El combate de Abarrán es uno de los episodios militares englobados en la Guerra de Marruecos. Tuvo lugar el 30 de mayo de 1921 y el 1 de junio del mismo año. En él, un destacamento español situado en Monte Abarrán fue atacado por una fuerza de cabileños del Rif, donde murieron o desaparecieron veinticuatro españoles, cincuenta y nueve heridos españoles y hubo tan solo un prisionero.
El Comandante General, el general Manuel Fernández Silvestre había ideado, a inicios de 1921, un plan de campaña para tomar Alhucemas, llave al corazón del Rif, por tierra a través del avance del frente. Dicho avance consistía en ganar el apoyo de las cabilas por donde pasaría el frente español, consiguiendo así ganarse un aliado y que Abd el-Krim perdiera por tanto el apoyo de las cabilas rifeñas. Ganado la confianza, el Ejército español pasaría por las tierras de las cabilas rifeñas con sumo cuidado de no molestar a los rifeños. Podemos hablar así de una ofensiva política que se basaba en la diplomacia, midiéndose las fuerzas.
Sin embargo, las cabilas podían jugar a dos bandas. Para los españoles vencer en Alhucemas era crucial, no solo estratégicamente, pues estando Alhucemas en manos españolas, la caída del Rif sería casi inminente, con una segunda línea fortificada y con el suministro de agua, tan carente en esos lares, permanentes. Si por el contrario fracasaban, los españoles tendrían que vérselas con todas las cabilas rifeñas en una retirada desastrosa ,donde las gentes del desierto, bien preparados en su clima y siendo un pueblo belicoso, podrían acabar con los soldados españoles, mal entrenados y muchos novatos, rápidamente.
En esos días el frente se alarga a lo largo de la orilla izquierda del río Amekrán, con una extensión aproximada de unos 55 km, desde la posición costera de Sidi Dris, hasta el Zoco de Telata, con un recuadro de poder español en unos 5037 km². Las siguientes cabilas habían sido ocupadas: Mazuza, Beni-Sicar, Beni-bu-Gafar, Beni-bu-ifrur, Beni Sudel, Quebdana, Beni-bu-yahi, Metalza, Beni Tussin, Beni Ulixex, Temsamán, Tafersit y Beni Said. De estas cabilas deberemos saber tres, las más cercanas a los hechos acaecidos en Abarrán: Temsamán (N y O de la línea), Beni Tussin (S de lalínea), Beni Said (al interior de la línea). Guarnecen esta línea 20 000 soldados españoles de los cuales 4000 eran soldados indígenas, divididas en cuatro circunscripciones, de Sur a Norte:
Cada uno de estos regimientos estaba formado por unos 3000 hombres. Los demás soldados españoles están dispersos en posiciones interiores en las cabilas ocupadas, en pequeñísimas guarniciones. Otros están retenidos, en espera de órdenes en Melilla.
En mayo de 1921 el centro de operaciones está establecido en la explanada de Annual, bien guardada por tres colinas.
Uno de los objetivos primordiales es conseguir una posición en la otra margen del río Amekrán, una cabila que se había conseguido pacificar estando del lado de los españoles a costa de muchos esfuerzos, sin embargo las relaciones no son del todo estables. Aunque la posición de Sidi Dris, una posición costera, ya estaba más allá del río, era insuficiente, pues era frecuentemente atacada por pequeñas partidas de cabileños. El punto designado para crear la posición es una colina llamada Dar Uberrán por los rifeños y Abarrán por los españoles.
La llegada de una harca enemiga en tierras de Temsamán produce que la cabila pida apoyo a los españoles, dando estos un sí. Abarrán es por tanto un punto de inflexión entre los dos bandos. Se produciría el combate en la colina, donde el destacamento allí enviado sería absorbido por los rifeños, (eso sí, luchando valientemente los españoles), sin embargo la posición sucumbiría ante el arrollador ataque de los rifeños. En Abarrán se daría la ya dudosa lealtad de las tropas moras: la Policía Indígena y los Regulares, además de los aliados de las cabilas. Con la derrota de Abarrán, se produce así el tan famoso Desastre de Annual, que provocaría la muerte de entre unos 10 000 a 20 000 soldados españoles en apenas un mes.
