Giovanni Caboto (c. 1450 – c. 1499), llamado en castellano Juan Caboto y en inglés John Cabot, fue un comerciante, navegante y explorador genovés considerado como uno de los primeros europeos de la época moderna en llegar en 1497 a la parte continental de Norteamérica. Fue el padre del explorador Sebastián Caboto.
Juan Caboto nació alrededor del año 1450 en Génova, Italia, de acuerdo con antiguos documentos acerca de su familia, aunque según otras fuentes habría nacido en Gaeta. Hacia 1461 Caboto estuvo viviendo en Venecia y llegó a obtener la ciudadanía veneciana, ciudad en la que pasó su niñez y juventud. Aproximadamente en 1482 se casó con una dama veneciana, Mattea, con la cual tuvo tres hijos: Sebastián, Luigi y Santo.
Igual que su padre, se dedicó al comercio con los puertos del Mediterráneo del este llegando a ser un experto marino. Valiosas mercaderías de Asia, como especias, piedras preciosas y metales, eran traídas por la vía terrestre o bien a través del Mar Rojo para ser vendidas en Europa. Los venecianos tenían un importante papel en este tráfico.
Caboto adquiere la ciudadanía veneciana en 1476 y a ser elegible para participar en el comercio marítimo, incluido el comercio en el Mediterráneo Oriental, que era la fuente de gran parte de la riqueza de Venecia. Él es mencionado en un documento de 1483 de una venta de una esclava en Creta que había adquirido en los territorios del sultán de Egipto, que entonces comprendían más de lo que ahora es. Esto no es suficiente para probar lo que Caboto posteriormente afirmó, haber visitado la Meca, en 1497 al embajador milanés en Londres, pero si tenía mayor conocimiento de los orígenes de la mercancía oriental que hubiera estado tratando (como especias y sedas) que la mayoría de los europeos en aquel momento.
"Juan Cabotto" (es decir, Juan Caboto) es mencionado en una variedad de documentos venecianos de los 1480. Estos indican que por 1484 estaba casado con Mattea y ya tenía al menos dos hijos que se nombran en su patente real de 1496 como Ludovico y Sebastian.
Antes de 1490, Caboto y su familia se trasladaron a la ciudad de Valencia, en esa época parte de la Corona de Aragón. Allí elaboró una propuesta para construir un puerto en la playa del Grao, que finalmente no se llevó a cabo. A finales de 1493 o principios de 1494, Caboto se trasladó a Sevilla, donde se ofreció para diseñar y construir un puente de piedra sobre el Guadalquivir. El cabildo de la ciudad recibió la idea favorablemente y le entregó fondos a Caboto pero el 24 de diciembre de 1494 se decidió cancelar el proyecto, ya que el veneciano "no se da orden en ello".
En Sevilla, Caboto debió informarse de los viajes de Cristóbal Colón y quizás le surgiese allí la idea de embarcarse en sus propias exploraciones. Por un testimonio de 1496 se sabe que Caboto, tras sus fracasos como ingeniero en Valencia y Sevilla, pasó a Lisboa y de allí marchó a Inglaterra.
Caboto se dirigió entonces, en 1494 o 1495, a Inglaterra, donde recibió el apoyo que le habían negado España y Portugal. Se estableció con su familia en el puerto de Bristol, el segundo mayor puerto marítimo de Inglaterra y del que habían partido desde la década de 1480 en adelante varias expediciones enviadas a buscar Hy-Brasil, la isla que se encontraba en algún lugar del Atlántico según las leyendas celtas.
Entró en contacto con los mercaderes del puerto y con el rey Enrique VII, y los comerciantes de Bristol acordaron financiar la expedición, buscando oportunidades de comerciar con las islas de las especias. La idea de Caboto era llegar a Asia navegando hacia el oeste por el Atlántico norte. Estimaba que esa ruta debería ser más corta y rápida que la recién descubierta por Colón. Algunos historiadores creen que marinos del puerto de Bristol podrían haber alcanzado Terranova y Labrador antes de que Caboto apareciera con su idea y arribara a esas tierras. Sir Francis Bacon, en su libro La historia del reinado del rey Enrique VI, menciona que se habrían descubierto tierras, que creyeron ser islas, navegando hacia el noroeste y que debieron de ser el continente americano, con anterioridad al descubrimiento de Colón. Si Colón lo pudo saber alrededor de 1492, es muy posible que Caboto también lo pudiera haber sabido 5 años después, en 1497.
