Isabel Muñoz (fotógrafa) nació en Barcelona.
Isabel Muñoz Vilallonga (Barcelona, 1951), conocida como Isabel Muñoz, es una fotógrafa española reconocida con algunos de los más prestigiosos premios nacionales e internacionales: dos World Press Photo, en 1999 y en 2004, PhotoEspaña y Medalla al Mérito de las Bellas Artes en 2009, y Premio Nacional de Fotografía de España 2016. Su obra se caracteriza por una búsqueda constante de la belleza y el lenguaje de los cuerpos, por lo que algunos le han llamado "retratista del cuerpo".
Isabel Muñoz nació en Barcelona, si bien está afincada en Madrid, ciudad a la que se trasladó a los veinte años. En 1979 decidió hacer de la fotografía su profesión matriculándose en la escuela Photocentro de Madrid. Sus fotógrafos de referencia fueron Ramón Mourelle y a Eduardo Momeñe.
Empezó a recibir encargos poco después, para prensa y publicidad. Y también para el cine, de la mano de Tote Trenas, quien la introduce en el mundo de la fotografía para cine. En esa época realiza la fotofija de películas como Sal gorda y Penumbra.
Para proseguir con su proceso de aprendizaje, en 1982 se marchó a Nueva York. Su obsesión era encontrar un soporte idóneo para reproducir la piel, por lo continuó en Maine sus estudios con Craig Stevens, con Robert Steinberg y con Neil Silkirk. Regresó después a Nueva York para estudiar el gran formato en el International Center of Photography (ICP).
En 1986 regresa a Madrid y realiza su primera exposición, Toques, en el Instituto Francés. Entre 1990 a 2007 se dedica a recorrer el mundo con el objetivo de intentar compartir sus emociones y trabaja como reportera y fotógrafa. A través de la danza realiza trabajos en Cuba, Burkina Fasso, Mali, Egipto, Turquía y con el ballet de Víctor Ullate. En años posteriores continúa viajando a geografías tan diversas como el Sureste asiático, México, Irán, Irak, Siria, Turquía o Etiopía, para conocer y reflejar temas sociales como el tráfico de niños, las tribus urbanas, la violencia y la tragedia de la immigración, o el origen de la vida vinculado al amor por otros seres vivos y a la protección del medioambiente,
Durante un viaje a Tailandia, mientras corría tras una procesión para hacer fotos, sufrió un accidente: una caída que le provocó la rotura de una vértebra. Tuvo que pasar por la mesa de operaciones y un largo proceso de recuperación, largo y duro. La rehabilitación duró hasta noviembre de 2016 y le hizo darse cuenta de lo efímera que es la vida. Ha seguido a partir de entonces su carrera profesional con nuevas exposiciones en las que el cuerpo, la diversidad cultural y el medio ambiente son temas predominantes.
En 1986, realiza su primera exposición, "Toques", y en 1990 participa en el Mois de la Photographie [Mes de la Fotografía] de París, con lo que establece su proyección internacional. En su larga trayectoria expone en centenares de exposiciones en todas las principales ciudades de Europa, América y Asia.
La obra de Isabel Muñoz explora el cuerpo humano e investiga formas de reproducir lo que comunica la textura de la piel. En ese proceso experimenta con la platinotipia como técnica de revelado fotográfico y la adopta como propia. Plasma cuerpos de todas las edades, razas, sexos, culturas. A menudo, en relación a una de sus pasiones, la danza, por lo que las imágenes de bailarines son recurrentes. Y con el tiempo va incorporando además la investigación y la denuncia social en torno a derechos humanos y medio ambiente. Por ejemplo, ha realizado series tanto sobre la esclavitud, la dignidad de los niños del mundo o de las personas trans, como sobre los derechos de los animales y la denuncia de la contaminación de los mares. Busca, en todo caso, fotografías que transmitan un mensaje, más allá de lo estético porque, dice, “no puedo fotografiar nada que no pase antes por mis sentimientos”.