Abarrán es una colina situada en la margen izquierda del río Amekrán, en la confluencia del riachuelo de Brajis con este último, situada en tierra de Temsamán. Su distancia al centro de operaciones, Annual, es de unos 9 km, sin embargo debido a la carretera que los comunicaba la distancia es de unos 15 km. Con estos dos datos podemos hacernos a la idea de lo tortuosa que era la carretera. Esta carretera, además era tan estrecha que hubo que hacer que la columna marchase en filas de a uno, lo que produjo un alargamiento considerable de la columna, para hacernos a la idea: se sabe que la vanguardia de la columna llegó hacia las 5:30 de la mañana y no sería hasta las 8:00 cuando llegaría la retaguardia.
La colina tiene una altura de 525 m, a 60 m de altitud respecto al río; un suelo efectivo de un cuadrilátero aproximado de 65×12 m, con forma de bota de vino y domina una gran extensión del territorio de Temsamán. Es un territorio yermo, sin una aguada cercana (la más cercana es el propio río Amekrán, a unos 2 km de camino), sin piedras, circunstancia por lo cual no ayudaría más tarde en la construcción del parapeto, sólo tierra movida y arena. Las faldas de la colina están plagadas de algunas jaras y otras malezas y arbustos, que ayudarían en el ataque a los rifeños al acercarse al perímetro parapetado. A cada una de las faldas la llamaremos parapeto o frente:
Hacia el Norte de la posición hay una colina que la domina y hacia el Oeste de Abarrán hay una loma con los frentes muy abiertos o extendidos.
Hacia finales de mayo de 1921 llegan a Annual noticias, comunicadas por el faquir de Temsamán (Mohamed Ukarach) acerca del avistamiento de un harca enemiga de la cabila de los Beni Urriaguel de, estima este faquir, unos tres mil hombres tanto a pie como a caballo, mandados por el cabileño Sil Abo el-Jatabi. El faquir dice que el enemigo se ha incautado de ganado y que se aproxima a Annual. Temeroso de que los Beni Urriaguel tomen represalias por colaborar con los españoles deciden pedir ayuda a estos últimos. Sabiendo que si el harca enemiga pasa la colina de Abarrán, los Temsamán no tendrían ninguna opción, aconsejan a los jefes del Ejército español que la tomen para frenarlos. Además diseña un plan consistente en tres columnas móviles que en un efecto tenaza consiguiera dispersar a los Beni Urriaguel en la colina. Sin embargo tan solo fue una columna. También asegura darles una ayuda sustancial de hombres cuando los españoles cruzasen el río Amekrán.
Mientras tanto llega a Annual el comandante Villar, jefe del kert de la Policía Indígena, y solicita instrucciones y elementos para llevar a cabo la empresa al Teniente Coronel Dávila, jefe de la Sección de Campaña.
29 de mayo: el comandante Villar vuelve a solicitar instrucciones y hombres, esta vez, al Comandante General, el general Manuel Fernández Silvestre, en un telegrama a Melilla.
31 de mayo: Silvestre envía un telegrama a Annual permitiendo la acción, dando al comandante Villar plenos derechos para solicitarlo sin ningún tipo de reprobación. Se envía un telegrama al Alto Comisario, el Gral. Berenguer, para informarle de la acción. La contestación de este mensaje llegaría el 2 de junio, dándose por enterado, pero para entonces ya sería muy tarde. Se le dan al Comandante los elementos y se preparan los preparativos por la tarde.
La columna sería gobernada por el comandante Villar y constaría de 1461 hombres y 485 cabezas de ganado, una columna que, como se afirma en el Expediente Picasso, era muy grande para ser gobernada por un comandante y muy pequeña para enfrentarse a tal número de enemigos. La columna consistiría en:
5ª, 10ª y 11ª ava de policía indígena (aprox.150 hombres).