Enrique VII concedió a Caboto y a sus tres hijos el derecho a buscar islas y países paganos con 5 barcos bajo bandera inglesa, con la siguiente garantía:
En 1496 Caboto partió de Bristol con un buque, pero no logró ir más allá de Islandia y se vio obligado a regresar a causa de disputas con la tripulación. En un segundo intento, Caboto partió nuevamente de Bristol con un solo barco, el Matthew, un pequeño barco de 50 toneladas y con 18 tripulantes, pequeño pero rápido y capaz. Zarpó en mayo (el 2 o el 20 de mayo) de 1497 y navegó a cabo Dursey (latitud 51° 36N), Irlanda. Arribó a la costa de Terranova el 24 de junio de 1497, creyendo que eran las costas asiáticas de Cipango. El lugar preciso es controvertido, con Bonavista o St John's en la isla de Terranova y también isla de Cabo Bretón, Nueva Escocia, Labrador o Maine. El cabo Bonavista es el lugar de arribada reconocido oficialmente por los gobiernos de Canadá y el Reino Unido. Sus hombres pueden haber sido los primeros europeos en poner pie en América del Norte, pues aún no está confirmado que Vinland sea una parte de Norteamérica, ya que Cristóbal Colón no encontró tierras continentales en Sudamérica hasta su tercer viaje, en 1498, y las cartas que hacen referencia a un viaje de Amerigo Vespucci en 1497, en general, se cree que son falsificaciones o falsedades. Caboto fue a tierra para tomar posesión de la misma y exploró la costa durante algún tiempo, partiendo el 20 de julio de regreso. En ese viaje, sus marineros pensaron incorrectamente que iban demasiado alejados al norte, por lo que Cabot navegó un curso más al sur, llegando a Bretaña en lugar de Inglaterra, y el 6 de agosto volvió a Bristol.
De regreso en Inglaterra, Caboto fue nombrado almirante y premiado con 10 libras y una nueva patente real para un nuevo viaje. Más tarde, se le concedió una pensión de £ 20 al año. Al año siguiente, 1498, partió de nuevo al mando de una expedición de 5 buques. Uno de ellos regresó a un puerto irlandés a causa de los daños causados en una tormenta. Tras repararse, el barco zarpó de nuevo en dirección oeste. De Caboto y su expedición nunca más hubo noticias y se supone que llegaron hasta Groenlandia por el norte y a la bahía de Chesapeake por el sur. A partir de 1499 no hay más noticias de él.
Los descubrimientos de Caboto fueron la base para las reivindicaciones inglesas sobre Norteamérica.
Desde finales del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX, la figura de Juan Caboto fue oscurecida por la de su hijo Sebastian, a quien durante mucho tiempo se le atribuyó el liderazgo de las famosas expediciones desde Bristol hacia el final de los años 1490 que llevaron al descubrimiento europeo (o más bien al redescubrimiento, después de las expediciones de los vikingos), de América del Norte. Este error parece haber sido debido a las historias de Sebastian en su vejez. La consecuencia fue que el influyente escritor geográfico Richard Hakluyt representó a su padre Juan Caboto como figura decorativa en las expediciones y sugirió que era Sebastiano quien las dirigía en realidad.
Cuando los nuevos hallazgos de archivos del siglo XIX demostraron que no era así, se atribuyó el mérito de la expedición a Juan Caboto, mientras que se revalorizó negativamente la figura de Sebastian. Sebastian fue denigrado y descrito repetidamente, en particular por Henry Harrisse, como un impostor y un charlatán que se había atribuido voluntariamente los méritos de su padre.
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