Bernardo Valdivieso (Loja, Ecuador, 1745 -1805). Fue un filántropo impulsor de la educación en la Época Hispana. Ocupó varios cargos públicos, entre ellos regidor del Cabildo de Loja y Comandante de Milicias. Lleva su nombre el colegio Bernardo Valdivieso, el primer establecimiento de educación secundaria de la ciudad de Loja, y uno de los primeros del Ecuador. Un monumento en su ciudad natal recuerda su figura.
Bernado Valdivieso fue hijo de Bernardo de Valdivieso y Estrada, y María González de las Eras. Obtuvo en Lima el título de doctor en Jurispudencia. Prohombre ilustre, miembro de una antigua familia de encomenderos del Corregimiento de Loja, jurisdicción de la Real Audiencia de Quito, perteneciente en principio al Virreinato del Perú, y después a Nueva Granada. Vivió una época de profundos cambios bajo los reinados de Carlos III y Carlos IV de España, reyes borbones del Despotismo Ilustrado, cuyo forma de gobierno tomó distancia del espíritu magnánimo de los Reyes Católicos y de la dinastía de los Habsburgo (en particualr del reinado de Felipe II), que hicieron de España la primera potencia cumbre de la Modernidad, que dominó el mundo por más de tres siglos.
Alejándose cada vez más de ese espíritu primero, los reyes borbones pusieron énfasis en un control más eficaz del Imperio que contaba con más de 20 millones de Km cuadrados. Para ello crearon los nuevos virreinatos de Nueva Granada (1739) y Río de la Plata (1777) además de los ya existentes (Virreinato de Nueva España y Virreinato del Perú.) Para entonces España ya había sido obligada a aceptar el comercio de esclavos negros en sus territorios, medida impuesta por la fuerza tras el Tratado de Utrecht (España nunca había estado de acuerdo con la trata de esclavos); y además había sido obligada a entregar a Inglaterra Gibraltar, Menorca, Terranova y la Bahía de Houdson en Norte América. Estos acontecimientos, además de la expulsión de los jesuitas de los territorios de España (1767), marcaron el tiempo en que vivió don Bernardo de Valdivieso, dando lugar a una serie de factores que indirectamente tendrían que ver con su vida.
Con la expulsión de los jesuitas de los reinos de España (tras ser acusados de participar en el Motín de Esquilache), la educación de la juventud y la niñez sufrió un duro revés en buena parte de los virreinatos de América. La historia demostraría que todo formó parte de un complot masónico para apoderarse de los bienes de la Compañía de Jesús, con cuyas rentas sostenían sus colegios y misiones en el mundo entero. También el colegio de Loxa, fundado por los jesuitas en 1727, quedaría abandonado tras la expulsión. Fue cuando don Bernardo de Valdivieso, por entonces regidor del Cabildo de Loja, se encargó de que continuara la educación proveyendo de maestros al colegio de Loja.
Al morir don Bernardo de Valdivieso hizo testamento legando cinco grandes haciendas, con cuyas rentas se sostuviera el colegio de Loja de forma perpetua. Pero el Cabildo iniciaría un largo proceso que duró aproximadamente cuarenta años, a fin de ir modificando las cláusulas y dejar sin efecto la voluntad del filántropo en favor del colegio. Don Bernardo de Valdivieso tuvo dos hijos; José Eulalio y Francisca. Al hacer testamento, había nombrado Administrador a su hijo José Eulalio, pero este murió en septiembre de 1813 en Casanga. Antes de ello, José Eulalio se había quejado ante el Cabildo de un esclavo negro que había fugado y de otro que no quería dejar de portar cuchillo. Meses después de esa denuncia, José Eulalio murió asesinado. Sobrevivió únicamente Francisca, pero las haciendas terminarían en poder de Gertrudis Valdivieso, mediante una retroventa de dudosa transparencia jurídica celebrada en noviembre de 1840. .
Simón Bolívar en su paso por Loja en 1823 intentó cortar por lo sano devolviendo al colegio sus rentas, pero tal acción quedaía sin efecto cuando el Gobierno republicano desposeyó a la institución de las retas que garantizaban permanentemente su solvencia económica. Por fin, en 1826, tras una serie de contratiempos, la institución reabrió finalmente sus puertas con el nombre de Colegio San Bernardo, llamado después colegio Bernardo Valdivieso. El colegio incluía una escuela de niños (que nunca había dejado de funcionar), y un fondo para el pago de una preceptora de niñas. Por deseo del benefactor se incorporaría la enseñanza del álgebra. De este colegio devendría más tarde la creación de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, que sería a su vez el germen de la Universidad Nacional de Loja, creada en 1943 bajo la presidencia de Arroyo del Río.
