas eran el hilado, el brocado, la tapicería, la doble tela, el entrelazado, las caras de trama y urdimbre, y el anudado. Estas técnicas dependían del tipo de materias primas e hilos empleados (gruesos o delgados) y del uso destinado a las prendas.[3]

Las prendas de vestir comunes a toda la población inca eran el uncu y la faja para ceñirlo a la cintura. Para elaborar estas prendas y la gran variedad de complementos con que se acompañaban (gorros, mantos, etc.) se usaban dos tipos de telas: una fina (cumpi o cumbi) para la nobleza, y la otra burda (abasca) destinada al pueblo llano.[9]

Existía la producción individual de textiles ejecutada por artesanos en el entorno familiar, así como la producción bajo control estatal. Los textiles también tenía categorías: los ordinarios o abasca y los finos o cumbi, estos últimos tenían una función ritual pues estaban los generales y a la nobleza.[10]

En la textilería se utilizó tanto el telar de cintura como el horizontal. Los hilos se diferenciaban por el grosor y las fibras más apreciadas eran las de vicuña y alpaca, también se utilizaba la de llama. Los tapices eran confeccionados con la urdimbre de algodón y la trama de lana. Mientras los tapices europeos nunca pasaron de 85 hilos de trama por pulgada, los tapices incas solían tener 200. En estos se solía imprimir figuras de pumas y jaguares. La tapicería precolombina, cuyo apogeo fue alcanzado durante el periodo Huari, se convirtió en la técnica predilecta de los incas.[11]

El sello característico de la ornamentación de los tejidos fue el contraste permanente entre los colores rojo, negro y amarillo. Estos podían combinarse en diseños sencillos de largas bandas o grandes cuadrados, o en complicadas series de pequeños motivos geométricos, figurativos o zoomorfos.[12]


Los incas heredaron toda una tradición textil andina, principalmente de la producción lograda por la cultura Huari, la cual logró una gran calidad artística en el uso de colores y en la iconografía, destacando principalmente en la elaboración de tapices.[14]

Los incas desarrollaron una técnica similar a la Wari, a la par que los demás señoríos que lo circundaban, puesto que se desarrollaron en una región donde predominó anteriormente el gobierno Wari.[7]​ Muestra de eso son los tejidos herederos de esta tradición, por ejemplo en el caso de ponchos que con diseños muy parecidos y el uso recurrente de tocapus como también lo hicieron los Wari. Esta tradición predominó muy marcada, como en cualquier otra etnia andina, en los incas alrededor de los años 1200 hasta 1450 aproximadamente.

Durante los casi cien años de duración del Tahuantinsuyo (de 1438 a 1532), si bien la tradición andina continuó como base, esta fue adquiriendo más variedades de acuerdo a la región en que se desarrollaba, a la par que adquiría técnicas desarrolladas por otras culturas anexadas al imperio. Cabe destacar en este caso por ejemplo el uso de plumas obtenidas de las zonas de la selva, para la decoración de ponchos y tocados; del mismo modo también se hallan características significativamente diferentes de acuerdo al suyu en que se desarrollaba el textil.[15]

La tradición textil inca continúa actualmente desarrollándose en distintos poblados de los Andes, habiendo adquirido características muy diferentes de acuerdo al pueblo que la elabora. Actualmente son muy reconocidos los textiles de Chinchero por su dedicación en la elaboración y por mantener como base la tradición textil inca.[16]



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