Catedral de la Asunción de El Burgo de Osma nació en Soria.
La catedral de la Asunción de El Burgo de Osma (Soria, España) es un edificio de estilo gótico que sustituyó a otro anterior románico. Comenzada su construcción en 1232, muestra también otros aportes estilísticos, concluyendo con el neoclásico (1784). Como otras muchas catedrales españolas del siglo XIII, fue dedicada a la Asunción de la Virgen. Es el principal monumento de la localidad de El Burgo de Osma.
El Museo de la catedral, organizado en sus dependencias interiores, guarda numerosos e importantes objetos de arte pertenecientes o ligados a la diócesis de Osma-Soria. Comparte la sede catedralicia con la Concatedral de San Pedro de Soria.
Restaurada la diócesis oxomense, Pedro de Bourges (San Pedro de Osma) fue nombrado obispo, ocupando la sede entre 1101 y 1109. A él se atribuye la construcción de la primitiva catedral románica, que ocupó parte del solar donde con anterioridad estaba erigido el antiguo monasterio benedictino de San Miguel. Estos restos se encontraban en el burgo establecido en el llano de la otra margen, la izquierda, del río Ucero, por frente de donde paralelamente se desarrollaba la ciudad de Osma.
A partir de este momento, en el pequeño núcleo episcopal se produjo una rápida transformación urbana que fue en detrimento de la Osma realenga; consiguiendo ser una entidad jurídica independiente de ella al constituirse en la villa de El Burgo de Osma por privilegio de Alfonso VIII. Una villa episcopal, cuyo desarrollo posterior estuvo íntimamente ligado a su catedral y a las influencias, actividades y poder de sus diferentes obispos.
La construcción de la catedral románica, iniciada por Pedro de Bourges en 1101, fue continuada por sus sucesores: Raimundo (1109–1126) —después, arzobispo de Toledo—, Beltrán (1128–1140), Esteban (1141–1147) y Juan (1148–1174). La catedral debió de estar casi terminada a mediados del siglo XII, gracias a las limosnas que aportaban los numerosos peregrinos que, camino de Santiago de Compostela, acudían a venerar los restos del obispo restaurador de la sede oxomense, San Pedro de Osma.
La primitiva catedral románica, como otras de la época, debió tener tres naves —más alta, larga y ancha la central—, capillas absidiales y un crucero. Además, contaba con un claustro y diferentes dependencias anejas. De ella, quedan pocos aunque destacables restos en el claustro y la sala capitular.
La catedral románica tuvo poca vida, pues el crecimiento y creciente importancia del El Burgo de Osma exigían espacios más amplios. Imbuido totalmente por las corrientes espirituales de la época, el obispo Juan Díaz de Medina —conocido tradicionalmente como Juan Domínguez— (1231–1240), ordenó la demolición de la catedral románica, para reedificarla inmediatamente (1232) en estilo Gótico. Las obras continuaron con su sucesor, Pedro Peñafiel (1240–1246). La obra principal de la catedral pertenece a esta época.
En 1235 fue celebrada en la catedral la canonización de Santo Domingo de Guzmán, nacido en las cercanías de Osma, y que fue canónigo de esta catedral.
Diversos obispos continuaron realizando obras a lo largo de la Edad Media, atestiguándolas con sus respectivos escudos. Entre ellos, Pedro García de Montoya (1454–1474), Alonso de Fonseca Quijada (1493–1505) o Pedro González de Mendoza, obispo electo de Osma, en 1482.
Personalidades vinculados con su elaboración
Miguel del Castillo, Maestro platero que elaboró un juego de cetros y unos atriles de plata que fueron colocados en el altar mayor.
La primera piedra de la alta torre que vemos, sustituyó a otra medieval hundida en 1734, se colocó el 26 de junio de 1739 trazada por José de la Calle; el día anterior por la tarde el Cabildo ultimaba los preparativos del Ceremonial que consistió en una salida procesional de la iglesia hasta donde se iba a elevar la torre a la que asistieron el Cabildo, las congregaciones, los músicos y el Pueblo. El obispo constructor fue promovido en 1744 al arzobispado de Burgos y pronto las penurias económicas obligaron a detener la edificación de la torre. Los problemas económicos comenzaron a arreglarse con la muerte del Obispo Quadras en 1750, ya que dejó de herencia a la fábrica de la catedral la tercera parte de sus bienes, que ascendió a la cifra de 160.408 reales y 14 maravedís. En noviembre del año 1750 todo estaba dispuesto para reemprender el trabajo de construcción.
Con tejado estuvo la torre hasta 1765, cuando se emprendió la obra de la cubierta definitiva según traza de Juan de Sagarvinaga.
En la primavera de 1767, la torre a punto estaba de concluirse, según se desprende del acuerdo tomado tras leer un memorial de Pedro Menero, maestro fundidor de campanas, en el que se ofrecía para fundir la campana tronera. El último maestro que dirigió la obra de la torre fue de Manuel Isasbiribil, maestro de cantería de Aramayana, en Vizcaya. En la construcción de esta torre intervinieron Juan de Sagarvinaga, del señorío de Vizcaya que se formó profesionalmente en el palacio de Aranjuez, su sucesor en la obra Martín de Beratúa, que trabajaba en la Catedral de Santo Domingo de la Calzada. Beratúa, configurador general del llamado estilo riojano de campanario, trabajó en el Burgo de Osma como mero director de obra.
En el año 1997, la catedral acogió la sexta edición de la exposición de arte religioso Las Edades del Hombre, en la que se exhibieron 249 obras procedentes principalmente de las iglesias de Castilla y León. La muestra, titulada La ciudad de seis pisos, se extendió con gran éxito de público desde el 26 de mayo al 8 de diciembre, varias semanas más de lo inicialmente previsto. En total registró 458.757 entradas de visitantes, según la fundación que la organiza[1].
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