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Adán de San Víctor



Adán de San Víctor (en francés: Adam de Saint-Victor)? (París, finales del siglo XII - París, 1146) fue un prolífico poeta y compositor de himnos y secuencias en latín. También fue chantre de Notre-Dame de París. Se considera el mejor y el más grande poeta litúrgico en latín de la Edad Media.[1][2]

Durante mucho tiempo se le ha confundido con otro victorino, Adam le Breton (+1192), que murió a finales de siglo.

Adán de San Víctor nació en la última parte del siglo XII probablemente en París y murió en la Abadía de San Víctor, en la Montaña Santa Genoveva, ubicada en ese entonces en los suburbios de París, fuera de las murallas hasta que la ciudad creció y la abarcó, en algún momento entre 1172 y 1192. La primera referencia a él es a partir de 1098, en los archivos de la Catedral de Notre Dame, donde fue primero subdiácono y más tarde precentor, primer cantor. Salió de la catedral de la Abadía de San Víctor en torno a 1133, probablemente a causa de sus intentos de imponer la Regla de San Agustín en la catedral.[1][3]

Probablemente estuvo en contacto con una serie de importantes teólogos, poetas y músicos de su época, incluidos Pedro Abelardo y Hugo de San Víctor, y pudo haber enseñado a Albertus Parisiensis.

Se cree que colaboró en la expansión del repertorio poético y musical de la Escuela de Notre Dame, con su fuerte ritmo y las imágenes llenas de poesía. Ante todo era músico, por ello Adán elaboraba sus poemas para cantar y llevó el género de la secuencia al más alto grado de perfección formal. Sus poemas latinos son rítmicos conforme al número de sílabas, construidos en estrofas regulares y rimadas. Están escritos en un lenguaje claro, enérgico, armonioso y en un estilo elegante, basados en datos extraídos de las Escrituras.[1]

Podemos distinguir las secuencias teológicas llamadas De tempore y las secuencias hagiográficas denominadas De sanctis. Cada una dedicada a alabar a la virgen, a los santos o bien a los misterios de la fe. Estos poemas que aúnan mística y reflexión teológica, visiones simbólicas y alegóricas, están influenciados por el misticismo de Hugo de San Víctor. Si las más famosas de sus obras son In resurrection Domini y De Maria Virgine, su Mundi Renovatio sobresale por su temática sobre el despertar de la naturaleza en primavera que recuerda a las canciones de los trovadores.[1]

Los poemas breves estaban recogidos en el gradual de San Víctor, antes de aparecer en todos los misales debido al Concilio de Letrán IV en 1215, lo que favoreció las copias e imitaciones. Sin embargo, la procedencia, como se podría pensar no es París sino de San Marcial de Limoges, la abadía que mantenía contacto con los trovadores. Aunque un centenar de poemas han sido copiados bajo su nombre, sólo cincuenta se le pueden atribuir con certeza. De estos, catorce cantan a la virgen María. Los poemas sobre la Eucaristía escritos por Tomás de Aquino le deben mucho.[1]

Treinta y siete de sus himnos se publicaron en el Elucidatorium Ecclesiasticum de Jodocus Clichtovaeus, un teólogo católico del siglo XVI.[4]​ El resto de sus setenta himnos se conservaron en la Abadía de Saint Victor, hasta su disolución durante la Revolución francesa. Posteriormente fueron trasladados a la Biblioteca Nacional de Francia, donde fueron descubiertos por León Gautier, que editó la primera edición completa de ellas (París, 1858). Sin embargo, la mayoría de las atribuciones a Adán son especulativas.[1]




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