En inmediaciones del Alto Magdalena, se encuentran los restos de una civilización que dejó varios centenares de estatuas monolíticas, algunas de las cuales tienen más de cuatro metros de altura y de varias toneladas de peso.
La mayoría de estas figuras monumentales se encuentran dispersas entre las cuencas de los ríos Magdalena, Bordones, Mazamorras y Sombrerillos y los picos Colombianos.
Los monolitos son generalmente tobas volcánicas y andesitas lávicas.
San Agustín (Huila) En el sur del Departamento del Huila, en las estribaciones orientales del Macizo Colombiano, la población de San Agustín está a 520 km de Bogotá y a 227 km de Neiva.
Fases culturales de San Agustín La cultura de San Agustín presenta las siguientes fases o períodos:
Dimensiones de las estatuas
Las fotografías permiten apreciar el gran tamaño monumental de una de las esculturas representativas de San Agustín. La fotografía con el profesor Ernesto Guhl se tomó en 1946, y se aprecia mejor la base, hoy enterrada con cemento.
Fuente de Lavapatas
El grupo escultórico de Lavapatas fue tallado en la roca que forma el lecho de la quebrada del mismo nombre.
En el departamento del Cauca, los monumentos y tumbas a las cuales se encuentran asociados, corresponden a cuatro fases culturales, determinadas por el arqueólogo José Pérez de Barradas:
La zona arqueológica de Tierradentro fue declarada patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, la cual menciona la siguiente información acerca de las estatuas
Las estatuas se clasifican en dos grupos:
En cercanías de Villa de Leiva, en el Parque Arqueológico de Monquirá, se han hallado numerosas columnas de piedra con representaciones fálicas, así como una mano izquierda, parte de una estatua de piedra monumental.
En 1965 fueron descubiertos nueve monolitos tallados con rudimentarias figuras antropomórficas por los primitivos muiscas de Mongua, población del oriente boyacense, en el sitio llamado “Huerta Vieja”, una zona alta y montañosa en las cabeceras del río Cravo Sur, en la vereda de Sirguazá. "El lugar del hallazgo estaba artificialmente arreglado con terraplenes rectangulares uno sobre otro con orientación este a oeste, no paralelos y con tierra sacada de valladares que las circundaban. El vallado inferior termina formando un estanque el cual tiene un desagüe. En dicha laguneta yacían dos estatuas que portaban un niño de poca edad a las espaldas".
El hallazgo fue reconocido por el arqueólogo Eliécer Silva Célis, quien describe las figuras en su obra Arqueología colombiana y en un opúsculo publicado en 1968 por la Universidad Tecnológica de Tunja.
Las autoridades locales adosaron las figuras con cemento a los nichos de una vieja capilla de la curia en la plaza central de Mongua para evitar su traslado, y al año siguiente, el escultor Hugo Martínez González realizó notables réplicas de las estatuas para el Museo Arqueológico de Sogamoso.
A diferencia de las estatuas agustinianas, carecen de rasgos felinos y no se encuentran relacionadas con manifestaciones escultóricas de otras culturas.
El tratamiento de la figura humana se acerca ligeramente al empleado en la cerámica muisca.
Las tallas de los santos, articulaciones móviles, fueron pintadas con colores naturales, se les añadieron ojos de vidrio, se vistieron con trajes y cabelleras reales. Así la obra se fue haciendo "menos escultura y más un ensamble de elementos", al decir de Gil Tovar.
Autores destacados:La escultura colombiana de principios del siglo XIX, afecta a un realismo más o menos barroco tocado de mística por medio de efectos más o menos académicos, siguió las directrices originadas en el período colonial.
Se destacó el taller familiar de Bernabé Martínez y su hijo Toribio Martínez, tallista e imaginero.Impulsores en Colombia: Hugo Martínez González, Edgar Negret y Eduardo Ramírez Villamizar.
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