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Tuba uterina



Las trompas uterinas,[1]​ también conocidas como tubas uterinas, trompas de Falopio[2]salpinges uterinas u oviductos, son dos conductos musculares que conectan los ovarios y el útero o matriz.
Sus funciones están relacionadas con la ovulación, con el transporte y capacitación de los espermatozoides y con la fecundación. Algunas enfermedades y trastornos que afectan la trompa, pueden ser la enfermedad pélvica inflamatoria, el embarazo ectópico y las Neoplasias.

El médico griego Herofilo, en su tratado sobre partería, señala la existencia de los dos conductos que, suponía transportaban el "semen femenino".
Luego Galeno ya en la era actual, describió que los conductos pares señalados por Herophilus se conectaban con el útero.
En 1561 el médico renacentista Gabriele Falloppio publica su libro Observationes Anatomicae. Su aporte es una descripción detallada de la "trompa" del útero, sus diferentes porciones, con su extremo más alejado (distal) abierto hacia el abdomen y el otro (proximal) en conexión con el útero.[3][4]







Las trompas de Falopio derivan del extremo craneal de los conductos paramesonéfricos o conductos de Müller.
En la mujer las trompas se originan en los espacios pelvi-viscerales para terminar en la celda genital, lugar donde se sitúa el útero.[5]

Existen dos oviductos, cada uno conecta un ovario con el sector superior y lateral del útero.
En la mujer tienen una longitud promedio de 10 cm, con límites entre 7-14 cm.[6]​ El diámetro interior es de 1 milímetro (mm) en los oviductos intramurales y de 4 mm en los pabellones de la trompa.
Se extienden a lo largo del margen superior de los ligamentos anchos del útero, desde su extremo medial o "cuernos del útero" hasta su extremo lateral en la superficie del ovario. Cada trompa se ancla en su cara inferior, mediante una doble hoja de peritoneo llamada mesosálpinx y se abre a la cavidad peritoneal.[7][8][5][3]
El interior de la pared es complejo, con pliegues orientados longitudinalmente y pliegues de la mucosa llamados "plicas", ambos en número y tamaño creciente desde el segmento medial (istmo) al segmento lateral (pabellón).

Se pueden distinguir cuatro segmentos en la trompa de Falopio, desde el ovario hasta el útero.[9][10]

Porción fímbrica, embudo, extremidad ovárica o infundíbulo, es la sección con forma de embudo por la cual se conecta el oviducto con el ovario.

El pabellón posee en su borde libre unas digitaciones o flecos llamados fimbrias que parecen abrazar al ovario y palpan su superficie para determinar dónde se va a producir la ovulación.
El epitelio del pabellón está conformado por células secretoras y células ciliadas. La motilidad de estas cilias es esencial para la captación del óvulo y por tanto para la fertilidad.

Porción ámpula, ampolla de la trompa es la zona dilatada de la trompa y lugar donde se produce la fecundación. Es la sección más ancha y larga con más de la mitad de la longitud total de la trompa. La ampolla sola, mide de 7 a 8 centímetros de longitud y tiene 7-8 milímetros de diámetro.
Aquí las células ciliadas son más abundantes que las células secretoras, y la mucosa posee numerosos pliegues longitudinales que protruyen en el lumen ocupándolo.
En ella permanecerá el óvulo entre 24 y 48 horas para lograr la fecundación, en el tercio-mitad externa.[8]

Porción ístmica, istmo de la trompa: es la porción de mayor longitud y también de mayor estrechez, con estructura redonda y en forma de cordón que constituye el tercio medial de la trompa. Llega a la parte superior y lateral del útero. Presenta menos pliegues en su mucosa y abundantes células secretoras.[6]

Porción intraparietal, oviducto intramural: pequeña porción de 1 centímetro (cm) de longitud y hasta 1 milímetro (mm) de diámetro, es el segmento que atraviesa la pared del útero y lo conecta con el istmo.[6]

La pared de las trompas en su cara interna (luminal) es compleja. La mucosa está dispuesta sobre pliegues longitudinales denominados "plicas".

La estructura histológica varía en los diferentes segmentos, lo que permite una funcionalidad adaptada en cada uno. Se observan tres capas tisulares diferentes mucosa (endosalpinge), muscular (miosalpinge) y serosa, sus proporciones varían en los distintos segmentos.[12][13]

Internamente, cada oviducto está cubierto de una mucosa con pliegues ("plicas"), con un epitelio cilíndrico seudoestratificado con células ciliadas, células caliciformes y células no ciliadas intercalares (o peg). Las células epiteliales descansan sobre una lámina basal y una lámina propia conjuntiva laxa subyacente.
La capa media contiene músculo liso, donde se puede distinguir una capa circular interna y otra longitudinal externa.
La capa más externa consiste en la serosa de epitelio simple plano, con tejido conectivo subyacente donde se pueden observar grandes vasos sanguíneos y nervios. [3]
Los cilios, ayudan a movilizar al ovocito y a su encuentro con los espermatozoides, o al cigoto para su implantación en el endometrio.

Se describe una anastomosis entre estas dos arterias en el borde del útero, a la altura del ligamento redondo.

