La Academia de la Arcadia o de los Arcades (en italiano original, Accademia dell'Arcadia) es una academia literaria creada en Roma en 1690 para combatir los excesos del Barroco mediante una nueva estética, el Clasicismo.
La idea partió del jesuita, jurista y crítico literario italiano Giovanni Mario Crescimbeni, quien consiguió el apoyo y patronazgo de la reina Cristina de Suecia y del papa Clemente IX; atrajo además a Giovanni Vincenzo Gravina y a otros autores. La Academia tenía por fin encauzar el buen gusto hacia lo natural y lo clásico, contra los desvíos barrocos y culteranos del marinismo. Los miembros de esta academia tomaban nombres extraídos de la mitología o la historia griega; Crescimbeni tomó el de Alfesibeo. Las reuniones transcurrían en el Esquilino, en los jardines del Duque Orsini; en 1696 pasaron a los jardines Farnesios en el Palatino. Finalmente, la generosidad de Juan V de Portugal, uno de sus miembros, bajo el nombre de Arete Melleo, estableció la sociedad en el Janículo en 1723, en el lugar conocido como «Bosco Parrasio», durante los veranos, y en invierno en el «Teatro degli Arcadi», en el Palacio Salviati. En 1718 admitió a uno de sus primeros miembros femeninos, la española María Remigia Fernández de Velasco, VI Duquesa de Osuna.
Se desarrollaron en la Academia rápidamente dos tendencias opuestas, la de Gravina, que se nutría de los modelos de Dante y Homero, y la de Crescimbeni, más moderna, que encontraba su referente en Petrarca. La academia se desarrolló con rapidez y obtuvo un gran éxito, de suerte que surgieron muchas otras academias en Italia a su imitación, llamadas coloniae; tuvo una gran importancia en la constitución del movimiento estético conocido como Neoclasicismo. Crescimbeni ofició como secretario de la Academia durante treinta y ocho años; los papas lo recompensaron con beneficios eclesiásticos lucrativos.
También la Francia napoleónica contribuyó económicamente a su mantenimiento para revitalizar el papel de la Roma imperial como ciudad desde la que propagar las artes e instruir a los artistas.
Los archivos de la Academia de los Arcades se alojan actualmente en la Biblioteca Angelica, cerca de la Iglesia de San Agustín, en Roma. Las pinturas están en el Palazzo Braschi.
Pietro Ventriglia cita treinta y seis españoles que fueron miembros de la Arcadia, entre los que se destacan los siguientes:
Los siguientes no están citados por Ventriglia
Alicia Perales cita los siguientes cuatro:
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