La batalla del Gránico fue la primera en la que el rey macedonio Alejandro Magno se enfrentó y derrotó a los persas. La batalla tuvo lugar en el noroeste de la actual Turquía, cerca del emplazamiento de Troya. Allí, un ejército bajo el mando combinado de los sátrapas persas de Asia Menor, que contaba con numerosos mercenarios griegos, fue derrotado por Alejandro.
Una vez asegurada la situación en Grecia, Alejandro abandona Macedonia con su ejército. El objetivo era continuar los planes de su padre y atacar el Imperio aqueménida. Cruza el Helesponto en el 334 a. C., avanzando por la carretera hacia Dascilio, capital de la satrapía de Frigia. A su llegada, se encuentra con los sátrapas (gobernadores) locales, al mando de un ejército reunido apresuradamente, cuyo grueso se basa en la caballería ligera. Los persas, además, cuentan con un afamado líder mercenario: Memnón de Rodas.
Desafortunadamente para los persas, tantos generales eran incapaces de ponerse de acuerdo en un único plan, rechazando la sagaz táctica de Memnón, al quemar los campos de trigo y retirarse después, dejando sólo tierra estéril a su paso. A los gobernadores no les gustaba la idea de arrasar sus propias tierras.
Aunque Parmenio y sus generales más experimentados le aconsejaron obrar con precaución, Alejandro rechazó la idea de dormir en las orillas del río y atacar al amanecer. Optó por un ataque inmediato para exaltar la valentía y confianza de sus tropas y a la vez intimidar a sus adversarios.
Básicamente existían dos cursos de acción a tomar en la estrategia de los sátrapas persas contra el invasor macedónico: un ataque directo y concreto o la retirada con táctica de campo arrasado.
El punto débil del ejército invasor estaba focalizado en su cadena de suministros. El ejército de Alejandro, en el momento de pisar suelo asiático, contaba con provisiones para un lapso de tiempo de 30 días.Filipo II, las enormes distancias y las dificultades logísticas implicaban un serio riesgo para las tropas de Alejandro. Más aún si consideramos que la supremacía naval era enteramente persa, mientras que la pequeña flota de Alejandro se centraba enteramente en la porción de navíos atenienses de dudosa fidelidad.
Si bien la racionalización de alimentos por parte del ejército macedónico era una práctica bastante bien ejercitada desde los tiempos deEsta estrategia era la pregonada por Memnón el rodio, quien era a la sazón estratega general de los mercenarios griegos al servicio del Imperio aqueménida. Su objetivo era evitar choques directos para desgastar al ejército macedónico con continuas marchas sobre un terreno hostil, yermo, y arrasado, donde el aprovisionamiento sería escaso o nulo. Una vez debilitado el ejército macedónico, proceder a cortar o dificultar la comunicación marítima con Macedonia, y aniquilar al invasor.
Obviamente los sátrapas rechazaron esta propuesta que implicaba una destrucción de sus propios dominios y fuentes de riqueza. La táctica de tierra arrasada incluía la quema de los campos cosechados, destrucción de los almacenes de alimentos y el traslado de la población útil.
Consistente en buscar la ocasión de plantar batalla que definiera en forma contundente la guerra, eliminando el peligro invasor del ejército de Alejandro. La ventaja principal radicaba en que demandaba una extensión de tiempo limitado, abaratando la manutención de un ejército (soldados propios y mercenarios). Esto era lo que primordialmente quería Alejandro, una batalla rápida que le permitiera obtener botín suficiente para extender las provisiones necesarias para la prosecución de la campaña punitiva griega contra el imperio persa.
La situación se dibujaba complicada para las huestes macedónicas, dada la configuración del terreno y en especial el curso del río Gránico que discurría entre ambos ejércitos. El problema principal era como cruzar el curso de agua sin quedar indefensos.
