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Virgen del Rocío



¿Dónde nació Virgen del Rocío?

Virgen del Rocío nació en Huelva.


La Virgen del Rocío, también conocida como "Blanca Paloma" o "La Reina de las Marismas", es una advocación mariana que se venera en el Santuario de El Rocío en Almonte (Huelva).

El Rocío, como tradicionalmente se llama al conjunto de la romería, se ha convertido en nuestros días en un fenómeno entre religioso y folclórico, pero en cualquier caso socialmente importante, que mueve a más de un millón de personas en los días de celebración en el mes de mayo o junio (según la fiesta variable de Pentecostés), como antes se indicó, y a otros cientos de miles de personas que durante todo el año acuden a la ermita a venerar a la Virgen.[1]

El primer documento histórico que existe sobre el Rocío se recoge en el Libro de la Montería, que mandó escribir el rey Alfonso XI. En el folio 294v afirma que: “En tierra de Niebla hay una tierra a la que le dicen las Rocinas, son los mejores sotos de correr cabo en iglesia que dicen Santa María de las Rocinas y cabo de otra iglesia conocida como Santa Olalla.

La primera referencia a un lugar de culto mariano en la zona data de la primera mitad del siglo XIV y se halla en el archivo de Niebla. Se trata de un pleito de término entre Almonte, Moguer y Concejo de Niebla. Le sigue un testamento de Urraca Fernández, vecina de Niebla, para la obra de Santa María de la Rocina. En orden cronológico le sigue el Libro de la montería de Alfonso XI, en que se alude a una «ermita de Santa María de las Rocinas». En 1587 Baltasar Tercero Ruiz funda en la ermita una capellanía.[2]

Aquella primera ermita duró hasta el terremoto de Lisboa, en 1755, que la dejó en ruina; la Virgen del Rocío fue llevada entonces a Almonte y estuvo allí durante dos años, celebrándose allí la Romería del Rocío. Las reformas de la ermita acabaron en el año 1758.

El Rocío, cuya historia se encuentra hoy documentada en sus aspectos más importantes, ha estado envuelta en una leyenda, como ocurre con otras muchas advocaciones, que viene recogida en la Reglas de la hermandad Matriz de 1758:


Hallazgo tan precioso como no esperado, llenó al hombre de un gozo sobre toda ponderación, y, queriendo hacer a todos patente tanta dicha, a costa de sus afanes, desmontado parte de aquel cerrado bosque, sacó en sus hombros la soberana imagen a campo descubierto. Pero como fuese su intención colocar en la villa de Almonte, distante tres leguas de aquel sitio, el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadosos, se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despertó y se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al sitio donde la vio primero, y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido con la cual noticia salieron el clero y el cabildo de esta villa y hallaron la santa imagen en el lugar y modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos de sol y tempestades.

La Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte se creó en el siglo XV bajo la protección del clero y la Corporación Municipal de la Villa de Almonte. Esta hermandad se llamaba entonces "Cofradía de Nuestra Señora de las Rocinas" y el primer documento escrito data del año 1640.[cita requerida] En la actualidad tiene unos ocho mil hermanos [cita requerida] y es la encargada de organizar la liturgia, la fiesta y la romería del Rocío.

La hermandad Matriz de Almonte asume la misión de difundir la devoción a la Blanca Paloma[cita requerida] y a la vez condicionar la masiva llegada de nuevos rocieros a unas leyes no escritas, que se encuentran sostenidas en una centenaria tradición, y evitar que se desvirtúen las manifestaciones de religiosidad popular. También se encarga del mantenimiento de la imagen.[3]

Es también la encargada de aceptar como filial a las nuevas hermandades (hasta ahora 121). Entre sus funciones se encuentran la de cuidar el Santuario, la casa de la Virgen; la de custodiar sus vestidos y exvotos que se pueden encontrar en el Museo-Tesoro de la Virgen, organizar los cultos y, sobre todo, el cuidado y protección de la Virgen del Rocío.