Desde el inicio de su carrera, Muñoz recorre distintos países para estudiar y reflejar de primera mano los temas que le atraen, para retratar la belleza o ser altavoz de denuncia. Entre otras, en el Sureste asiático desarrolla series sobre el tráfico de niños; en Etiopía (2005) se centra en las tribus que decoran sus cuerpos como forma de expresión; en El Salvador (2006) capta imágenes de las tribus urbanas y produce trabajos sobre violencia, y trabaja en el proyecto Nuestro Pequeño Mundo, fotografiando niños en la commemoración del 20 aniversario de la Convención de los derechos del niño. Viajó a Iran, Síria, Turquía e Iraq exponiendo El amor y el éxtasis como parte de PhotoEspaña 2010. Posteriormente, en México, expone sobre el drama de la immigración (2014). En 2015, decide buscar los vínculos hacia el origen de los humanos, investigando a los grandes primates.
Obtiene el premio World Press Photo en 1999 (en la categoría Arte y Entretenimiento) y 2004 (en la categoría Retratos). En 2006, el Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid. Y en 2009 se hace merecedora del Premio PHotoEspaña, y recibe además la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, y el Premio Bartolomé Ros al conjunto de su obra.
En 2016 recibíó el Premio Nacional de Fotografía que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El jurado valoró su trayectoria profesional en la que "combina el compromiso social con la búsqueda de la belleza, ahondando en temas como el cuerpo, el rito o la diversidad cultural". También se subraya "la singularidad de su utilización de una técnica tradicional aplicada a un lenguaje contemporáneo". Muñoz declaró que
"mi interés ha sido el ser humano. Aunque en las personas haya zonas oscuras, siempre hay una parte de luz, el ser humano no puede vivir sin esperanza".
En 2016 recibió el "Premio Optimista Comprometida con la Cultura" que otorga la revista Anoche Tuve un Sueño.
En 2018, se organiza la exposición ‘La antropología de los sentimientos’
, que la propia Isabel Muñoz considera la más importante desde la primera de París que descubrió su obra. Reúne 97 fotografías, seis audiovisuales, y varias esculturas de la artista, y refleja su recorrido destacando algunos aspectos menos conocidos. “Un recorrido temático en torno a la representación obsesiva y heterogénea del cuerpo humano, desde los mismos orígenes de la humanidad, la espiritualidad, la locura, los límites y extremos del cuerpo, la dimensión social de lo corporal y, finalmente, la sexualidad y el deseo”, según el texto que acompaña a la exposición.Muñoz utiliza primordialmente el blanco y negro en sus trabajos, excepto cuando explora temas sociales o antropológicos; en esos casos utiliza el color.
La obra de esta fotógrafa catalana han podido verse en PHotoEspaña (1998, 2007, 2010 y 2012) y en instituciones de todo el mundo, como el Chrysler Museum of Art (Norfolk, Virginia, EE. UU., 1992), el Dansmuseet (Estocolmo, 2002), el Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa (La Coruña, 2006), la Casa de América (Madrid, 2006), la Fototeca Nacional del INAH (Pachuca, México, 2008), el Canal de Isabel II (Madrid, 2010), Caixa Forum (Barcelona y Madrid, 2010), el Instituto Valenciano de Arte Moderno (2011) o el Musée du Quai Branly (París, 2014), entre otros.
Sus fotografías forman parte de diversas colecciones permanentes, como las de la Maison Européenne de la Photographie [Casa Europea de la Fotografía (MEP)] (París), el New Museum of Contemporary Art [Nuevo Museo de Arte Contemporáneo] (Nueva York), el Contemporary Arts Museum [Museo de Arte Contemporáneo] (Houston), Foto Colectania (Barcelona), el Instituto Cervantes (Ciudad de México, La Paz, Bolivia, Shanghai, China), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), o la Fundación Canal (Madrid).
Sus fotografías, casi siempre en blanco y negro, son un estudio humano mostrando partes del cuerpo, imágenes de guerreros, toreros o bailarinas, usando un proceso minucioso y artesanal de revelado: la platinotipia.
1986 Toques - Madrid
1990 Mois de la Photographie (participación) - Paris
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2018 Agua - Galería Blanca de Berlín
2018 La antropología de los sentimientos - Tabacalera, Madrid
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