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Carlota Georgina de Mecklenburgo-Strelitz



La duquesa Carlota Georgina Luisa Federica de Mecklenburgo-Strelitz (17 de noviembre de 1769 - 14 de mayo de 1818)[1][2]​ fue miembro de la casa de Mecklemburgo-Strelitz por nacimiento y duquesa de Sajonia-Hildburghausen (más tarde Sajonia-Altemburgo) por matrimonio.

Carlota Georgina nació en Hannover, en el Electorado de Brunswick-Luneburgo. Fue la hija mayor de Carlos II de Mecklemburgo-Strelitz y su primera esposa, Federica de Hesse-Darmstadt.[1][2]

Carlota y sus hermanas, la reina Luisa de Prusia, la reina Federica de Hannover y la princesa Teresa de Thurn y Taxis, fueron consideradas las mujeres más bellas de su época. Jean Paul dedicó su novela Titan a «las cuatro bellas y nobles hermanas en el trono».[3]

Carlota creció en Hannover, donde su padre gobernaba en nombre de su cuñado, el rey Jorge III del Reino Unido, que vivía en Londres. La madre de Carlota murió cuando ella tenía 12 años, y por ello fue educada por su tía materna, Carlota de Hesse-Darmstadt, que se casó con su padre en 1784. Sus hermanas se educaron en Darmstadt con su abuela, María Luisa Albertina de Leiningen-Falkenburg-Dagsburg. Para entonces, Carlota ya se había trasladado a Hildburghausen.

El 3 de septiembre de 1785, a los 15 años de edad, Carlota se casó con el duque Federico de Sajonia-Hildburghausen, para quien actuaba de regente su tío José Federico, que lo tuteló hasta 1787. El matrimonio no fue feliz: Carlota superaba intelectualmente a su esposo, que pronto comenzó a ignorarla. También tenían problemas financieros; el ducado estaba arruinado por las desastrosas políticas económicas de los predecesores de Federico, y se había declarado en bancarrota. La comisión de débito imperial solo permitió a los duques una dotación presupuestaria reducida.

Con frecuencia, el padre de Carlota y sus dos hermanos pasaban tiempo con ella en Hildburghausen. En 1787, el padre se trasladó a Hildburghausen de forma permanente, y se convirtió en presidente del comité de crédito. En 1792, la abuela de Carlota y sus hermanas huyeron de Darmstadt ante el avance del ejército francés y también se instalaron en Hildburghausen. La abuela describió así al marido de Carlota: «de todas sus obligaciones, las únicas que cumple con celo son las maritales. Carlota, que nunca amó a este hombre, siempre está embarazada».[4]​ En 1793, tras varias semanas en Hildburghäuser,[5]​ la abuela y las hermanas de Carlota viajaron a Fráncfort, donde Luisa conoció a su futuro marido, Federico Guillermo III de Prusia.

Carlota tuvo una relación muy íntima con su hermana Federica y sus parientes de Strelitz. En 1803 y 1805, la pareja real prusiana visitó Hildburghausen, y para la ocasión, los gestores de la deuda permitieron a los duques renovar parte de su mobiliario.[6]​ El 9 de octubre de 1806, Carlota y su hermana Teresa se hallaban visitando a su hermana Luisa en Erfurt, cuando el esposo de esta última, el rey Federico Guillermo III, declaró la guerra a Napoleón Bonaparte. Luisa colaboró en la redacción de esta declaración de guerra.

Christian Truchseß von Wetzhausen zu Bettenburg era amigo de la pareja ducal y padrino de su hijo Eduardo. Carlota y sus hijas Luisa y Teresa, entonces princesa heredera de Baviera, lo visitaron en su castillo de Bettenburg en Franconia. Al recibir a sus invitadas, Truchseß intentó conducir a Carlota en primer lugar al interior del castillo, pero ella rehusó, señalando a Teresa, de mayor rango. Truchseß replicó: «Su alteza me perdonará, pero desde que este castillo existe, la madres siempre han tenido preferencia sobre sus hijas». Teresa tomó entonces al barón del otro brazo, y los tres entraron juntos.[7]

La duquesa donaba casi la mitad de sus ingresos anuales a los pobres y pensionistas, y también dedicaba parte a educación y a becas para las clases humildes. Tras la muerte de su hermana Luisa en 1815, hizo construir un monumento en su memoria en el parque de Hildburghausen.

Carlota era aficionada a la literatura, y promovió afanosamente las artes en la corte. Relajó las normas y la etiqueta y trajo músicos, pintores y poetas, entre ellos el escritor Jean Paul, que llegó en mayo de 1799. Carlota le concedió un título y lo comprometió con una de sus damas, Caroline Feuchter von Feuchtersleben,[8]​ aunque el matrimonio no llegó a celebrarse.

Con Carlota, la corte se convirtió en un «pequeño Weimar». El actual lema de la ciudad de Hildburghausen, Der kleine Klassiker («la pequeña clásica»), se refiere a ese periodo. Varios personajes contemporáneos de Carlota han alabado sus dotes para el canto: tenía la reputación de ser una de las grandes cantantes de su época.[9]​ Estudió canto en Hannover con un profesor italiano llamado Giuliani, y cantaba en conciertos de la corte y servicios religiosos. Durante la Semana Santa solía cantar Der Tod Jesu («La muerte de Jesús») de Carl Heinrich Graun en la Christuskirche de Hildburghausen, y todos los habitantes de la ciudad tenían permiso para asistir al servicio.[4]

Carlota murió en Hildburghausen el 14 de mayo de 1818 tras una larga enfermedad. Su hija Teresa relató a su hermana Luisa: «Hace ocho o diez días, durante una ansiosa noche en la que el fin parecía cerca, se despidió de nosotros y bendijo a todos sus seres queridos que estáis lejos, es lo mejor que una amante madre puede dar a sus hijos (…) Todos hemos recibido [un anillo] de sus queridas manos. Mirándolo, mi intención de llevar siempre una vida digna de mi madre se hizo aún más firme en mi corazón».[10]

Carlota dejó dicho que deseaba ser sepultada en el proyectado cementerio de Backsteinfeld, en Hildburghausen, por lo que fue inhumada provisionalmente en la iglesia del castillo hasta su entierro definitivo en Backsteinfeld en 1819. Su tumba fue diseñada por Heim, ebanista de la corte, y se completó en 1824. El candelabro de bronce verde se apoya sobre cuatro bolas negras, y está coronado por llamas de plomo. La inscripción fue escrita por Friedrich Carl Ludwig Sickler. La cripta tiene una altura de 4 metros, y un diámetro de unos 12 metros. Cuando la iglesia del castillo se convirtió en una sala de tribunal, los cuerpos de todos los miembros de la familia ducal se trasladaron a la tumba de Carlota.

Carlota se casó el 3 de septiembre de 1785 con Federico de Sajonia-Hildburghausen, más tarde duque de Sajonia-Altemburgo, hijo menor de Ernesto Federico III de Sajonia-Hildburghausen y su tercera esposa, Ernestina de Sajonia-Weimar.[1][2]​ Carlota y Federico tuvieron doce hijos:[1][2]




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