Fábula milesia o cuento milesio (en griego, Μιλησιακά o Μιλησιακοί) es un género literario narrativo que nace a principios del siglo II a. C. en Grecia. Se trata de una breve narración realista y divertida de trasfondo erótico o aventurero narrada en primera persona, de lo que deriva su estilo, fundamentalmente coloquial. Hoy lo llamaríamos relato o chiste picante.
Trataban casos eróticos o mágicos y en especial eventos sobrenaturales o metamorfosis. El máximo exponente del género es Arístides de Mileto, de donde le viene la denominación. Elaboró una colección de estos relatos que ya circulaban en forma oral en el siglo II antes de Cristo, de muchos de los cuales pueden verse ejemplos en la traducción al latín en seis libros que hizo Lucio Cornelio Sisenna y que tanto influyó en las obras de Petronio. El cuento más conocido se titula El asno de Lucio Patras. Desde Jonia llegaron a Roma a través de esta traducción de Sisenna, historiador y orador del siglo I a. C.; su difusión fue amplia y tuvo un gran éxito. Plutarco cuenta que Craso, durante la batalla contra los Partos en Carras (53 a. C.), entretenía a la tropa en las pausas de la refriega leyendo las Fabulae milesiae traducidas por Lucio Sisenna, y también se encuentran ecos en Ovidio de las mismas:
Conón, Petronio Árbitro y Apuleyo incluyeron el sermo milesius en obras más extensas, testimoniando así el gusto sensacionalista de la Edad de Plata de la literatura romana. El fabulista Fedro, en sus relatos, privilegió sobre todo el humor sobre lo meramente erótico. También puede encontrarse carácter milesio en los Factorum Memorabilium Libri de Valerio Máximo y en los dos Plinios, el el Viejo y el Joven, pero sobre todo en Aulo Gelio y sus Noctes Atticae, un revuelto de anécdotas, recuerdos, breves tratados gramaticales y lingüísticos y casos admirables dignos de ser contados.
En la literatura medieval y moderna las fábulas milesias fueron ejemplo para colecciones como los Gesta Romanorum, el Decamerón de Giovanni Boccaccio o el Heptamerón de Margarita de Navarra, y también para la fábula erótica y licenciosa de los siglos XVI, XVII y XVIII.
En España la definición de fábula milesia se desdibujó bastante desde que el gran humanista Luis Vives las atacó en un capítulo del libro III de su De ratione dicendi (1532) que trata de cada una de las partes de la oratoria didáctica, distinguiendo tres tipos de narraciones según se propongan como fin explicar algo, persuadir o pasar el rato:
Siguiendo a Vives, Alonso López Pinciano confundió su deleite (o ausencia de moral) con la mera ficción, asociándolas a los libros de caballerías, por lo cual las combatió también Alejo Venegas del Busto, para quien no hay creación literaria (poesía) fuera de la teología. El primero escribió que:
Se hizo eco de esta definición Miguel de Cervantes en su Don Quijote por boca del canónigo:
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