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Astenia



La astenia (del griego α [a] —alfa privativo—: "carecer", y σθένος [sthénos]: "fuerza", "poder")[1]​ es una enfermedad que hace que quienes la padecen no puedan salir a caminar, correr o algún otro método que requiera de mucho esfuerzo. Puede llegar a ser mortal, por lo que más de un minuto de ejercicio puede llegar a matar a una persona asténica.[2]

La «astenia prolongada» puede derivar al diagnóstico del síndrome de fatiga crónica.[3]

Por lo general aparece al amanecer, es decir, predomina por la mañana y resulta variable al transcurrir el tiempo. No mejora o incluso se agrava con el reposo y suele estar asociado a un trastorno del sueño. Cuando es por causas reactivas es porque aparece después de un exceso de actividad física o mental. Cuando es por causas psiquiátricas es por asociación al síndrome depresivo.

Se caracteriza por ser máxima por la tarde, en horas del atardecer, es fija y sin variaciones o fluctuaciones. Se agrava con la actividad y mejora después del sueño.[3]​ La presunta causa es orgánica por:

La astenia se caracteriza por fatiga como sensación de falta de energía y motivación, de agotamiento o cansancio. La astenia puede afectar las funciones intelectuales: pérdida de la memoria, menor atención, concentración y vigilancia. Con frecuencia se evidencian otros trastornos psicológicos incluyendo una percepción alterada del mundo externo, trastornos de la personalidad y ansiedad.

La astenia también afecta las funciones sexuales produciendo una disminución del deseo sexual y una disfunción eréctil. Los trastornos físicos más comunes son la pérdida del apetito, fatiga muscular y trastornos del sueño.

La astenia no es sinónimo de somnolencia. Somnolencia y apatía (entendida como indiferencia) pueden ser síntomas de la fatiga normal tras el esfuerzo físico o la falta de sueño. Si no se alivia durmiendo bien, y con poco estrés, debe ser valorada médicamente.[4]

Otras causas frecuentes de astenia son las causas cardíacas y oncológicas por su gravedad, la ingesta de drogas y alcohol, la depresión y el embarazo en adolescentes, el síndrome de apnea obstructiva del sueño y el maltrato tanto a nivel escolar como familiar.[4]

Es necesario diferenciar la astenia de la fatiga: los síntomas no mejoran con el descanso. Tampoco se debe confundir con la fatiga crónica. Si los síntomas se presentan durante más de 6 meses, y no se deben a un estado de depresión es posible estar ante el síndrome de fatiga crónica.

Un caso particular de astenia es la astenia primaveral,[5]​ trastorno de origen incierto que se presenta con la llegada de esta estación.

La astenia puede aparecer en múltiples infecciones y enfermedades, tanto orgánicas como funcionales. Por ejemplo:



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