Bernardo de Valdivieso fue contemporáneo del historiador jesuita Juan de Velasco, y del médico y periodista Eugenio de la Santa Cruz y Espejo, si bien no es probable que llegaran a conocerse. Por aquellos años, los escritos de Espejo contra el rey de España Carlos III le habían hecho huír de Quito y buscar refugio en Bogotá. Médico, abogado, erudito y polemista incisivo, Espejo estaba en desacuerdo con las políticas del rey borbón Carlos III, ya que la deriva administrativa iniciada por los borbones se estaba asemejando de a poco a los sistemas coloniales de las potencias rivales, aunque sin llegar al deshumanizado utilitarismo de aquellas. Sin embargo el cobro de impuestos, el afrancesamiento frívolo de las clases pudientes, el progresivo descuido de la salud pública y la educación, fueron dejando atrás el carácter filantrópico de la España imperial, de cuyo espíritu participaban todavía hombres como Bernardo de Valdivieso, dando paso a la Ilustración europeizante que afectaría al espíritu español. Por otro lado, las arcas reales estaban muy desgastadas por los innumerables conflictos bélicos que afrontaba por entonces España, lo que sin duda iba en detrimento del buen manejo de la administración imperial.
En tiempo de Bernardo de Valdivieso, España, como potencia hegemónica, jugaba un papel protagónico en la independecia de los Estados Unidos de América apoyando con hombres, barcos, dinero y armas la emancipación de las colonias del norte. Fue precisamente el español Luis de Unzaga y Amézaga quien sugirió Estados Unidos de América como nuevo nombre de los territorios liberados del poder de Inglaterra. La asesoría político-militar de Unzaga salvó al general George Washington de ser destituido por el congreso tras varias derrotas sufridas ante los ingleses. Como el mismo Washington lo reconocería más tarde: sin la ayuda de España (en especial de los altos militares Francisco de Miranda y Bernardo de Gálvez), no hubiera sido posible la idependencia de los Estados Unidos de América. Pero también en tiempo de Bernardo de Valdivieso, la España gestora de la primera globalización empezaba a entrar lentamente en su etapa final como potencia hegemónica. Sin embargo su moneda, el real de a ocho español, la pimera moneda dura de la historia, continuaba siendo todavía la divisa internacional de peso constante que llevaba en circulación por más de dos siglos, y fue la moneda que adoptó EEUU en sus primeros años de vida republicana, antes de crear el dólar (Spanish Thaler), cuyo signo de una S cruzada por dos columnas hacía referencia a las dos columnas de Hércules que mostraba la moneda española en su haz.
En honor a Bernardo de Valdivieso se erige un monumento en la ciudad de Loja, en la plaza central, frente a la iglesia Catedral. Es una esatua fundida en bronce y tiene una altura de 1,85 m. Se trata de una efigie pedestre. Al no lucir botas ni espada sugiere la memoria de un intelectual o un hombre de letras.
La estatua fue encargada a Francia, al escultor Leo Laporte Blairsy. Su erección en la plaza de Loja data del 24 de mayo de 1909 tras una larga disputa entre liberales y conservadores. Los segundos intentaron erigir en la plaza la Imagen en bronce de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, bajo cuya advocación fue fundada la ciudad de Loja en 1548, pero la facción liberal se impuso erigiendo la estatua de don Bernardo de Valdivieso.
Respecto a la fidelidad de la efigie con la verdadera estampa del filántropo lojano, ha habido discrepancia desde el principio, puesto que la imagen no parece corresponder a un caballero hispano de finales del siglo XVIII. La gruesa capa, en particular, desdice de la moda de entonces, y también del clima y del contexto geográfico en que vivió don Bernardo de Valdivieso. Por otra parte, la barba y la manera de llevar el cabello tampoco pertenecen a la usanza de la época, excepto la levita de puntas, los zapatos de hebillas y el pantalón y calcetas hasta las rodillas. La gruesa capa aludiría más bien a un caballero anglosajón o a un prócer nórdico. Los grabados de Alejandro Malaspina, quien recorrió Hispanoamérica por esos años, corroboran que la imagen reproducida en la estatua no concuerda con la usanza de la época ni del medio en que vivió don Bernardo de Valdivieso. En cuanto al planteamiento estético de la imagen, tiene más bien relación con los bultos de George Washington (en especial el que se levanta en Bogotá), o con algunos deThomas Jefferson.
La estatua de Bernardo de Valdivieso fue encargada a Francia un siglo después de su muerte. En cierto momento se adujo que hubo una confusión al momento de desembarcar la estatua en el puerto de Guayaquil, y que la verdadera efigie de don Bernardo Valdivieso habría ido a para a otro sitio. Pero ello supondría una serie de coincidencias aún más increíbles que todos los supuestos barajados en torno al asunto. Lo más probable es que Leo Laporte Blairsy no estuviera muy bien informado respecto al eminente lojano, más aún teniendo en cuenta las desaveniencias entre Francia y la España imperial, sobre todo a partir de la invasión napoleónica a la Península Ibérica.
Varias placas en el monumento recuerdan su figura:
2. Máximo Agustín Rodríguez, (2004), Apuntes para la historia de Loja, Tomo VI, Editorial Monsalve 3. Pío jaramillo Alvarado, (2002), Historia de Loja y su Provincia, Editorial Senefelder. Máximo Agustín Rodríguez (2008). Obras completas. Apuntes para la historia de Loja,Tomo VI, Ed. Ilusre Municipio de Loja,
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