Las funciones fisiológicas de la trompa uterina, dependen principalmente de tres factores: la motilidad tubárica, los cilios tubáricos y el líquido tubárico.[6]

La contracción peristáltica de las fibras musculares lisas de la pared tubárica (miosalpinx), permite que: los gametos se unan y que el ovocito fecundado sea transportado hasta el útero.

La actividad ciliar es responsable de la captación de óvulos por el ostium fimbrial y del movimiento a través de la ampolla, así como de la distribución del líquido tubárico que apoya la maduración y fertilización de los gametos.
Los cilios móviles funcionales presentes en el #Pabellón de la trompa, son esenciales para la recogida y el transporte de los ovocitos. Los cilios móviles en las regiones de la Ampolla y el Istmo del oviducto facilitan el transporte de gametos y embriones.[14]

El líquido tubárico es rico en mucoproteínas, electrolitos y enzimas. Se origina de la trasudación de plasma sanguíneo y de la secreción de las células del epitelio. Presenta variaciones en su composición, propiedades reológicas y volumen a lo largo del ciclo ovárico.[6]

Las trompas uterinas son el lugar para el transporte y acondicionamiento de los gametos, el lugar para la fecundación y para el transporte del embrión de pocas células (etapa de mórula).[15]

La trompa sana transporta habitualmente el óvulo (gameto femenino), que es una célula grande e inmóvil, en dirección proximal hacia el útero cada mes. Esto sucede en la mujer durante décadas, en tanto se produzca la ovulación.
Justo antes de la ovulación, las células del epitelio de la trompa uterina aumentan las cilias. Los cilios móviles del #Pabellón de la trompa, son esenciales para la recogida y el transporte de los ovocitos.[14]
Cerca del momento de la liberación del óvulo, las fimbrias del extremo de la trompa (pabellón), cambian a tumescentes y congestivas, acercándose al ovario y mostrando movimientos pulsátiles y en barrido sobre su superficie.[16][17]

Las trompas también transportan los espermatozoides (gameto masculino) en dirección distal hacia el ovario. Cuando alcanzan la trompa pueden ser retenidos en la región del #Istmo de la trompa, mediante enlace a las células del epitelio. Estas interacciones celulares estrechas, suprimen la capacitación y la motilidad de los espermatozoides, mientras incrementarían su viabilidad con vistas a una posible fecundación.
Los espermatozoides llegan hasta la porción de la #Ampolla de la trompa para encontrarse con el óvulo. Es aquí donde normalmente ocurre la fertilización en el humano.[15]

Si el ovocito es fecundado, pasa por las primeras etapas de desarrollo mientras recorre las trompas de Falopio. El embrión es transportado por medio de los movimientos de los cilios del epitelio de las trompas y por las contracciones de la capa muscular.[18]
El transporte del ovocito fecundado, es ayudado por una ola de movimiento del músculo liso del oviducto. Este músculo liso está controlado por el sistema nervioso simpático. La estimulación de los receptores β2-adrenérgicos causa relajación del músculo liso, en tanto la estimulación de los receptores α1-adrenérgicos causa la contracción del músculo liso, lo que lleva a la formación de una onda de relajación y contracción que hace avanzar el contenido.[19]
Las hormonas esteroides sexuales y otros factores producidos por el propio oviducto, como las prostaglandinas, óxido nítrico, prostaciclina y cAMP, también pueden modular la contracción del músculo y desempeñan un papel principal en el transporte de embriones.
La actividad de los cilios, está controlada por factores como las hormonas esteroides sexuales y la Interleucina-6 (IL-6). También se ha demostrado que los factores que se encuentran dentro del líquido folicular ovárico, que ingresan a las trompas de Falopio en el momento de la ovulación, afectan la frecuencia del latido de los cilios de la trompa.[20][21][15]

La Salpinge (salping- σάλπιγ-ξ/-γος griego: 'trompeta')[22]​ presenta patologías de tipo benigno y también canceroso.
Algunas enfermedades que afectan a los oviductos son:

Ocasionalmente se encuentran pequeños nódulos quísticos con células que presentan una depresión o tabique medio que constituye una de sus características fundamentales, llamados células de Walthard. Tampoco es infrecuente observar quistes serosos que aparecen como resultado de una invaginación y por la subsiguiente oclusión del tejido seroso de la trompa. Estos quistes, aunque se le ha atribuido erróneamente una causa inflamatoria, no tienen ninguna importancia patológica.[24]

Más del 98% de los embarazos ectópicos se implantan en las trompas de Falopio. Esta implantación es causada por la retención de los embriones dentro de la trompa, como consecuencia de un transporte tubárico deficiente y por alteraciones en el microambiente tubárico. El transporte del embrión a través de la trompa de Falopio está controlado por una combinación de contracciones del músculo liso, por latido de los cilios del epitelio y por líquido tubárico.[25][20]

Este método anticonceptivo, quirúrgico e irreversible, consiste en cerrar el oviducto, para detener el paso de los espermatozoides hasta el óvulo y como consecuencia también se evita la bajada del óvulo hacia el útero.[26]



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