La Batalla de Yenín tuvo lugar en abril del 2002 en el campo de refugiados palestinos de Yenín, como parte de la operación militar Escudo Defensivo llevada a cabo por el ejército israelí en Cisjordania.
Israel justificó la incursión alegando que desde Yenín se planeaban numerosos ataques terroristas contra civiles israelíes, cosa que los palestinos rechazaron, denunciando que la ciudad fue atacada indiscriminadamente.
De acuerdo con las Naciones Unidas, en Yenín murieron 52 palestinos en total, combatientes y civiles. El ejército israelí y la ONG Human Rights Watch corroboraron esta cifra. Por la parte israelí, 23 soldados israelíes murieron durante el combate.
La batalla atrajo la atención internacional, debido a las denuncias por parte de la Autoridad Nacional Palestina, Human Rights Watch y Amnistía Internacional de que se habían cometido crímenes de guerra consistiendo en homicidios ilegales y trato degradante a detenidos, torturas y detenciones arbitrarias, uso desproporcionado de la fuerza, uso de escudos humanos, bloqueo y ataques a la asistencia médica, bloqueo del abastecimiento en agua y alimentos, destrucción y daños causados a las infrastructuras civiles y a la propiedad privada. Estos hechos fueron corroborados por el informe de las Naciones Unidas, que recalcó que ninguna de las partes respetó la Convención de Ginebra teniendo en cuenta que los combatientes palestinos habían instalado sus bases en una zona de gran densidad de población civil. Se denunció también el hecho de que Israel impidiera la labor de los observadores internacionales.
Desde septiembre de 2000 se sucedían los ataques terroristas de palestinos contra israelíes, seguidos de incursiones militares israelíes en zonas palestinas, que al 7 de mayo de 2002 habían ocasionado la muerte de 441 israelíes y 1.539 palestinos. La espiral de violencia se intensificó en los primeros meses de 2002 y llegó a su apogeo en marzo y abril, sin que las partes atendieran las advertencias de la comunidad internacional.
Desde principios de marzo hasta la primera semana de mayo de 2002, hubo aproximadamente 16 atentados con bomba en Israel, sobre todo ataques perpetrados por terroristas suicidas. Más de 100 civiles fueron asesinados y docenas fueron heridos. Durante ese mismo período, las Fuerzas de Defensa de Israel emprendieron dos oleadas de incursiones militares con tropas terrestres, carros de combate, helicópteros de asalto y cazas a chorro F-16 en zonas civiles y campamentos de refugiados, ocasionando un número considerable de muertes entre la población civil. Por otra parte, las instalaciones y fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina fueron objeto de frecuentes incursiones militares israelíes que debilitaron gravemente la capacidad de la Autoridad Palestina para emprender una acción eficaz contra los grupos militantes que atacaban a los israelíes y que se aprovecharon de este vacío para aumentar sus agresiones contra la población civil israelí. El 8 de marzo y el 9 de marzo, 18 israelíes fueron asesinados en dos ataques palestinos separados, y 48 palestinos en las incursiones que llevó a cabo Israel a raíz de estos atentados. El 27 de marzo, un ataque terrorista en Netanya mató a 28 personas e hirió otras 140. Tras este atentado, el gobierno de Israel decidió lanzar en Cisjordania la Operación Muro Defensivo con el objetivo de «hacer fracasar la infraestructura terrorista palestina e impedir que se produjera una nueva serie de atentados terroristas».
El campo de Yenín es el segundo campo de refugiados más grande de Cisjordania. Está ubicado cerca de asentamientos israelíes y de la línea verde, y desde 1995 pertenece a la zona A de los territorios palestinos, bajo control civil y de la seguridad palestina. Tanto fuentes israelíes como palestinas habían brindado información a la ONU de que 200 hombres armados de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, Tanzim, Yihad Islámica Palestina y Hamás habían estado utilizando el campo como base de operaciones, también conocida como “la capital de los mártires”. De todos los ataques suicidas lanzados desde que la intifada comenzó en octubre de 2000, el gobierno de Israel alegó que 28 habían provenido del campo de Yenín.
Cuando Yenín quedó bajo control de la Autoridad Palestina en el año 1995, debido a la firma de los Acuerdos de Oslo, estaba, según los términos del acuerdo, el deber de la Autoridad Palestina de proteger a civiles israelíes de ataques palestinos - incluyendo los ataques terroristas suicidas - que proviniesen de los territorios bajo su control. Yenín era uno de esos territorios.
