Concepción Peñaranda, más conocida como Concha la Cartagenera, (La Unión, 1850-?), fue una cantaora flamenca española, figura legendaria de los Cantes de las minas. Fue uno de los firmes puntales del cante cartagenero y la primera cantaora que haciéndolos alcanzó fama y prestigio en toda la Andalucía de finales del siglo xix. Lo poco que se sabe de ella procede en su mayor parte de fuentes orales y ha sufrido, como casi toda la información que tiene su origen en la transmisión oral, el enriquecimiento mítico que la imaginación de los transmisores ha ido fabulando con el paso del tiempo. Una copla, principalmente, ha desatado todo tipo de fantasías. Esta es su letra:
Su juventud transcurrió como la de una de tantas muchachas de su época. Fue modista y le gustaba cantar desde bien pequeña, pero dudó mucho antes de hacerlo en público. Sin embargo, cuando un día se subió, envuelta en un mantón de Manila, al tablao de un café de cante, arrebató al público. Después se enamoró, entregada en cuerpo y alma, a un hombre que la abandonó, desdicha que cantó en una copla:
Marchó de La Unión y difundió sus coplas por los cafés cantantes de toda Andalucía. En Sevilla conquistó a los buenos aficionados al cante. Fernando el de Triana ha dejado una fiel reseña de aquellos días:
No hay para qué decir que la ovación era estruendosa y que se repetía al cantar el segundo cante con la siguiente letra y diferente estilo.
—¡Otra!— gritaba el público con verdadero entusiasmo. —¡Otra!— insistían con frenéticos aplausos; y entonces, haciendo un verdadero alarde de facultades, mas con el visto bueno de fiel copista, se arrancaba por aquella afiligranada levantina del clásico estilista el Rojo El Alpargatero y quedaba el triunfo perfectamente redondeado, al bordar la Peñaranda el siguiente cantar:
Concha la Cartagenera, no sólo fue uno de los firmes puntales del cante cartagenero, sino que fue una de las mejores cantaoras de su tiempo. Hacía los cantes de Rojo El Alpargatero, al que probablemente conocería cuando el Alpargatero vivía en Almería; pero dominó muchos otros. Sus peteneras fueron famosas. Una copla lo cuenta así:
para aguardiente, Arganda;
para cantar peteneras
Tuvo, como todos los grandes cantaores del momento, una malagueña propia. Otra copla la recuerda:
de Levante, es Cartagena,
y si en el cante te empeñas,
escucha a la Peñaranda
Una malagueña en la que se podía apreciar los tonos de su tierra. Se ha cantado siempre con la siguiente letra:
yo no tengo quien me quiera
ni quien se acuerde de mí,
que el que desgraciao nace
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