Uno de los objetivos primordiales al tomar Abarrán es que la operación debía ser sorpresa, sin que los rifeños se enterasen, sin embargo, así no fue, hacia las 23:00 de la noche se podían divisar desde Annual las hogueras encendidas de los rifeños dando la voz de alarma en las cercanías de la colina de Abarrán, sin duda, la tarde del 31 de mayo los habían estado vigilando. Aun esto el Alto Mando no cancela la operación.
A la 1:00 de la madrugada, ya 1 de junio, la vanguardia sale de Annual y siguen la ruta de 15 km que separa Annual de la colina, tras haber cruzado el río Amekrán una pequeña harca de aliados de Temsamán se les une. Estos se habían comprometido a ayudar a los españoles en la toma y defensa de la posición.
A las 5:30 de la madrugada llega la vanguardia a la colina sin haber tenido oposición alguna. En estos instantes iniciales el comandante Villar, acompañado por el caíd Hach Haddur Boaxa hacen un reconocimiento por la colina para organizar la fortificación de la colina. El caíd le presenta al comandante los inconvenientes de la colina:
Cuando hay más luz se empiezan a ver pequeños grupos de Beni Urriaguel merodeando por las colinas cercanas a Abarrán. Sin embargo, están en actitud expectante. El caíd aconseja la retirada inmediata de la colina ante el peligro de ser atacados o cercados. Sin embargo el comandante Villar no oye sus explicaciones.
A las 6:00 de la madrugada llegan las dos compañías de ingenieros y se empieza a fortificar el perímetro de la colina según les va indicando el comandante.
Las fortificaciones consisten en la construcción de unos parapetos con alambrada:
Sin embargo no en todas partes hubo las mismas fortificaciones:
A las 8:00 llegan las unidades de la retaguardia.
A las 9:00 llega a Annual el Comandante General, Gral. Fernández Silvestre. Este se comunica con el comandante Villar por heliógrafo y le comunica su enhorabuena por la operación y su imposibilidad de llegar a la posición para visitarle y darle las gracias en persona. El comandante Villar informa a Annual del avistamiento del enemigo cerca de la colina, pide instrucciones y a su vez la retirada de la fuerza dejando un destacamento de hombres que defendiesen la posición. El Comandante General le responde que actúe como él crea conveniente.
A las 10:00 de la mañana se termina de fortificar la colina y el comandante Villar da suministros a los aliados de Temsamán y llama a los oficiales a que se presenten ante él para designar que tropas se dejarían en la posición y cuáles deberían volver a Annual. Se hacen los preparativos para la marcha y para el abastecimiento de los elementos que se quedarían en Abarrán: municiones, víveres y material sanitario.
La composición de la guarnición contaría aproximadamente de unos 250 hombres de los cuales 200 eran nativos y, por tanto, su lealtad, aun sirviendo al Ejército español, era más que dudosa. Aun así la probabilidad de que 250 hombres resistieran repetidamente a una fuerza de 3000 enemigos, diestros en el combate, eran mínimas. Aunque no se tomase en cuenta la guarnición, la harca de los “aliados” de Temsamán también se quedó, pero, como demostrarían en el combate, no ayudaron en nada, aún más, ayudaron a que los españoles hubieran de luchar contra un número muy superior de enemigos.
La composición de la guarnición era :
El repuesto de la guarnición era:
El repuesto de la guarnición era efectivo en apenas una semana, ahorrando en demasía el material, sin embargo no se dejó a la guarnición agua, tan solo el de sus cantimploras, con lo que se disminuía la posibilidad de resistir en 2 o 3 días, 4 a lo sumo. La ayuda del exterior era casi imposible, pues ya se preveía que los rifeños, antes que hacer un ataque en masa a un punto de la colina, la cercarían, aislando a los españoles de todo socorro exterior.
Por tanto, los soldados de la guarnición, para conseguir agua, deberían romper el cerco, lo que era tarea, si no ardua, imposible, pues mientras un grupo intentaba salir de los parapetos, los que se quedaban en la colina deberían sofocar un nuevo asalto, y en consecuencia la pérdida o de la colina o de muchos hombres. Si por el contrario la ayuda venía del exterior, la tarea de transportar el avituallamiento a la colina sería tarea peligrosa, pues la columna de avituallamiento debería cruzar zonas de fuego cruzado, y como el transporte se debía a mulos o carros el fracaso era casi seguro.