Según las informaciones recopiladas por las Naciones Unidas y procedentes del Gobierno de Israel, la Autoridad Palestina, las propias Naciones Unidas y otras fuentes internacionales, el ataque de las FDI al campamento de Yenín se desarrolló entre el 3 de abril de 2002, fecha de la primera ofensiva, y el 18 de abril de 2002, fecha en la que las Fuerzas de Defensa de Israel se retiraron y levantaron el toque de queda.
Nada más iniciarse la ofensiva, las FDI rodearon y penetraron en la ciudad de Yenín y su campamento de refugiados declarándolos zona militar cerrada, impusieron un toque de queda de 24 horas al día y cortaron el suministro de electricidad a la ciudad y al campamento. Prohibieron todo acceso y pidieron a los habitantes del campamento que lo evacuaran. Según varios informes y testimonios de soldados israelíes, no hubo suficientes anuncios y muchos civiles los ignoraron. Se estima que de los 14.000 residentes, gran parte huyó antes o al principio de la incursión, otros el 9 de abril, y que unas 4.000 personas habrían permanecido en el interior del campamento.
El ataque se lanzó en la madrugada del 3 de abril, y se encontró con una fiera resistencia palestina, según acuerdan todas las fuentes. Los israelíes aseguran haber empleado en un primer tiempo solo a tropas de infantería para minimizar los daños a civiles, mientras otras fuentes confirman que se utilizaron helicópteros y hasta 60 tanques. También las fuentes coinciden en que los palestinos habían colocado trampas explosivas en algunas casas, y que las fuerzas israelíes emplearon excavadoras blindadas para demoler viviendas y otros edificios a fin de abrir amplíos corredores.
Conforme las tropas israelíes penetraban en el campamento, los militantes palestinos se trasladaban hacia el centro del campamento. Los combates con más víctimas en ambos bandos ocurrieron del 5 al 9 de abril, cuando las FDI aumentaron los ataques con misiles lanzados desde helicópteros y las demoliciones con excavadoras. El 9 de abril, 13 militares israelíes murieron en una emboscada en el centro del campamento, fecha a partir de la cual parece que las IDF modificaron sus táctica de registro domiciliario y destrucción de viviendas para dedicarse a un bombardeo más generalizado con tanques y misiles, hecho que negaron los israelíes.
Después del 9 de abril no hubo más muertos de las FDI en Yenín, y en esta segunda etapa se produjeron los mayores destrozos materiales a la vez que disminuían los combates. El distrito central de Hawashin quedó totalmente destruido, muchas viviendas civiles desaparecieron por completo y muchas más resultaron gravemente dañadas. También algunas instalaciones del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (OOPS) en el campamento, como su centro de salud y su oficina de servicios sanitarios, fueron gravemente dañados. El 11 de abril, las FDI lograron controlar el campamento y los últimos combatientes palestinos se rindieron tras haber pedido que la organización israelí de derechos humanos B'Tselem hiciera de mediadora.
Después de la rendición y hasta 15 de abril, las FDI no permitieron que las ambulancias y el personal sanitario llegaran hasta los heridos dentro del campamento, a pesar de las repetidas solicitudes formuladas por las Naciones Unidas y otros organismos humanitarios. Desde el 4 de abril, las FDI habían ordenado a la Sociedad de la Media Luna Roja de Palestina que cesara sus operaciones y habían clausurado el hospital de Yenín. Ninguno de los palestinos del hospital fue autorizado a salir hasta el 15 de abril. Tampoco se permitieron las entregas de alimentos y la crisis humanitaria se exacerbó debido a que las FDI habían cortado el suministro desde el primer día de la ofensiva, y no lo restablecieron hasta el 21 de abril. Los organismos de ayuda fueron autorizados en entrar escoltados al campamento a partir del día 15, pero sus actividades se vieron ralentizadas debido a las grandes cantidades de municiones y artefactos sin explosionar de los combatientes palestinos y de las FDI. Las negociaciones de las Naciones Unidas y los organismos internacionales con las FDI para que permitieran que equipos especializados entraran para eliminar las municiones y los artefactos sin explosionar duraron varias semanas. El gobierno israelí no permitió al equipo de investigación enviado por la ONU que entrara en el campamento de Yenín, ni en las demás ciudades palestinas afectadas por la Operación Muro Defensivo.
