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UAV



Un vehículo aéreo no tripulado (VANT), UAV (del inglés unmanned aerial vehicle), más apropiadamente RPAS (del inglés Remotely Piloted Aircraft System),[1]​ comúnmente conocido como dron,[2][nota 1]​ hace referencia a una aeronave que vuela sin tripulación, la cual ejerce su función remotamente. Un VANT es un vehículo sin tripulación, reutilizable, capaz de mantener de manera autónoma un nivel de vuelo controlado y sostenido, y propulsado por un motor de explosión, eléctrico o de reacción.

El diseño de los VANT tiene una amplia variedad de formas, tamaños, configuraciones y características. Históricamente surgen como aviones pilotados remotamente o drones,[2][3]​ aumentando a diario el empleo del control autónomo de los VANT. Existen dos variantes: los controlados desde una ubicación remota, y aquellos de vuelo autónomo a partir de planes de vuelo preprogramados a través de automatización dinámica.

Existen VANT de uso tanto civil como comercial, pero sus primeros usos fueron en aplicaciones militares, en este caso llamados Vehículos Aéreos de Combate No Tripulados —UCAV en sus siglas en inglés—. Los misiles de crucero no son considerados VANT, ya que aunque son vehículos no tripulados y a veces guiados remotamente, el propio vehículo del misil es un arma no reutilizable. En ese sentido, las aeronaves controladas remotamente (aeronaves radiocontroladas o aeronaves R/C) no se consideran como VANT, al no ser sistemas autónomos que puedan operar sin intervención humana durante su funcionamiento en la misión; es decir, pueden despegar, volar y aterrizar automáticamente.

Con la progresiva popularización del uso civil de los drones sus aplicaciones varían, ampliándose el número de consumidores más allá del terreno militar.[4]​ Este crecimiento tan acusado ha llevado a que emerjan cada vez más empresas para beneficiarse de este nicho de mercado, tales como Syma o DJI.

Actualmente, los VANT militares realizan tanto misiones de reconocimiento como de ataque.[5]​ Si bien se ha informado de muchos ataques de drones con éxito, también son susceptibles de provocar daños colaterales y/o identificar objetivos erróneos, como otros tipos de arma.[3]​ Los VANT se emplean asimismo en un creciente número de aplicaciones civiles, como en labores de lucha contra incendios o seguridad civil, como la vigilancia de los oleoductos. Los vehículos aéreos no tripulados suelen ser preferidos para misiones que son demasiado "aburridas (repetitivas), sucias, peligrosas, caras (por el uso de humanos)[nota 2]​ para los aviones tripulados.

La denominación vehículo aéreo no tripulado o VANT proviene del inglés Unmanned Aerial Vehicle, de siglas UAV. Es también muy usada la denominación sistema aéreo no tripulado, del inglés Unmanned Aerial System y de siglas UAS.[6]

Más extendido es el término dron, recogido en la 23.ª edición del Diccionario de la lengua española, derivado por asimilación del inglés drone, que literalmente significa zángano, siendo su forma plural regular en español drones. Al tratarse de una adaptación al español, no es preciso destacarla con cursivas ni comillas. Con este término se designan diversos tipos de vehículos aéreos no tripulados.[7]​ En una primera etapa, este término aludía a aparatos básicamente de uso militar y con aspecto similar al de un avión, por lo que se extendió como alternativa al término procedente del inglés la expresión avión no tripulado, que puede considerarse adecuada en muchos casos. No obstante, en los últimos tiempos han surgido otros vehículos que apenas guardan semejanza con los aviones. Para ellos pueden emplearse expresiones más genéricas como vehículos aéreos no tripulados o robots voladores, según los casos. Si, en todo caso, se prefiere utilizar el término original en inglés drone (terminado en -e), lo apropiado es resaltarlo en cursiva o entre comillas por tratarse entonces de un extranjerismo no adaptado.[nota 3]

Otras alternativas usadas por las fuentes son aeronave no pilotada[8]​ o aeronave no tripulada[9]​ y RPAS, que proviene de las siglas en inglés Remotly Piloted Aircraft System y es aceptado por la Organización de Aviación Civil Internacional.[10]

Los primeros intentos serios de crear VANT o UAV, denominación extendida en el campo militar, tal y como hoy los conocemos, comienzan durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, entre los años 1914 y 1918, destacando los siguientes:[11]

- 1916: A finales de este año se construye en el Reino Unido por el capitán A.H Low el “Aerial Target”, un vehículo aéreo no tripulado controlado por radio desde tierra que pretendía servir como blanco aéreo de entrenamiento y como defensa contra los Zepelines.

- 1917: En este año se desarrolla el conocido como “Torpedo Aéreo Kettering (Kettering Bug)” por Charles F. Kettering de la General Motors, con los controles de Elmer Sperry y su hijo Lawrence Sperry.

