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Zurab Tsereteli



Zurab Konstantines dze Tsereteli (en georgiano: ზურაბ კონსტანტინეს ძე წერეთელი; en ruso: Зураб Константинович Церетели) (Tiflis, Georgia; 4 de enero de 1934) es un pintor, escultor y arquitecto ruso-georgiano, presidente de la Academia de las Artes rusa.

Tsereteli nació en Tiflis y se graduó en la Academia estatal de Artes de Tiflis, aunque pronto se mudó a Moscú. Entre sus trabajos durante el período soviético, destaca el complejo para niños en Sochi, finalizado en 1986. Su esposa es la princesa Inessa Aleksándrovna Andronikashvili, proveniente de una familia noble georgiana que reclama la descendencia patrilineal del emperador bizantino Andrónico I Comneno.

A pesar de que gran parte de su carrera ha sido seguida por la controversia, Tsereteli se relacionó con el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, quien le proporcionó importantes encargos como, por ejemplo, la reconstrucción de la Catedral del Cristo Salvador de Moscú, la Plaza del Manège y el monumento conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial en Poklónnaya Gorá. Luzhkov le permitió también ocupar una antigua mansión en el centro de Moscú, en la que ahora se aloja la galería Zurab Tsereteli y donde se expone la estatua a tamaño real del presidente Vladímir Putin. Se relacionó a Tsereteli con Eunice Kennedy Shriver por su trabajo por la creación de los Juegos Olímpicos Especiales. Tsereteli diseñó e instaló un monumento llamado Joy and Happiness to All Children of the World en el campus de la Universidad Estatal de Nueva York en Brockport que conmemoraba los Juegos Olímpicos Especiales de 1979 y el Año Internacional del Niño.[1]

Como reflejo de su controvertida reputación, Borís Akunin publicó en su antología «Cuentos de hadas para idiotas» (en ruso: Сказки для идиотов [Skazki dlya idiótov])? un cuento satírico caracterizando a Tsereteli como un alien instalando una luz, haciendo las veces de faro, en sus esculturas. El nombre que le dio al alien fue Yagkfi Yeyukuyeudsh (en ruso: Ягкфи Еыукуеудш)?, una combinación de letras que deletrea “Zurab Tsereteli” cuando se intenta escribir en un teclado latino QWERTY tecleando las letras donde se encontrarían los correspondientes caracteres en un teclado cirílico.

La obra de Tsereteli, a pesar de, a menudo, ser bienvenida por las autoridades, tiende a convertirse en objeto de una fuerte crítica popular. Sus esculturas suelen ser cuestión de mofa y burla por ser incongruentemente pomposas y desproporcionadas.[6]



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