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Isabel de Bohemia, princesa palatina



¿Qué día cumple años Isabel de Bohemia, princesa palatina?

Isabel de Bohemia, princesa palatina cumple los años el 26 de diciembre.


¿Qué día nació Isabel de Bohemia, princesa palatina?

Isabel de Bohemia, princesa palatina nació el día 26 de diciembre de 1618.


¿Cuántos años tiene Isabel de Bohemia, princesa palatina?

La edad actual es 405 años. Isabel de Bohemia, princesa palatina cumplirá 406 años el 26 de diciembre de este año.


¿De qué signo es Isabel de Bohemia, princesa palatina?

Isabel de Bohemia, princesa palatina es del signo de Capricornio.


¿Dónde nació Isabel de Bohemia, princesa palatina?

Isabel de Bohemia, princesa palatina nació en Heidelberg.


Isabel de Bohemia y del Palatinado, también citada en las fuentes como Isabel de Herford o Isabel de Hervorden (Heidelberg, 26 de diciembre de 1618-Herford, 11 de febrero de 1680), fue una aristócrata alemana (princesa palatina), notable filósofa y religiosa calvinista (abadesa de Herford). Se relacionó con importantes intelectuales de su época: Descartes, Cocceius, Labadie, Penn y Leibniz.

Era la hija mayor de Federico V del Palatinado y de Isabel Estuardo, que fueron por breve tiempo reyes de Bohemia (1619-1620).

Tras la deposición de su padre (uno de los líderes del bando protestante en la guerra de los Treinta Años) como elector palatino (1623), pasó su infancia en Berlín con su abuela Luisa Juliana de Orange-Nassau, hija de Guillermo I de Orange-Nassau; que la introdujo en el pietismo. Con nueve o diez años fue enviada con sus hermanos y hermanas a Leiden, en los Países Bajos, donde estudió lenguas y literaturas antiguas y modernas, ganándose el mote de "la griega" por su dominio de ellas. Mostró un especial interés por la filosofía. Tras sus estudios, se reunió con sus padres en La Haya, donde habían establecido su corte en el exilio. Se planeó su matrimonio con el rey de Polonia Vladislao IV Vasa, pero ella rehusó casarse con un católico.

Desde 1639 mantuvo correspondencia con Anne Marie de Schurman, una erudita que se había ganado el mote de "la Minerva holandesa". Poco después entró en contacto con Descartes, al que pidió que le diera clases de filosofía y moral. El filósofo le dedicó en 1644 Les Principes de la philosophie ("Los principios de la filosofía"),[1]​ con un elogio que muestra la universalidad de los intereses intelectuales de Isabel:

Su relación intelectual y personal fue muy estimulante para ambos, y es objeto de interpretación, tanto por la diferencia de rango social como por su condición de hombre y mujer, que ha hecho que algunos autores hayan visto en ella algún tipo de enamoramiento más allá de la simple amistad y admiración mutua.[3]

Durante años Descartes e Isabel de Bohemia mantuvieron uno de los intercambios epistolares más fructíferos de la historia de la ciencia y la filosofía (Correspondance avec Élisabeth -"Correspondencia con Isabel"-). En esa correspondencia Isabel planteó a Descartes la cuestión del dualismo en cuanto a la relación entre alma y cuerpo,[4]​ que consideraba como dos entidades distintas, y a la que el filósofo no pudo dar respuesta satisfactoria.[5]

El contacto se mantuvo incluso tras la partida de Descartes a Estocolmo, donde residió el último año de su vida por invitación de la reina Cristina de Suecia (1649-1650). Se ha interpretado que el último libro publicado por Descartes, Les Passions de l'âme ("Tratado de las pasiones", 1649),[6]​ fue el resultado de su esfuerzo científico y filosófico por sistematizar una respuesta plausible a las cuestiones planteadas por Isabel, a través de la interacción entre la res cogitans y la res extensa.[7]

Por esa época Isabel volvió a su corte natal de Heidelberg, donde se reencontró con su hermano Carlos Luis I del Palatinado, a quien el Tratado de Westfalia había devuelto el trono de su padre. El prestigio intelectual que le había dado su relación con Descartes hizo que se la requiriera para enseñar filosofía cartesiana en esa prestigiosa Universidad.[8]​ Los problemas conyugales de su hermano provocaron su salida de Heidelberg.

Pasó un tiempo en la corte de su primo, el príncipe elector Federico Guillermo I de Brandeburgo, y luego en Kassel con su prima Hedwig Sophie. Tras visitar a una de sus tías en Krosno, Isabel conoció a Johannes Cocceius, con el que en los años siguientes mantuvo correspondencia. Cocceius le dedicará su comentario al Cantar de los Cantares, y le recomendó el estudio de la Biblia.

En 1667 Isabel se establece en el monasterio imperial o abadía de Herford o Hervorden (Reichsabtei Herford), que regirá como una especie de abadesa protestante, bajo principios pietistas.

El cargo de abadesa conllevaba desde la Edad Media la dignidad de príncipe imperial, y desde 1533 era ejercido por nobles protestantes: luteranas entre 1533 y 1649 y calvinistas desde entonces (que no obstante, no alteraron la confesionalidad luterana de su jurisdicción).[9]​ Sucedía en el cargo de abadesa a su hermana menor, que nueve años antes había dejado Herford y se había trasladado a Francia.[10]

Como abadesa se distinguió por el rigor en el cumplimiento de sus deberes, su modestia y su filantropía, que ejercía especialmente protegiendo a los disidentes religiosos perseguidos que llegaron allí procedentes de toda Europa. En 1670 acogió a Jean de Labadie y su comunidad de labadianos, también de tendencia pietista. La relación entre ambos fue problemática, y en 1672 Labadie dejó Herford, dejando entristecida a Isabel, que mantuvo a un pequeño grupo de labadianos bajo su protección.

En 1677 la protección de Isabel benefició a los cuáqueros de William Penn y Robert Barclay, que pasaron tres días en el monasterio, dejando una fuerte impresión en la princesa. Su amistad con Penn duró hasta su muerte, y éste la recordará en la segunda edición de No Cross, No Crown ("Sin cruz, no hay corona", 1682), con una loa a su piedad y virtudes.

También Gottfried Leibniz acudió a Herford, en 1678.



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