Posteriormente se emplearon durante la Segunda Guerra Mundial para entrenar a los operarios de los cañones antiaéreos. Sin embargo, no es hasta finales del siglo XX cuando operan los VANT mediante radio control con todas las características de autonomía. Los VANT han demostrado sobradamente en diferentes escenarios y, especialmente en la guerra del Golfo y en la guerra de Bosnia, su gran potencial. En cuanto a la obtención, manejo y transmisión de la información, gracias a la aplicación de nuevas técnicas de protección de la misma (guerra electrónica, criptografía) resulta posible conseguir comunicaciones más seguras, más difíciles de detectar e interferir.

Pueden clasificarse de la siguiente manera:

Considerando las implicaciones éticas, en diferentes foros internacionales se ha abordado cómo avanzar en el compromiso que deben asumir fabricantes, gobiernos y usuarios para hacer un uso racional de los VANT, por ejemplo, en el 2014 el educador mexicano Abel Pérez Rojas propuso el Día Internacional por el Control Efectivo del uso de Drones.[16]

El mantenimiento de estos aparatos no es menor; en junio de 2011 la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos puso en marcha dos programas de vigilancia: uno no tripulado, basado en el RQ-9 Reaper y otro tripulado, en una avioneta Cessna.

Los reaper volaron 10 000 horas, lo que condujo a la detención de 4865 indocumentados y 238 traficantes de drogas.[19]​ Esto supuso el 1,5 % del número total de inmigrantes ilegales capturados en el mismo período de tiempo (327 577) con un coste de 3600 dólares por hora, calculado a 7054 dólares para cada inmigrante ilegal o traficante de drogas capturado, mientras que la avioneta tripulada equipada con un sensor de infrarrojos (FLIR) adquirida y operada por 1,2 millones de dólares, obtuvo la detención de 6500 a 8000 extranjeros indocumentados y la incautación de 54 millones de dólares en marihuana. Esos números calculan un costo por extranjero ilegal para la avioneta tripulada Cessna de 230 dólares por extranjero,[20]​por los 7054 dólares del Reaper.

Estos hechos hacen que no se hayan usado hasta ahora misiones civiles. Aunque para el uso militar, un avión no tripulado es más barato que un avión tripulado militar, para el uso civil han sido autorizados para hacerlo.[21]

Los VANT, dependiendo de su misión principal, suelen ser clasificados en seis tipos:

También pueden ser categorizados dependiendo de su techo y alcance máximo:

Se pueden aplicar en ambientes de alta toxicidad química y radiológicos, en desastres tipo Chernóbil, en los que sea necesario tomar muestras con alto peligro de vidas humanas y realizar tareas de control del medio ambiente. Las aeronaves cumplen con las normas regulatorias establecidas en el Tratado de Cielos Abiertos de 1992 que permiten los vuelos de VANT sobre todo el espacio aéreo de sus signatarios. Además, pueden cooperar en misiones de control del narcotráfico y contra el terrorismo. También podrían grabar vídeos de alta calidad para ser empleados como medios de prueba en un juicio internacional.

Los UAV tienen múltiples aplicaciones y posibilidades en el mercado civil y profesional:

En Argentina, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), promulgó la Resolución n°527/2015, con fecha 10/07/2015, que regula la utilización de los Vehículos Aéreos No Tripulados ((VANT))en el ámbito de la República.[38]

Los drones en este país están regulados por la DGAC, la Dirección General de Aeronáutica Civil,[39]​ siendo la primera en Latinoamérica en regular su uso en los sectores poblados y de aglomeración de personas.

Desde hace años los drones en Chile, han ido cambiando en su uso, con la llegada de Dji en tiendas autorizadas por ellos, como DroneStore. Podemos encontrar drones para principiantes, profesionales e industriales.[40]

Es por esto, que la regulación de RPAS ha ido siendo mayor al paso del tiempo, con regulaciones como la DAN 151, que entró en videncia el 10 de abril de 2015, también está la Dan 91, que regula su uso en lugares poblados, como ciudades o pueblos, que se estableció en junio de 2013.

Existen exigencias para volar drones sobre lugares poblados como contar con paracaídas, registrar el drone ante la Autoridad Aeronáutica, además de contar con una credencial de piloto, previo examen ante la DGAC, y finalmente contar con un permiso de vuelo adecuado.

Los drones están regulados por los Reglamentos (UE) 2019/947 y (UE) 2019/945.[41]

La nueva ley temporal que regula el uso de drones en España fue aprobada el 4 de julio de 2014.[42]​ Esta nueva ley va dirigida a los drones con un peso menor de 150 kg, quedando definidas las condiciones en las que se puede emplear un dron, entre las que se encuentran: grabación, vigilancia y monitorización, revisión de infraestructuras y obtención de mapas.

