Eugène Eyraud o Eugenio Eyraud (1820 – 23 de agosto de 1868) Fraile laico francés de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María y el primer occidental que viven en Isla de Pascua, actualmente provincia chilena, evangelizó en la fe cristiana a los rapanui o pascuenses.
Eyraud nació en Saint-Bonnet-en-Champsaur, Francia, en 1820. Sexto Hijo de un matrimonio de labriegos, cuya pobreza le obligará a emigrar a Sudamérica como sirviente de un comerciante argentino. Al llegar a Buenos Aires, descubre su nuevo patrón que su negocio había sido saqueado y se encontraba en la ruina por lo que poco pudo ayudarlo a sobrevivir. En 1849 emigra a Copiapó a trabajar en Chañarcillo. Se convirtió en mecánico de profesión trabajando para el ferrocarril que proyectaba William Wheelwright. Fue a Bolivia, donde tuvo intereses mineros.
Eyraud entró en la Orden de los Padres del Espíritu Santo como un novato. Influenciado por su hermano Juan, misionero en China, dejó a Chile por Tahití en 1862 y llegó a Hanga Roa en Isla de Pascua, el 2 de enero de 1864. Fue acosado por los isleños, y sólo permanecieron nueve meses antes de ser repatriados a Chile el 11 de octubre de 1864. Un año y medio después, el 27 de marzo de 1866, se estableció en la isla como un sacerdote lleno, acompañado por Hippolyte Roussel y tres conversos de Mangareva una isla polinésica.
Aunque tuvo una feroz oposición al principio, Eyraud el tiempo llegó a ser muy popular e influyente entre los isleños rapanui. En octubre de 1866, Gaspar y Zumbohm Théodule Escolán se unieron a Eyraud y Roussel en su misión, y crear escuelas en Hanga Roa y Vaihu.
El 22 de diciembre de 1866 Eyraud escribió:
Ayudó a ese año en lo que sería la última ceremonia de la Tangata Manu (hombre pájaro) de culto.
Eyraud había contraído tuberculosis durante su primera visita a la isla, y murió el 23 de agosto de 1868, nueve días después que el último de los isleños pasado había sido bautizado.
Durante su primera estancia, Eyraud comentó que en cada casa había tablillas de madera cubiertas con "jeroglíficos", ahora conocido como rongorongo, pero que los isleños no sabían leer ellos y les daban muy poca atención. No nunca pensó informar a Roussel o Zumbohm, y nunca escribió de ellos de nuevo. Al no fue sino hasta 1869, cuando Zumbohm presentó un regalo que, sin él saberlo incluyó una tableta, al obispo Florentin-Étienne Jaussen en Tahití, que el rongorongo fue observado por el mundo exterior.
Eyraud escribió de los isleños y sus estatuas de madera tallada, conocida como moai kavakava
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