Un dialecto de prestigio es el dialecto hablado por las personas más prestigiosas en una comunidad de hablantes; tradicionalmente se da por hecho que un dialecto de este tipo es el que en su momento sirvió de base para las diversas lenguas estándares actuales, y que sigue sirviendo de base para la actualización del estándar. El estudio del prestigio en el uso del idioma es una parte de la sociolingüística, con resultados que han puesto en entredicho que realmente el prestigio sea tan importante como se suponía, especialmente por la existencia del prestigio encubierto, que típicamente tiene efectos diametralmente opuestos a lo que podemos llamar prestigio manifiesto.
Las personas más prestigiosas son aquellas que tienen más relieve en la comunidad, y por tanto pueden tener una influencia más grande; influencia que puede derivar del poder económico, político, social, mediático, etc. El prestigio no es siempre manifiesto; el prestigio encubierto es significativo también.
Es posible que haya una tendencia para asimilar el propio uso del idioma (idiolecto) al dialecto favorecido (el prestigio positivo), o para abandonar un dialecto de la estima baja (el prestigio negativo). Los estudios, especialmente los de William Labov, han mostrado que los cambios en el lenguaje son típicamente de dos tipos, los cambios desde arriba (o conscientes), en los que influye más el prestigio manifiesto, y los cambios desde abajo (o inconscientes) en los que influye más el prestigio encubierto, que favorece típicamente el habla de las clases obreras o los grupos marginados. Diversos estudios sociolingüísticos han mostrado claras diferencias según el sexo; las mujeres, especialmente las de clase media son más susceptibles de percibir y adoptar los cambios del dialecto con prestigio manifiesto, en tanto que entre los hombres, especialmente los de clase obrera, hay tendencia a mantener sus peculiaridades lingüísticas, que para ellos tienen prestigio encubierto.
En naciones con una historia colonial, el dialecto de prestigio es a menudo cercano al dialecto de prestigio de la comunidad colonizadora, aunque pueda fosilizarse en la fase en que se encontraba en el momento de la secesión.
Donde se ha dado la criollización (el proceso por que un pidgin o idioma de contacto llega a ser una lengua materna completamente desarrollada), el idioma de superstrato opera como el grado extremo del dialecto de prestigio, que puede tener gran influencia, que incluye, en determinados casos, la descriollización de la lengua criolla.
Cuando un dialecto de prestigio es prescrito como la norma por las instituciones dominantes, típicamente solo a nivel escrito, se convierte también en una lengua estándar. Los medios de radiodifusión y televisoras han sido especialmente efectivos en definir este tipo de lengua.
No es raro que los hablantes de un dialecto particular, especialmente un dialecto regional que históricamente no ha sido considerado como un dialecto de prestigio, reclamen que su dialecto es de hecho un idioma. Esto es un intento de acortar la distancia sociolingüística con el dialecto dominante y de establecer el prestigio y el orgullo en su propia variedad del idioma. Así han hecho los escoceses, para distinguir su lengua del inglés. Un caso semejante ha afectado la percepción del idioma (o idiomas) llamados comúnmente serbocroata durante el siglo XX.
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