El Bautismo de Cristo, diseñado para uno de los retablos del Hospital Tavera, es el único lienzo de El Greco que todavía permanece en este conjunto. Consta con la referencia 46 en el catálogo razonado realizado por el profesor e historiador del arte Harold Wethey, especializado en El Greco.
El Bautismo de Jesús es un tema considerado muy importante, y por esta razón es narrado tanto en los tres evangelios sinópticos como en evangelio de Juan: Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; Jn 1,29-34.
En el inventario número-1 realizado por Jorge Manuel Theotocópuli tras la muerte de su padre, consta un "bautismo grande por acabado", que con toda probabilidad es este lienzo. En el segundo inventario, realizado en 1621, ya se habla de "el bautismo prinzipal del ospital (sic)".
Este gran lienzo fue entregado al Hospital de Tavera poco antes de 1624, fecha en la cual ya estaba incluido en el inventario de esta institución. Lo más probable es que fuera diseñado para ser colocado en el retablo mayor, en el nicho central del piso inferior, que tiene las medidas adecuadas, pero el Tabernáculo del Hospital Tavera habría dificultado su contemplación. Luego se colocó en el retablo del lado derecho. Después de un breve traslado, fue devuelto al mismo retablo y se añadió un paisaje en la parte inferior, con el fin de llenar el espacio que estaba vacío (circa 1670). Allí permaneció hasta la Guerra civil española. Más tarde, todas las pinturas de El Greco del Hospital fueron expuestas en el palacio de la duquesa de Lerma (en el mismo Hospital). Luego regresaron a su lugar, y esta obra se encuentra una vez más en el retablo del lado derecho.
Aunque los elementos y la disposición del lienzo son parecidos a El bautismo de Cristo (Retablo de María de Aragón), este lienzo es mucho más movido y exaltado que aquel, siendo un ejemplo del "expresionismo" de la etapa final de El Greco. El cuerpo de Cristo es más corpulento, los ángeles muestran una mayor gesticulación y Dios Padre no está representado frontalmente, sino de perfil, a la derecha del espectador. Aunque la pintura está estructurada por un sentido vertical del espacio y una sutil simetría, el aspecto general es de arremolinamiento e inquietud.
La magnífica parte superior debe ser obra de El Greco, excepto el ángel del extremo superior derecho. Es posible que otros elementos, como el grupo de ángeles de la parte inferior izquierda, pertenezcan también también enteramente a su mano.
Sin embargo, algunos destellos exagerados, descuidados y carentes de intención no deben ser obra suya. La parte inferior, especialmente la figura de Cristo, la tosquedad de los ángeles y la pobre ejecución de las piernas de Juan el Bautista, revelan la mano de Jorge Manuel. Por otro lado, algunos detalles han permanecido casi inacabados. Cristo aparece en primer plano, arrodillado, recibiendo el bautismo de manos de Juan el Bautista, y rodeado de ángeles que sostienen sus vestiduras y le tienden un paño para enjuagarse. En el centro de la composición, el Espíritu Santo en forma de paloma desciende para contemplar la escena. Un niño a su lado tal vez represente al alma cristiana, simbolizando el renacimiento del hombre después del bautismo. El ángel en la parte inferior izquierda lleva una túnica verdosa y lleva un paño rosa, mientras que uno de los ángeles del grupo central, vestido de amarillo, porta una amplia vestidura azul. El ángel que atiende a Cristo viste de rojo con reflejos anaranjados, y está sin terminar. Los tonos predominantes en los ángeles de la parte superior son azul, amarillo y algo de rosa, mientras que Dios Padre está envuelto en un blanco resplandeciente.
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