Hacia las 11:00 la columna que vuelve a Annual sale de forma no muy organizada, deprisa y según testigos, casi corriendo.
A las 11:30 los últimos elementos salen de la colina y minutos más tarde la columna escuchó desde la colina ráfagas de ametralladoras .
Los rifeños tenían pensado atacar cuando el Gral. Fernández Silvestre visitase la posición, con el único fin de matar al jefe de los españoles, sin embargo al ver que no aparece el Comandante General en la posición y que una pequeña columna sale de ella los rifeños atacan la posición cuando ven que esta columnita está más lejana.
La señal para dar inicio al combate es una ráfaga de ametralladora. Los aliados de Temsamán, situados fuera del parapeto, empiezan a disparar con nefasta puntería , vuelven unos y parlamentan con el capitán Huelva, pidiendo o cobijo en la posición o munición. Huelva decide darles cien cartuchos a todos los aliados, pero pronto estos se ven arrollados ante el avance incontenible de los rifeños que cargan contra ellos, mientras el heliógrafo no para de enviar mensajes: “Nos atacan por todos lados…imposible sostener la posición”. Ante la superioridad de los rifeños los de Temsamán deciden volverse y disparar a los españoles, que atrincherados empiezan a disparar sin cesar contra un enemigo cada vez más numeroso. La artillería dispara a espoleta a cero, es decir, mínima inclinación y pronto termina por acabar toda su munición. Al poco de esta situación los Policías indígenas y algunos Regulares pierden la esperanza y temen por sus vidas. El capitán Huelva de la Policía Indígena da muestras de ánimo y heroicidad a sus hombres, pero entonces un grupo de la Policía Indígena le dispara a bocajarro en la cabeza, dándole una muerte instantánea. Algunos de los Policías salen del parapeto y empiezan a disparar a bocajarro contra los españoles y fieles a pesar de seguir siendo disparado por los rifeños. Mientras el alférez Luis Fernández Martínez cae muerto al intentar dar la nueva de la muerte del capitán Huelva a Salafranca, que es herido en ese momento en el brazo. El capitán Salafranca de Regulares toma el mando. Los españoles, algunos pocos policías y un grupo de Regulares, bien organizados por Salafranca, siguen disparando contra los moros que saltan del parapeto a millares. Salafranca, recibe un balazo en el vientre y no se deja curar por el practicante, pronto tiene las tripas fuera de su cuerpo, ordena a los hombres hacer una carga a bayoneta sobre la artillería que está siendo atacada cuerpo a cuerpo, en esta acción el capitán Salafranca vuelve a recibir otro balazo en el pecho, pide a sus hombres papel y lápiz para escribir por última vez a sus familiares y al teniente Diego Flomesta Moya y después da orden de evacuar la posición como se pueda. El teniente de Artillería Flomesta inutiliza tres de los cuatro cañones hasta estar muy herido y no poder ponerse en pie para inutilizar el último cañón. El capitán Juan Salafranca Barrio moriría más tarde al ser abatido en la posición mientras dirigía la huida. Ya no queda ningún oficial al mando pues los señores Reyes y camino ya habían caído. Los hombres salen disparando a bocajarro a todos los moros que se encuentran por su camino. El caíd de la policía Haid, tras gastar todas las municiones usa el último cartucho para pegarse un tiro en la sien. Los últimos supervivientes salen huyendo de la posición en dirección a Annual o Sidi Dris, cayendo algunos desde los barrancos hasta el río Uad-el-Kebir (Amekrán).
El combate dura tres horas y media, tras las cuales se sabe que murieron 24 españoles, los indígenas sin determinar, sobrevivieron 59 hombres (otros 24 españoles y 35 nativos), todos los españoles heridos, ninguno ileso y alguno hasta con cinco tiros en el cuerpo. Se cree que hubo 76 desertores, todos moros y un prisionero, el teniente Flomesta .
Gral. Picasso. Resumen expediente Picasso.
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