El genio militar de Alejandro queda explayado en la rapidez de la toma de decisión y ejecución de las órdenes. De acuerdo a las fuentes presentes (Calístenes y Ptolomeo), se procedió a tomar por sorpresa a los persas, vadeando el río antes del amanecer. Cuando los mandos del ejército persa detectan el cruce del río por los macedonios, es demasiado tarde para formar la caballería persa y contrarrestar el ataque de la caballería de Alejandro.
El método típico de combate de Alejandro se centraba alrededor de sus expertas y bien entrenadas unidades de falangistas, flanqueadas por la movilidad de su caballería de Compañeros y tesalia. En este caso, su plan parecía difícilmente realizable, dado que debía cruzar el río Gránico para enfrentarse al enemigo. Pero de cualquier modo, Alejandro se lanzó al combate, liderando la caballería de su flanco derecho a través del río, dispuesto a golpear el flanco persa.
Mientras la caballería de Alejandro cruzaba la corriente, la infantería pesada persa infligió algunas pérdidas a la falange macedonia. Sin embargo, las unidades enviadas a interceptar el ala de Alejandro fueron derrotadas fácilmente, y su ataque súbito desde el flanco dio una ventaja fundamental al macedonio.
La batalla se aceleró mientras Alejandro, avanzando para destrozar el flanco izquierdo persa, luchó mano a mano con dos líderes persas y acabó con sus vidas. Su oficial, Clito el Negro, intervino para acabar con la vida de un tercero. Mientras, la falange central ya había cruzado el río y presionaba a sus enemigos, con ayuda renovada de la caballería en ambos flancos. La organización del ejército persa pronto se rompió, y los pocos focos de resistencia que quedaban fueron rápidamente rodeados y eliminados, asegurando así la primera gran victoria de Alejandro sobre los persas.
La batalla del Gránico fue aquella en la que Alejandro estuvo más próximo a la muerte. Anunció a los persas que el ejército macedonio era una fuerza a tener en cuenta. Los efectos inmediatos de la batalla fueron la liberación de las ciudades griegas de Jonia y Asia Menor, y se estableció una cabeza de playa para futuras campañas contra el Imperio persa. Posibilitó la captura del botín existente en las fortalezas persas del norte de Asia Menor, aliviando la cadena de suministros. El reaprovisionamiento de la fuerza expedicionaria griega se consolidó.
Al finalizar esta batalla se inicia un cambio en la estrategia de guerra de los dos contendientes. Del lado macedónico, se reconocía la fragilidad de la situación en caso de un levantamiento de las ciudades griegas (en especial de Esparta y Atenas) apoyadas por el oro persa, como había ocurrido en décadas pasadas en la historia griega. El control marítimo que poseía el imperio persa era indesafiable, por la cantidad de navíos y las tripulaciones experimentadas de Fenicia y Siria. Reconociendo esta situación, Alejandro procedió a ejecutar una estrategia de tierra seca, yendo a conquistar las ciudades costeras de Jonia y Asia Menor, quitándole la posibilidad de reaprovisionamiento a la flota persa, intentado así disminuir su margen de maniobrabilidad.
Por el lado del imperio persa, el liderazgo de Memnón el rodio queda establecido y consolidado. Experimentado y conocedor de los macedonios, procede a evitar todo choque en batalla campal en tierra a la vez que alista a la flota persa para colocarla en operaciones. Intenta recapturar a las ciudades griegas jonias que se habían unido al libertador macedónico instaurando tiranos locales apoyados por los persas. Esta estrategia de guerra se continuaría por un lapso corto de tiempo, ya que la prematura muerte del comandante persa Memnón durante el asedio de la ciudad de Mitilene en la isla de Lesbos, resultó en un retraso de su estrategia, junto a las medidas tomadas por Alejandro Magno, que a la postre llevaría a la próxima gran batalla de Issos antes de producirse la intervención armada en Grecia, donde de todas formas Antipatro controlaba hábilmente la difícil situación.
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