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Villarramiel



Villarramiel es un municipio y localidad española de la comarca de Tierra de Campos, provincia de Palencia, en la comunidad autónoma de Castilla y León.

Parte de su término municipal está integrado dentro de la Zona de especial protección para las aves denominada La Nava - Campos Norte[2]​ perteneciente a la Red Natura 2000.

Son muy conocidas su cecina y sus pieles.

Se celebran en torno al día del patrón del pueblo, que es el 24 de agosto y han sido declaradas de Interés Turístico Regional desde el año 1990. Su duración suele ser de unos 3 o 4 días.

En ellas destacan "los encierros" de reses bravas (encierrillos a las 8 de la mañana y encierros a partir de las 7 de la tarde). Los encierros se llevan a cabo en la plaza y en un circuito de calles que se conoce como "el recorrido". También hay, cada año, un encierro en el campo.

A lo largo del "recorrido" es donde se encuentran gran parte de las "peñas", que son la otra gran institución de las fiestas. Impresiona el ambiente que generan las más de 45 peñas existentes.

Se celebra a mediados de agosto, y consiste en un mercado castellano, como los que se celebraban a principios de siglo XX, con gran asistencia de comerciantes y con la colaboración de todos los vecinos.

Se completa con actuaciones de animación de calle y de música castellana, y con degustación de la famosa "cecina de Villarramiel" y de la "tobera" (caldereta de carne de caballo).

Se celebra el tercer fin de semana de septiembre. Ese día, cada año, una familia del pueblo es "mayordomo de la Romería" y se encarga de sus preparativos.

Se celebran el 25 de abril y lo más típico son sus "meriendas de San Marcos", en las que se oficia un especial culto culinario a los caracoles.

A mediados del siglo X el noble alavés Herramel Álvarez, hijo de Álvaro Herraméliz y de Sancha de Pamplona, que se encontraba enfrentado a su padrastro el conde castellano Fernán González, se refugió en la corte leonesa, donde el rey Sancho I, su primo, le concedió una serie de tierras para ser repobladas. En ellas funda una villa a la que da su nombre "Villa Herramel". (Aunque no hay una fecha cierta, por acuerdo de los expertos, se celebró su milenario los días 24 y 25 de septiembre de 1955)

La villa, que luego se llamaría Villarramiel, permaneció en poder de esta familia hasta la muerte de María Álvarez, última de la estirpe, que deja al pueblo 1.338 obradas de tierra.

En el libro Becerro de las Behetrías figura como behetría de Juan Alfonso de Alburquerque quien, junto con su mujer Isabel Téllez de Meneses, era señor solariego de las cercanas localidades de Meneses, Ampudia y Torremormojón, y asimismo de las behetrías de Capillas, Castromocho, Fuentes de Nava, Becerril de Campos y Frechilla. (La recaudación por alcabalas en 1477 ascendió a 33.500 maravedies)

Desde siempre Villarramiel se ha distinguido por su actividad de curtido, lo que les sirvió para que los Reyes Católicos concedieran a la villa el privilegio de poder examinar y otorgar el título de “maestro” de carda, peine y sastre, valedero para todo el reino. (La pujanza económica de la villa hizo que las recaudaciones por alcabalas aumentaran a 126.812 maravedies en 1514, incrementándose poco a poco hasta alcanzar los 142.000 maravedies en 1529)

Durante al guerra de las Comunidades, a pesar de ser pueblo de realengo, no tardó en sumarse a la revolución castellana con hombres y dinero, quizás movidos por el exceso de tributos que pagaban. Tras el triunfo de las tropas reales, en Villalar, tuvo que hacer frente a los gastos de avituallamiento y alojamiento del ejército enviado para expulsar a los franceses de Navarra, al igual que otros pueblos de la comarca.

En 1592 Felipe II, a pesar de la confirmación hecha en 1581 por el propio rey de ser Villarramiel villa de behetría, crea el marquesado de Frechilla y Villarramiel, que dona a Duarte de Braganza en cumplimiento de la promesa hecha en el momento de la anexión de la Corona Portuguesa a España. También se apoderó de los bienes propios del concejo, vendiéndolos en pública subasta. Más tarde, su hijo Felipe III, tras ganar la localidad el pleito puesto ante el Concejo de Hacienda, tuvo que devolverlos.

El día de las Candelas de 1776 fue trágico para la localidad, al desplomarse la torre de piedra de la iglesia de San Miguel sobre los fieles que se encontraban en su interior, perdiendo la vida más de cien vecinos.

La Guerra de la Independencia afectó a la villa principalmente en el aspecto económico, al verse obligada a vender los bienes propios para pagar las contribuciones de guerra.

Así y todo, en 1874 se publica que Villarramiel tiene 3.027 habitantes y 712 casas, más que duplicando los habitantes de la capital de su partido judicial, Frechilla.[3]

Al igual que otras localidades cercanas, su caso urbano estuvo rodeado de una frágil cerca de tapial, que se conservó hasta bien entrado el siglo XVIII. Hoy solo quedan unos pocos datos como recuerdo de su existencia. Tuvo varias puertas, que daban al campo, siendo la principal la conocida como vieja de Santa María o, sencillamente, puerta de Santa María, situada en la calle que desde el Corro conduce a la iglesia del mismo nombre y que se emplazaba extramuros de la villa, cercana a la muralla que llegaba hasta el arroyo de Santa María. También se conoce el nombre de otra de las puertas, la puerta de San Miguel el Viejo, que daba salida a la actual carretera que une Palencia con Villalón. Es probable que existiese otra que permitiese el acceso a la desaparecida iglesia de San Salvador, asimismo situada fuera de la cerca, en el hoy conocido como Corrillo de San Salvador.



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