Son conocidos como la tragedia de Heysel (en francés: Drame du Heysel; en neerlandés: Heyseldrama y en italiano: Strage dell'Heysel) los sucesos acontecidos el 29 de mayo de 1985 en el Estadio de Heysel de Bruselas, en Bélgica, en el que murieron 39 aficionados (32 italianos en su mayoría seguidores de la Juventus, cuatro belgas, dos franceses y un británico) a causa de una avalancha de aficionados en los prolegómenos de la final de la Copa de Europa (hoy Liga de Campeones de la UEFA) entre el Liverpool y la Juventus de Turín, provocados por un incidente entre los aficionados más radicales del club inglés y un grupo de espectadores en su mayoría seguidores del equipo italiano. Los sucesos causaron, además, 600 heridos de diversa consideración. La tragedia sucedió solo dos semanas después de la tragedia de Valley Parade, con 56 muertos.
La UEFA aplicó una sanción sin precedentes en el mundo del fútbol a raíz de la tragedia, imponiendo un veto de cinco años de toda competencia europea a todos los clubes ingleses, con el doble del castigo para el Liverpool aunque al final el club le fue rebajado el castigo a seis años; además de que el estadio de Heysel fue clausurado para partidos de fútbol, hasta su posterior demolición y reconstrucción.
La final de la Copa de Europa generó expectativa en el aficionado por:
El estadio estaba abarrotado con 60.000 espectadores, con más de 25 000 aficionados de cada equipo. Los fondos del estadio, detrás de las porterías, eran zonas sin asiento donde el público estaba de pie.
La UEFA repartió a las aficiones de cada club en diferentes zonas, y reservó unas zonas para los aficionados belgas que quisieran asistir al partido. Pero muchas de las entradas reservadas al público local fueron adquiridas por aficionados de los dos equipos que, de esta manera, coincidieron en una misma zona.
Los sucesos se desencadenaron sobre las siete de la tarde, una hora antes de la hora del inicio del encuentro, en la zona Z, una zona de a pie situada en uno de los fondos del estadio junto a una esquina. La zona Z estaba mayoritariamente ocupada por aficionados de la Juventus, pero era anexa a la zona X, donde había muchos aficionados del Liverpool.
Los aficionados más radicales del Liverpool situados en la zona X, muchos de ellos en estado de embriaguez[cita requerida], empezaron a tirar objetos y se abalanzaron sobre los aficionados del Juventus situados en la zona Z: se produjo una avalancha y los aficionados de Juventus, intentando alejarse de los del Liverpool, se acumularon en el fondo de la zona, aprisionados por una parte contra el muro donde finalizaba la gradería, y por otra parte contra las vallas «protectoras» que separaban las gradas del terreno de juego.
Cientos de aficionados de Juventus quedaron aprisionados contra las vallas, que eran fijas y no tenían salidas de emergencia, bajo la presión de miles de aficionados.
La situación encrespó a los aficionados situados en el resto del estadio, impotentes desde sus localidades. Algunos aficionados, tanto de uno como de otro equipo, llegaron a saltar al campo armados con palos y otros objetos, y se dirigieron a las zonas de la afición rival con ánimo de agredirla.
Las fuerzas de seguridad se dedicaron entonces a tomar posiciones para evitar que la situación fuese a más. Hicieron cordones de seguridad intentando separar las zonas del estadio, convirtiéndolas en zonas estancas para evitar que se produjeran más invasiones de una zona a otra. Sin embargo, no intervinieron con la suficiente celeridad para restablecer el caos que se había producido en la zona Z. Además, al cerrar los accesos a la zona Z para que no pudiesen entrar aficionados, también impidieron que pudieran salir los que había en ella, hecho que convirtió la zona Z en una jaula donde cientos de aficionados seguían amasados y aplastados por la presión de la multitud.
La situación se prolongó durante muchos minutos a la espera de la llegada de especialistas que pudieran sacar las vallas que aprisionaban a los aficionados. Se produjeron cientos de casos de asfixia, aplastamiento y crisis de ansiedad.
Algunos aficionados incluso pudieron ser evacuados al terreno de juego por otros aficionados y por las fuerzas de seguridad, pero el número de agentes sanitarios fue insuficiente ante la situación y muchos aficionados recibieron los primeros auxilios de otros aficionados.
Finalmente las ambulancias llegaron a entrar al mismo terreno de juego y empezaron a evacuar a cientos de heridos, pero no se pudo evitar la muerte de 39 aficionados. La mayoría fallecieron por asfixia y aplastamiento. Muchos cadáveres fueron depositados en un espacio anexo al mismo terreno de juego, visibles desde otras zonas del estadio.
Los sucesos causaron un gran impacto mundial ya que ocurrieron pocos minutos antes del inicio del partido, cuando las televisiones ya estaban emitiendo las imágenes en directo para todo el mundo. Solo se conoce el caso de una televisión que decidió suspender la emisión, la de la República Federal de Alemania.
Ante la caótica situación, la UEFA sopesó la suspensión del encuentro, pero finalmente decidió que se jugase ante el riesgo de que la suspensión conllevase peores consecuencias. Esta decisión fue duramente criticada por la opinión pública.
