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Flagelo arqueano



El flagelo de las arqueas o arquelo (archaellum) es superficialmente similar al bacteriano pero no es homólogo. Ambos flagelos consisten en filamentos que se extienden fuera de la célula y rotan para impulsar al microorganismo. En la década de 1980 se pensaba que eran homólogos;[1]​ sin embargo, nuevos descubrimientos en la década de 1990 pusieron de manifiesto numerosas diferencias de detalle entre los flagelos bacterianos y arqueanos. Los análisis bioquímicos, genéticos y estructurales de estos apéndices arqueales, en varios organismos modelo han demostrado la estructura particular de la motilidad de las arqueas.[2]

La ausencia de una luz en el interior de los flagelos arqueales, eliminó la posibilidad potencial de crecimiento distal de estos flagelos. El examen microscópico electrónico de flagelos de arqueas purificados, reveló una "perilla" en el extremo proximal de la célula, pero no se observó una estructura de anillo distinta en flagelos de Gram negativos y Gram positivos.
Con el advenimiento de la era genómica, se examinaron muchos genomas de arqueas secuenciados y no se identificaron genes que codifican proteínas involucradas en la estructura de los flagelos bacterianos (es decir, varilla, gancho, anillos) [2]

Entre las diferencias ellas se destacan:

Estas diferencias implican que los flagelos bacterianos y arqueanos son un caso clásico de evolución convergente, es decir son orgánulos análogos y no homólogos. Sin embargo, en comparación con las décadas de estudio del flagelo bacteriano, los flagelos arqueanos sólo recientemente han comenzado a recibir atención científica seria. Por lo tanto, en muchas publicaciones se asume erróneamente que ambos flagelos son homólogos.



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