Los traslados de la Virgen del Rocío a su pueblo de Almonte vienen desde hace siglos; la aldea del Rocío se encuentra a tres leguas del pueblo de Almonte. Cuando en Almonte ocurría algún hecho como epidemias, guerras, sequías, malas cosechas o hambre, se traía a la Virgen del Rocío, donde permanecía el tiempo necesario en la Parroquia de la Asunción en la villa, donde se le celebraban cultos y misa, además, cada día un grupo de Almonteños pasa la noche en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (situada en Almonte) para vigilar y proteger a la Virgen del Rocío. El primer documento escrito sobre un traslado es en el año 1607, donde un se cuenta el traslado de la Virgen hasta el pueblo de Almonte por "sequía", el 21 de abril de 1607. La Virgen del Rocío ha sido trasladada mucho antes del año 1607, sin embargo hoy en día no existen documentos escritos sobre estos traslados.

Posteriormente la Virgen del Rocío ha regresado en numerosas ocasiones a Almonte. Cabe destacar un año, en el que llegó a ser trasladada en tres ocasiones. Este hecho ocurrió en el año 1738 donde queda recogido en un documento.[4]​ Actualmente los traslados tienen fecha fija y no dependen de las desgracias del pueblo almonteño, por lo que la Virgen del Rocío es trasladada a Almonte cada siete años. Esto transcurre el 19 de agosto y es devuelta a la aldea de El Rocío nueve meses después, en vísperas de Pentecostés. La Virgen del Rocío fue trasladada a Almonte por última vez el 19 de agosto de 2019, donde permanece desde entonces debido a la cancelación de la Romería en los años 2020 y 2021 a causa de la pandemia de COVID-19.

Sobre los primeros documentos de los traslados a Almonte, no existen ninguno que mencione el exornos en las calles de Almonte para recibir a la Virgen del Rocío.

En el siglo XVIII se habla de recibir a la Virgen ya en el Chaparral por el clero, con palio, capa pluvial y cruz parroquial donde dice instalarse unos bancos, alfombras y candelabros; no se dan más detalles[cita requerida].

Los primeros documentos sobre los exornos de las calles, se hace presente en el año 1855, cuando el Ayuntamiento se preocupa de dar mayor solemnidad a los traslados diciendo "por ser cosas que no solamente se da culto a la madre de Dios, sino también lustre y honra a este pueblo y al Ayuntamiento que lo representa".[cita requerida] En otro acta de 1887 [cita requerida]se habla de pagar la construcción y adornos de dos arcos de triunfo, uno en la calle Pescadería (hoy venida de la Virgen) y otro en la calle del Cerro cuyas cuantías ascendían a 25 y 12 ptas. respectivamente.

En la actualidad los exornos de las calles, son verdaderas obras de artes hechas por los vecinos de Almonte, se trata de una arquitectura efímera basada en madera y papel que representan arcos triunfales y templetes sobre columnas y pechinas de los más variados estilos arquitectónicos que va desde el gótico al barroco, aderezados con la impronta del gusto popular. Evolución de los primeros exornos de finales del pasado siglo, realizados con romeros, telas blancas y encajes.

Estas auténticas catedrales efímeras son ejecutadas por artistas locales y sufragados con las cuotas que cada casa aporta durante años para recibir a la imagen.[4]

A mediados del siglo XX, el pueblo de Almonte decide que cada siete años la Virgen del Rocío visite a su pueblo. Se trata, pues, de una tradición relativamente reciente, que data del año 1949.[4]

Cuando surge esta nueva tradición de los siete años, la virgen es trasladada en agosto en fechas del conocido Rocío chico. Durante este camino hacia el pueblo, la Virgen va tapada para que el polvo que se levanta no dañe su estructura. Los adornos del paso es tradición que sean llevados por las ancianas almonteñas, conocidas popularmente como "las abuelas almonteñas". El camino de ida es nocturno, está salpicado de hogueras y se hace campo a través por sitios previamente determinados, que cada siete años constituyen el mismo itinerario.

Al llegar a Almonte, la Virgen es colocada sobre una tarima, para ser bien vista por todos, en el lugar llamado “El Chaparral”. Allí, las camaristas de la Virgen son las encargadas de quitarle el "pañito" que cubre su cara y posteriormente el guardapolvo que cubre toda la imagen en el camino. La tradición manda que el velo ha de ser quitado en el momento en que el primer rayo solar del día ilumine el rostro de la Virgen. En ese momento cientos de trabucos y escopetas disparan salvas en honor de la Virgen.

