Capitalidad de Valladolid es la condición de capital política que tuvo la ciudad de Valladolid en varios momentos de su historia. Uno de los periodos, posiblemente desde el nacimiento de Felipe II en 1527 (bajo el reinado de su padre Carlos I), hasta que en 1559 Felipe II decide trasladar la Corte a Madrid. (aproximadamente 27 años bajo el reinado de su padre y unos 5 bajo su reinado, siendo Valladolid sede de la Corte durante más de 30 años)
Posteriormente Felipe III de España bajo el valimiento del Duque de Lerma, devolvieron la Corte a Valladolid durante el periodo entre el 11 de enero de 1601 y 4 de marzo de 1606 (aproximadamente 5 años). Después de ese breve periodo funcionó la capitalidad de Madrid.
La celebración repetida de Cortes de Castilla en Valladolid durante toda la Baja Edad Media (véase Cortes de Valladolid), y la fijación de la Real Audiencia como institución permanente (véase Real Audiencia de Valladolid) permiten considerar a la ciudad como la capital judicial de la Corona de Castilla, aunque no como sede permanente de la corte real ni del resto de las instituciones, que eran itinerantes. Tampoco como capital parlamentaria, puesto que se celebraron Cortes en muchas otras localidades.
El traslado se debió a que el duque de Lerma efectuó una magistral operación inmobiliaria, comprando propiedades e invirtiendo en su propio beneficio. Es lo que modernamente se conoce como especulación urbanística. El enriquecimiento fue doble: por un lado (antes del traslado) compró terrenos en Valladolid a un precio irrisorio que aumentaron su valor exponencialmente tras el traslado; y por otro, cuando Valladolid ya era capital, compró nuevas tierras en Madrid aprovechando la caída de precios. Cuando la capitalidad volvió a Madrid en 1606, el Duque había hecho un negocio redondo.
Otro motivo probable es que el duque de Lerma se llevó unos años la capital a Valladolid, para controlar al rey Felipe III de España más cerca de sus propios feudos (Lerma en Burgos) y para chantajear a los comerciantes madrileños, que lo sobornaron para que les devolviera el negocio de tener la corte. Además del motivo financiero parece ser que el traslado a Valladolid también se debió para alejar al rey de la influencia de su tía María de Austria (recluida en el convento de las Descalzas Reales de Madrid), que no veía con buenos ojos la labor de don Francisco. María de Austria falleció en 1603.
El regreso de la corte de Felipe III a Madrid en 1606 se hace también por la influencia y los consejos del duque de Lerma. Los historiadores piensan que este regreso estaba preparado de antemano y que el duque nunca tuvo la intención de abandonar por completo Madrid. Se sabe por los documentos que se conservan que ya en 1603 existen ciertas maniobras y acuerdos entre el alcalde de Madrid y el duque (probablemente se iniciaran a la muerte de la ya mencionada María de Austria).
Mientras la corte estuvo en Valladolid vinieron conocidos personajes como el escultor Gregorio Fernández (en 1601), Francisco de Quevedo (1601), Red Hugh O'Donnell (1602), Luis de Góngora (1603), el pintor Rubens (1603), Miguel de Cervantes (1604) o el general Ambrosio Spínola (1605). Además durante ese tiempo nacieron el futuro Felipe IV, y su hermana, Ana de Austria, que sería reina de Francia y madre de Luis XIV.
También en 1605 una delegación inglesa compuesta por entre 600 y 700 personas visitó la ciudad con el fin de lograr la paz. Se especula si entre los miembros de esa delegación estaba William Shakespeare y si en ese caso llegó a conocer personalmente a Miguel de Cervantes, que en aquel momento vivía en esta ciudad.
El traslado de la corte provocó un crecimiento espectacular demográfico de ciudadanos de forma que, en apenas dos años, Valladolid pasaba de unos 30 000 vecinos a superar los 70 000 habitantes, una cifra ilustrativa si tenemos en cuenta que Madrid, sufrió una fuerte caída de 80 000 a 23 000 habitantes y un empobrecimiento general.
Cuando la capitalidad volvió a Madrid en 1606, ya de manera definitiva, para la ciudad se inició un grave proceso de decadencia que solo se mitigó en parte a partir de 1670 con la implantación de talleres textiles y se superó en 1856 con la Llegada del ferrocarril a Valladolid. Se produjo una caída de los 70 000 habitantes en 1606 hasta un mínimo de 18 000 en 1646. No recuperó los 70 000 habitantes hasta 1900.
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