Inicialmente los drones se categorizan según su masa. Los menores de 2 kg, los que tienen entre 2 kg y 25 kg y los superiores a 25 kg. A medida que aumenta la masa, su uso está más controlado. Los drones con un peso menor de 25 kg tienen una restricción por la que se prohíbe su vuelo a altitudes superiores a 120 metros. Sea cual sea su masa, es necesario tener el carné de piloto de drones para poder manejar estos vehículos con fines profesionales. Además, la aeronave deberá llevar una placa identificativa con el nombre del fabricante y los datos fiscales de la empresa.[43]

El carné oficial para el manejo de drones no será necesario para aquellos que dispongan de un título de piloto de avión, ultraligero u otro específico. Sin embargo, los demás necesitarán pasar unos exámenes y pruebas oficiales para obtenerlo. Es importante que la escuela en la que se realice el curso sea ATO, es decir, escuelas certificadas por AESA. Además hay que tener en cuenta que hay dos cursos, uno normal y otro avanzado. El curso normal solo te habilita para volar el vehículo mientras lo tengas a la vista y el avanzado permite todo el alcance de la aeronave.[44]

En cuanto a su uso en el espacio aéreo, si se quiere utilizar un dron es necesario pedir un permiso con una antelación de cinco días a la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea). Es muy importante recordar que está prohibido sobrevolar núcleos urbanos o espacios con una gran masificación de gente sin el consentimiento de AESA. Por seguridad será necesario tener un manual de operaciones cumplimentado, además de un estudio de seguridad de cada una de las operaciones que se llevarán a cabo. Cualquier infracción de las normas anteriores comportaría sanciones económicas de entre 3000€ y 60 000€.[43]

En el BOE del 29 de diciembre de 2017[45]​ se publicó la nueva Ley de Drones, que sustituye a la Ley 18/2014 y que entre algunos de sus cambios incluye los vuelos dentro de núcleos urbanos, vuelos nocturnos y vuelos en espacios aéreos controlados.

Los drones tienen un impacto en campos de la naturaleza como investigaciones, energías renovables, geología o la agricultura además de sustituir en muchos otros casos a otros cuerpos voladores. El hecho que la tecnología del drone vaya entrando en estos campos trae múltiples beneficios, en caso de vigilancia de zonas boscosas, áreas de cultivo, etc. La obtención de imágenes es en tiempo real, y por ser un vehículo eléctrico reduce las emisiones atmosféricas contaminantes, la capacidad de la velocidad al acudir en caso de haber un evento crítico.[46]

Otro caso de vigilancia es cuando se refiere a la vigilancia de instalaciones o supervisión. Gracias a los drones se puede llegar a lugares donde de otras maneras sería mucho más difícil acceder, tanto en instalaciones como en zonas de la naturaleza. Se puede aplicar en instalaciones solares o eólicas y gracias a ellos se pueden sobrevolar plantas fotovoltáicas y aerogeneradores para advertir de fallos técnicos, pérdidas de material o funcionamiento incorrecto sin necesidad de mover al personal, obteniendo otra vez una mayor velocidad de respuesta, suponiendo un ahorro de tiempo y de combustible.

Otro punto a favor son las condiciones en las que los trabajadores, generalmente, realizan el monitoreo, pudiendo salvar vidas al llevar el drone en vez de al operador a sitios peligrosos.[47][48]​ También se usan para estudiar la calidad del aire y las características de la atmósfera, lo que permite obtener datos para poder elaborar estudios científicos. Otro de los casos que se han nombrado son el seguimiento de poblaciones animales, gracias a la posibilidades de hacer una supervisión más uniforme, debido a la facilidad de implementación; incluso en labores de reforestación, resultando un método más eficaz, sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Esta capacidades suponen unas mejoras que los drones proporcionan en estos campos que no se tenían hasta su advenimiento.[49]

Existen diferentes empresa que utilizan drones para labores de mantenimiento de plantas y seguimiento de proyectos de obras, como lograr levantamientos topográficos en obras de carreteras, o tomas de imágenes con cámaras RGB termográficas para el control de plantas fotovoltáicas.[50]

Los drones de entrega son vehículos autónomos (UAV) que se utilizan para transportar alimentos, medicamentos, paquetes u otros bienes.

Los primeros prototipos de vehículos aéreos no tripulados de entrega de productos se remontan al año 2012, gracias a “Tacocopter”, un nuevo concepto de entrega que repartía tacos a domicilio y funcionaba íntegramente a través de una aplicación instalada en el teléfono móvil.

Ese mismo año, un proyecto llevado a cabo en la Universidad Libre de Berlín utilizó el mismo sistema de distribución para la entrega de pizza. En el año 2013 una franquicia independiente de Domino's en Reino Unido probó el "Domicopter". También se realizaron entregas aéreas similares en India y Rusia, pero en ese momento carecían de aprobación regulatoria.

No fue hasta 2016 cuando se realizó la primera entrega a una residencia en los Estados Unidos aprobada por las FAA, gracias a un proyecto entre 7-Eleven y Flirtey. Al mes siguiente, la compañía se asoció con Domino's para lanzar el primer servicio oficial de entrega con drones comerciales.

Marriott International usó drones para entregar cócteles y bebidas a las mesas de los huéspedes en multitud de hoteles en 2017, incluido el Marriott Marquis Hotel en Chicago, Illinois. La cadena hotelera formó en 2017 una asociación con la reconocida marca de drones DJI, y utilizó los vehículos aéreos de la compañía para el reparto de bebidas en interiores.

En 2018, Jeff Bezos (CEO y fundador de Amazon) anunció los primeros prototipos de drones de reparto, pero no ha sido hasta 2020 cuando el servicio de reparto con UAVs se hace realidad y comienza a funcionar de manera efectiva en los Estados Unidos.



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