En Almonte permanece nueve meses; dos semanas antes de la romería del Rocío, la Virgen sale, vestida de reina, en procesión por el pueblo de Almonte. Una semana después, es vestida de pastora y se traslada de nuevo a la aldea del Rocío, donde una semana después se celebra la tradicional romería de Almonte, la romería del Rocío.[4]

Cuando la región sobre la que se asienta actualmente la ermita pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia, El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para el descanso de los arrieros y viandantes, fue instalada una venta en el camino de Moguer, y muy cerca en el Hato Rincón, crecieron algunas chozas. Esos fueron los orígenes de la aldea.

El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653,[cita requerida] hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas conmemoraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.

En junio de 1919 la Virgen del Rocío es coronada por el Cardenal Almaraz después de que el canónigo de la Catedral de Sevilla Muñoz y Pabón realizara una manifiesto a través del decano de la prensa sevillana, El Correo de Andalucía, para realizar una colecta con la que sufragar los gastos de la nueva corona.[5]​ En 1959 se abre una carretera entre Almonte y la aldea, lo que permite la expansión del peregrinaje, pasando en los años 1970 de ser una fiesta desconocida y comarcal a estar en constante crecimiento hasta nuestros días.

En la actualidad son 121 las hermandades filiales tanto de España como del extranjero y no filiales, que son reconocidas por la hermandad Matriz de Almonte. Principalmente en la localidad de Huelva y Sevilla, aunque hay presencia de todos puntos de España, como Barcelona, Toledo, Granada, Madrid, Málaga, Valencia y Ceuta. Muchos otros devotos españoles y extranjeros, principalmente portugueses de la región de Évora, Alentejo, acuden en peregrinación por su cuenta, o se unen a alguna de estas hermandades (de Badajoz o Jerez) para hacer el camino, contribuyendo para el crecimiento y continuidad de la fiesta. La presencia de "Los Caballistas" ofrece animación y renovación de la fe.

El llamado Camino del Rocío, es el que cada Hermandad necesita hacer desde su punto de partida hasta el Santuario del Rocío, para confluir allí todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen, haciéndose de forma procesional por un orden a seguir de antigüedad el viernes y sábado de Romería (días 48 y 49 de Pascua).

Para hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas especialmente adaptadas, en las que recorren el mismo, detrás del Simpecado, símbolo éste que todas las congregaciones durante el camino portan en una carreta tirada por bueyes o mulos, que representa tanto a la hermandad como su devoción por la Virgen.

El canto a la Virgen del Rocío, al camino, a la procesión, y a todas las tradiciones que rodean esta singular romería, es motivo central de las letras de muchas de las sevillanas rocieras que alegran a los peregrinos.

Son especialmente emotivas las paradas nocturnas en distintas ubicaciones del camino, y la Salve que cada noche se reza al Simpecado antes de retirarse los peregrinos a descansar para continuar la marcha al día siguiente.

El lunes de Pentecostés de cada año, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea, portada a hombros de los almonteños. Este acto pone fin a la peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta a sus respectivos puntos de partida.

Distintos actos del camino y la procesión se han hecho muy populares, como el paso de las hermandades por el río Guadiamar a través del Vado de Quema, en barcazas por Sanlúcar de Barrameda, la presentación de todas las hermandades filiales ante la Hermandad Matriz ya en la aldea o el salto de la reja por parte de los almonteños para sacar la Virgen en procesión.

