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Torre de Belém



La torre de Belém es una antigua construcción militar situada en la ciudad de Lisboa, capital de Portugal. Es una obra de Francisco de Arruda y Diogo de Boitaca que tuvo gran importancia en la Era de los Descubrimientos de Europa, ya que sirvió como fortaleza y como puerto desde donde partieron los exploradores portugueses para establecer cuál sería el primer comercio europeo en la historia con China e India. Cuando dejó de servir como defensa de invasores en el estuario del río Tajo se utilizó como prisión, como faro y también como centro de recaudación de impuestos para ingresar en la ciudad.[1][2][3][4][5]

Se encuentra situada en la desembocadura del río Tajo, en el barrio de Santa Maria de Belém, al suroeste de Lisboa. Junto con el Monasterio de los Jerónimos, la Torre de Belém fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.[6][3]

También es conocida como Torre de San Vicente, ya que fue erigida en honor a San Vicente Mártir, patrono de Lisboa.[5][7]​ Su nombre original era Castelo de São Vicente a par de Belém.[8]

Su construcción fue iniciada en 1516, bajo el reinado de Manuel I de Portugal (1495-1521). Las obras a cargo de Arruda, quien ya tenía experiencia en construcciones defensivas, y bajo la dirección de Boitaca, quien por esos días también dirigía la construcción del vecino Monasterio de los Jerónimos de Belém, finalizaron en 1520.[9][1]

Gaspar de Paiva fue consagrado como primer gobernador de la torre, en 1521.[5]

A partir de la década de 1580, los almacenes fueron utilizados como calabozos.[7]

En la actualidad, la torre es uno de los monumentos más importantes y representativos de la ciudad de Lisboa y de todo Portugal, con gran afluencia de turistas durante todo el año. En 2014 recibió cerca de 531 000 visitantes.[10][11]

La Torre de Belém era parte de un sistema de defensa triple conformado con el baluarte de Cascais y el fuerte de San Sebastián de Caparica, en la costa opuesta del Tajo.[7]

El monumento tiene las influencias islámicas y orientales, que caracterizan el estilo manuelino y marca el fin de la tradición medieval de las torres de homenaje, formando uno de los primeros baluartes para artillería en Portugal.[5][7]

Parte de su belleza reside en la decoración exterior, adornada con cuerdas esculpidas en piedra, galerías abiertas, torres de vigilancia en estilo mozárabe y almenas en forma de escudos decoradas con esferas armilares, la cruz de la Orden de Cristo y elementos naturalistas, como un rinoceronte, alusivos a los descubrimientos en ultramar. El interior gótico, localizado bajo el piso inferior, sirvió como armería y prisión y es muy austero.[5]

Su estructura se compone de dos elementos principales: la torre y el baluarte. En los ángulos del piso inferior de la torre y del baluarte, sobresalen garitas cilíndricas coronadas por cúpulas con forma de gajos de naranja, ricamente decoradas en cantería de piedra.

La torre cuadrangular, de tradición medieval, se eleva cinco pisos por encima del baluarte, de la siguiente forma:

La nave del baluarte poligonal, ventilada por un pequeño claustro, tiene dieciséis aberturas para cañoneras de tiro rasante. El terraplén, guarnecido por almenas, constituye una segunda línea de fuego, estando localizado en el Santuario de Nuestra Señora del Buen Suceso, patrona del lugar, también conocida como la Virgem do Restelo.

Sobre la fachada oeste aparece la figura de un rinoceronte, homenaje a un ejemplar que fue llevado a Lisboa poco antes de que se iniciara la construcción de la torre. El rinoceronte fue un presente del gobernador de la India portuguesa, Alfonso de Albuquerque, al rey Manuel I. El 20 de mayo de 1515 llegó el animal al puerto de Belém, cerca de donde más tarde se erigiría la torre, en medio de gran interés dado que era el primer rinoceronte en suelo europeo en más de mil años, desde la época del imperio romano. El animal fue tan popular en aquellos días que no solamente se incluyó su figura en la decoración de la Torre de Belém, sino que el impresor Valentim Fernandes representó y describió al detalle la anatomía del ejemplar, lo que inspiró al pintor alemán Alberto Durero, quien jamás vio un rinoceronte, a realizar la famosa xilografía conocida como Rinoceronte de Durero.[12][13][14][15]

Durante la Tercera Dinastía (1580-1640), la Torre de Belém fue utilizada para albergar al menos un centenar de presos políticos. Entre los más famosos figuran Francisco Manuel de Melo (escritor y político), Francisco de Castro (inquisidor general), Sebastião de Matos Noronha (arzobispo de Braga), João de Almeida e Portugal (marqués de Alorna) y el mariscal Gomes Freire de Andrade, nieto de un gobernador de la Torre de Belém.[16]

Torre de Belém, "ex libris" de Lisboa.

Vista nocturna.

Loggia renacentista.

Cañones en la Torre.

Garitas de centinela.

Detalle de una garita.

Balcón.

Fachada oeste.



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