El 18 de abril las fuerzas militares israelíes se retiraron. A finales de mayo el hospital de Yenín había registrado 52 muertos palestinos, se habían destruido unos 150 edificios y la estructura de muchos otros quedó inestable. 450 familias palestinas quedaron sin hogar. Según estimaciones aproximadas, el coste de la propiedad destruida ascendió a 27 millones de dólares estadounidenses.
En el verano de 2002 se publicó el informe elaborado por las Naciones Unidas a petición del Consejo de Seguridad, con datos recabados sin visitar el terreno (tal como señala el propio informe), para reflejar los acontecimientos ocurridos en Yenín y otras ciudades palestinas. La Autoridad Palestina presentó información, mientras que el Gobierno de Israel no lo hizo y el informe utilizó la información proveniente del Gobierno de Israel que podía obtenerse públicamente. Rechazó las acusaciones palestinas de que se había perpetrado allí una matanza, pero afirmaba que Israel habría cometido en Yenín violaciones al derecho humanitario internacional, como retrasar la ayuda a los heridos, atacar ambulancias y emplear a civiles como escudos humanos. Dicho informe aseguraba que habían fallecido 497 palestinos y que 1.447 habían resultado heridos en el curso de la reocupación de las zonas palestinas por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel entre el 1 de marzo y el 7 de mayo de 2002; también fueron abatidos 23 soldados israelíes durante las operaciones contra el campo de Yenín.
La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch estimó que el informe de Naciones Unidas es «claramente parcial»: «las únicas personas que pueden alegrarse [del contenido del informe] son quienes desde el principio hicieron imposible la investigación de Naciones Unidas, es decir los israelíes». Amnistía Internacional señaló que el informe publicado por la ONU «es una recopilación de documentos procedentes de distintas fuentes», al tiempo que lamentó que el gobierno israelí «haya obstaculizado la búsqueda de la verdad y de la justicia». Según el responsable de investigaciones de la ONU «no es un informe del que Naciones Unidas pueda enorgullecerse», y «en lugar de aclarar lo que pasó, solamente agrega confusión». Asimismo, el enviado de la ONU Terje Roed-Larsen declaró en su visita a Yenín que "el estado del campamento tras los ataques era horrendo más allá de lo imaginable", y que "resultaba moralmente repugnante que Israel hubiese bloqueado la ayuda humanitaria durante los 11 días posteriores".
De esta forma, los rumores de que se había producido una matanza en Yenín, sostenidos incluso por fuentes oficiales palestinas,
encontraron su eco a través de los medios de comunicación internacionales. No obstante, posteriores investigaciones no encontraron evidencias para sostener la existencia de una masacre, y los recuentos oficiales tanto de fuentes israelíes como palestinas confirmaron únicamente 52 o 54 bajas palestinas, la mayoría combatientes, y 23 soldados israelíes como los fallecidos totales en el enfrentamiento. Pocos días después de la batalla, Human Rights Watch (HRW) publicó un informe detallando los posibles casos de violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra que deberían ser investigados por Israel. En dicho informe detalló como especialmente preocupantes una serie de casos concretos, listados a continuaciónː
Aparte de las víctimas civiles citadas anteriormente, el informe de Human Rights Watch también menciona el caso de Munthir al-Haj, un miliciano palestino de 22 años que resultó herido el primer día de combate y al que unos compañeros dejaron en las escaleras de una mezquita anexa al hospital al-Razi. Durante dos horas, los médicos y enfermeras del hospital realizaron una serie de intentos frustrados de ayudar a Munthir, todos ellos detenidos por disparos de un tanque israelí que se había estacionado a apenas 6 metros del herido. Él mismo intentó subir las escaleras, pero sus heridas se lo impidieron, y el intento de lanzarle una cuerda se frustró por la circunstancia de tener ambas manos rotas. Cuando estaba boca abajo y con la cabeza en las manos, una ráfaga de disparos en su espalda acabó con su vida en un momento en el que no se estaban produciendo combates en la zona. Según HRW, "los combatientes heridos que ya no participan en el combate tienen derecho a tratamiento médico y no son un objetivo legítimo. El asesinato de al-Haj después de ser herido y desarmado es un acto de asesinato premeditado, una grave ruptura de la Convención de Ginebra y, por lo tanto, un crimen de guerra".
Coordenadas: 32°27′37.04″N 35°18′4.88″E / 32.4602889, 35.3013556
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