Anualmente el acontecimiento conocido como "El Rocío Chico" se celebra los días 16, 17, 18 y 19 de agosto. Esto se debe a la invasión francesa que tuvo lugar entre 1808-1814. En mayo de 1808 Sevilla se alzó contra el invasor francés el 27 de mayo y Almonte firmó un documento de adhesión con la capital. Dada esta situación la Virgen del Rocío fue traída a Almonte el 11 de enero del año siguiente para proteger el pueblo de invasores. De forma que cuando los franceses llegaron a Almonte ya la Virgen había llegado. A mediados de 1810 reclutaba hombres de Almonte para organizar una milicia cívica. Esto y otros atropellos enfureció al pueblo de Almonte, lo que conllevó a que 39 almonteños asaltaran el cuartel general del capitán francés Pierre D'Ossaux en la casa número 7 de la calle del Cerro, dándole muerte junto a cinco soldados más. Curiosamente el capitán francés murió de un disparo de uno de estos almonteños, dejando en la puerta de esta casa la señal de la bala que propició la muerte del general. Esta noticia llega al mariscal Soult, jefe de las tropas de Andalucía y que se encontraba en La Palma del Condado. Este ordena al día siguiente (18 de agosto) una represalia contra el pueblo almonteño; fueron enviados una partida de 800 infantes para saquear, degollar e incendiar el pueblo de Almonte. Los almonteños en vez de huir o esconderse, optaron por encomendarse a su patrona ante la inminente masacre, pasaron la noche del 18 al 19 de agosto junto a la Virgen pidiendo su protección. Sorprendentemente los 800 infantes nunca llegaron a la Villa de Almonte recibiendo la orden de volver. La única represalia que sufrió la villa almonteña fue un impuesto dinerario.

Las hermandades filiales tienen su origen a finales del siglo XVII o principios del XVIII, la compra de los terrenos de las Rocinas por parte del ducado de Medina Sidonia en 1585 hizo que la devoción rociera se instalara con facilidad en Sanlúcar de Barrameda, donde la hermandad del Rocío se funda en 1677, siendo esta la primera y más antigua hermandad filial del Rocío. En estos tiempos también aparecen las hermandades de Villamanrique, Pilas, La Palma del Condado o Moguer. Puestos que actualmente se ven alterados por un acuerdo entre las hermandades existentes hasta ese momento. Las dificultades por la que esta Hermandad debía de pasar para llegar al Santuario en su largo recorrido, era de un auténtico calvario. Por eso en el siglo XIX, Sanlúcar le solicita a Almonte no perder nunca su puesto quinto dada las circunstancias que atraviesan en el camino. La pérdida del primer puesto debió efectuarse entre 1725-1757, pasando Villamanrique a la primera. Hasta principios del siglo XIX no se funda otra hermandad. Fue Triana, en 1813. A lo largo de este siglo, se fundan tres hermandades más: Umbrete (1814), Coria del Río (1849) y Huelva (1880).

Entre 1933 y 1935, al calor de la Segunda República española, se fundan muchas nuevas hermandades como Olivares, Hinojos, Sevilla, Bonares, Puebla del Río, Bollullos Par del Condado, Valverde del Camino o Gibraleón. Entre las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, el número de hermandades filiales ha crecido exponencialmente. Con la admisión para la romería de 2018 de las hermandades de San Sebastián de los Reyes y El Viso del Alcor, ya son 125 las hermandades filiales.

Para llegar a ser hermandad filial, en primer lugar, hay que fundar un grupo de fieles que se constituya en Agrupación Parroquial para, a instancia del Obispo de la Diócesis correspondiente, erigirse canónicamente en hermandad. Una vez que la Diócesis otorga dicho reconocimiento, compete a la hermandad Matriz otorgar el título de filial, con su número de antigüedad correspondiente, lo que implica una invitación a participar oficialmente en los actos de la romería.[6]

La Línea de la Concepción

Sanlúcar de Barrameda

Rota

Puente Genil

Jerez de la Frontera

Córdoba

Cádiz

Granada

Huelva

Jaén

Málaga

Las hermandades no filiales son aquellas que, aun reconocidas como hermandad por la Diócesis correspondiente, aún no han sido nombradas por la Matriz de Almonte como filial, un proceso que no tiene una duración concreta. Actualmente, la Matriz reconoce la existencia de 48 hermandades no filiales, de las cuales, cuatro son internacionales: Mérida (Venezuela), Rocieros de corazón (Mérida, Venezuela), San Juan (Argentina), Venado Tuerto (Santa Fe, Argentina).



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