La tragedia de Heysel se cobró 39 víctimas mortales (32 italianos mayoritariamente seguidores de la Juventus FC, cuatro belgas, dos franceses y un británico). Estos son los nombres de los fallecidos
:El encuentro se disputó con una hora y 25 minutos de retraso del horario inicialmente previsto por decisión del jefe de la policía belga, capitán Johan Mahieu, y del alcalde de Bruselas, Hervé Brouhon, «para evitar una guerra civil» no obstante la negativa del pleno de jugadores y cuerpo técnico de la Juventus.
Antes del inicio del encuentro, y de común acuerdo con las directivas de los clubes involucrados, los capitanes de ambos equipos Gaetano Scirea y Phil Neal leyeron un comunicado redactado en italiano e inglés, respectivamente, por la megafonía del estadio con la finalidad de tranquilizar a los aficionados.
La final, como consecuencia del trágico suceso, se disputó en un clima enrarecido y con algunos cadáveres todavía visibles desde una de las zonas del estadio.Michel Platini envió un pase largo de unos 50 metros hacia su compañero de equipo Zbigniew Boniek, quien se dirigía a la meta inglesa defendida por Bruce Grobbelaar. Boniek fue derribado a menos de un metro del área de gol por el último defensor del Liverpool, Gary Gillespie, quien ingresó en el 4.º minuto del segundo periodo en reemplazo del también defensor Mark Lawrenson. El colegiado suizo André Daina, a unas veinticinco yardas (22.86 metros) de distancia del punto de contacto, señaló penalti, que fue convertido por Platini en el único gol del encuentro.
Durante el mismo, el terreno de juego estuvo rodeado por efectivos de la policía belga que vigilaron todo cuanto sucedía en las graderías. Al minuto 57Solo fueron inculpados por la Tragedia de Heysel, en 1989 y tras cinco meses de juicio, 14 aficionados del Liverpool, que fueron condenados a tres años de prisión por la justicia belga. Pero cuando llevaban cumplida media condena la sentencia fue suspendida tras el recurso de la defensa, al entender que el homicidio fue involuntario.
También fueron sancionados por la UEFA el Liverpool y los clubes ingleses en general (ver capítulo "Consecuencias para el fútbol inglés").
No fueron inculpados por la tragedia ni la UEFA como organizadora del evento, ni los propietarios del Estadio de Heysel como sede de la final, ni las autoridades belgas responsables de la seguridad.
A pesar de ello, el Estadio de Heysel (en el que no se colocó ninguna placa conmemorativa de las víctimas) no volvió a acoger nunca más un partido de fútbol desde aquel 29 de mayo de 1985, limitándose a la celebración de encuentros de atletismo. Y Bélgica no volvió a acoger ningún gran evento deportivo internacional en los siguientes 10 años.
En 1994, el Estadio de Heysel fue parcialmente reducido, disminuyendo su aforo a los 40.000 espectadores. Posteriormente fue totalmente remodelado y reconstruido en un nuevo y moderno estadio al que se bautizó con un nuevo nombre, Estadio Rey Balduino, que volvió a acoger la celebración de partidos de fútbol. El primero tras la Tragedia de Heysel fue un partido amistoso entre Bélgica y Alemania. En 1996 acogió de nuevo una final europea, la final de la Recopa, que el 8 de mayo de 1996 enfrentó, sin ningún tipo de incidentes, al París Saint-Germain y al Rapid de Viena, con victoria francesa por 1-0.
A mediados de los años 1990, Bélgica fue designada sede de la Eurocopa de fútbol del año 2000 junto a los Países Bajos, tras acreditar la total renovación y modernización de los estadios que acogerían el evento.
A pesar de todo ello, el gobierno británico no tomó severas medidas hasta cuatro años más tarde. Tuvo que suceder la tragedia de Hillsborough en 1989, en el que fallecieron 96 aficionados ingleses, concretamente del Liverpool FC, para que el gobierno de Margaret Thatcher se decidiese a actuar con contundencia y dictara la "Football Spectators Act" y el "Informe Taylor" para erradicar el fenómeno del "hooliganismo" y mejorar la seguridad en los estadios.
La tragedia de Heysel no fue la mayor catástrofe que había sucedido en un estadio de fútbol, pero sí la de mayor impacto mediático por producirse en una final de la Copa de Europa, el partido más importante y con mayor audiencia del fútbol europeo. Por ello, los sucesos de Heysel tuvieron una negativa influencia sobre el balompié en general.
Se generalizó una imagen del fútbol como deporte violento y peligroso, y se registró un descenso en el número de asistentes a los estadios de fútbol en la mayoría de estadios europeos. Como contraposición, creció espectacularmente el número de espectadores y practicantes de otros deportes de equipo como el baloncesto.
La FIFA tuvo que redoblar sus esfuerzos para mejorar la imagen del fútbol, y puso en marcha una campaña mundial denominada "Fair Play", en favor del juego limpio.
Además, la FIFA tomó medidas para mejorar la seguridad en los estadios de fútbol:
Otras de las mayores tragedias en estadios de fútbol que ha habido fueron:
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