El Jurásico es una división de la escala temporal geológica que pertenece a la Era Mesozoica; dentro de esta, el Jurásico ocupa el segundo lugar siguiendo al Triásico y precediendo al Cretácico. Comenzó hace 201 millones de años y acabó hace 145 millones de años. Debe su nombre a la cadena montañosa del Jura, en los Alpes, lugar donde el geólogo prusiano Alexander von Humboldt identificó este sistema en 1795. Refiriéndose a esos mismos terrenos del Jura, el término Jurásico fue acuñado por primera vez en 1829 por el naturalista francés Alexandre Brongniart en su obra Tableau des terrains qui composent l'écorce du globe ou essai sur la structure de la partie connue de la terre (Descripción de los terrenos que constituyen la corteza de la Tierra o ensayo sobre la estructura de la parte conocida de la Tierra).
Este período se caracteriza por la hegemonía de los grandes dinosaurios y por la escisión de Pangea en los continentes Laurasia y Gondwana. De este último se escindió Australia (en el Jurásico superior y principios de Cretácico), del mismo modo que Laurasia se dividió en Norteamérica y Eurasia.
El Jurásico se divide en Inferior, Medio y Superior, también conocidos en Europa como Lias, Dogger y Malm, términos hoy obsoletos.
La Comisión Internacional de Estratigrafía reconoce tres épocas/series y once edades/pisos del Jurásico, distribuidos en orden de los más recientes a los más antiguos como sigue:
El nivel del mar experimentó cambios menores durante el Jurásico Inferior. En el Jurásico Superior experimentó oscilaciones más rápidas y una elevación que ocasionó la inundación de grandes áreas de América del Norte y Europa. En el Jurásico había dos provincias biogeográficas en Europa (Tetis al sur y Boreal al norte). Los arrecifes de coral se restringieron en su mayor parte a la provincia de Tetis. La transición entre las dos provincias se daba a la altura de la península ibérica. Las plantas de climas cálidos ocuparon un amplio cinturón que se extendió hasta 60º de latitud. Tanto la flora de Gondwana al sur como al norte de Siberia incluía grupos de helechos (sus parientes modernos no toleran las heladas).
El registro geológico jurásico es bueno en el oeste de Europa, donde extensas secuencias marinas indican un tiempo donde gran parte del continente estaba sumergido bajo mares tropicales poco profundos; por su fama destaca el Patrimonio Mundial de la Costa Jurásica y los lagerstätten de Holzmaden y Solnhofen.
El más espectacular desarrollo geográfico de la Era Mesozoica fue la fragmentación de Pangea, un proceso de rifting que comenzó en la región de Tetis, siguiendo la vieja sutura hercínica. El océano Tetis avanzó formando un estrecho y profundo brazo oceánico que separó Europa de África. El rift se propagó hacia el norte y finalmente hacia el sur comenzando a separar Sudamérica y África. Finalmente Pangea dio lugar al supercontinente septentrional de Laurasia y al supercontinente meridional de Gondwana; el golfo de México se abrió en el nuevo rift entre Norteamérica y lo que ahora es la península de Yucatán de México.
El rift que formó el Atlántico tuvo otra consecuencia importante, la extensión produjo fallas normales entre África y los continentes norteños y las zonas afectadas por tales fallas se hundieron, de forma que el agua que entraba periódicamente desde el océano Tetis comenzó a evaporarse. Dichas evaporitas se localizan ahora a ambos lados del Atlántico: España, Marruecos, Terranova, etc. Durante el Jurásico medio y superior un brazo de rift se desplazó entre Norteamérica y Sudamérica, dando origen al golfo de México; otro dio lugar a la apertura del golfo de Vizcaya. El océano Atlántico Norte era relativamente estrecho, y el Océano Atlántico Sur no se formó hasta el Cretácico, cuando la propia Gondwana se fragmentó.
Los paisajes del Jurásico fueron más ricos en vegetación que los del Triásico, especialmente en latitudes altas. El calor y el clima húmedo permitieron que las junglas, selvas y bosques formaran parte de gran cantidad de paisajes jurásicos. Los bosques se empiezan a extender por toda la superficie terrestre y destacan familias como las coníferas similares a los pinos y las araucarias acompañadas de diferentes tipos de helechos y palmeras. Además se hacían presente los ginkgos y los equisetos. Aún no aparecen en este periodo las plantas con inflorescencias. La distribución diferencial de la flora constituye un fiel reflejo de la separación de las zonas ecuatorial y septentrional.
El desarrollo de reinos diferenciados obedecía a la existencia de barreras marinas entre el norte y el sur, y a la presencia de un mayor gradiente de temperaturas desde los polos hasta el ecuador. Los gradientes térmicos no eran tan pronunciados como lo son actualmente, no existen pruebas de hielo polar durante el Jurásico, y la flora alejada del ecuador correspondía a plantas de zonas templadas. Los paisajes jurásicos estaban dominados por Cycadophyta, y por sus parientes las Bennettitales (cicadeoideas), con aspecto de piñas gigantes cubiertas, en la estación propicia, por llamativas «flores» que no eran auténticas flores. Los bosques de ginkgos, y especialmente de coníferas, daban al paisaje cierto toque de modernidad, pero las plantas con verdaderas flores, los árboles de madera dura y especialmente las hierbas, todavía estaban ausentes.
Las primeras ranas aparecen en el Jurásico. Los cocodrilos se encontraban ya plenamente establecidos. Grandes reptiles arcosaurios permanecían como dominadores del ecosistema terrestre. Desafortunadamente, el registro fósil conocido del Jurásico inferior es demasiado pobre para permitirnos detalles sobre la diversificación de los dinosaurios, aunque los restos fósiles de enormes dinosaurios que aparecen en rocas jurásicas indican que evolucionaron rápidamente. En este periodo los saurópodos aumentaron significativamente su tamaño, como Diplodocus y Brachiosaurus. Los depredadores también crecieron adaptándose a nuevas metodologías de caza. Algunos como el Allosaurus dominaron las tierras del Jurásico. Además surgieron otros grandes dinosaurios fitófagos como Stegosaurus, con placas óseas en la espalda y defensas espinosas en la cola.
En este periodo aparecen las primeras aves de pequeño tamaño. Pero los que en realidad dominaban los cielos en estos tiempos fueron los grandes pterosaurios. Esta familia de reptiles, que no eran dinosaurios, se alimentaba de los peces en los grandes mares con sus largos picos que poseían dientes puntiagudos. Dieron a un nuevo grupo, los pterodactiloideos, entre los que destaca Pterodactylus, que fue hallado en África oriental, Inglaterra y Francia. La cola de estos era muy corta, su cabeza era mayor y su cuello más largo que los pterosaurios triásicos.
Durante el Jurásico las más evolucionadas formas de vida marina eran los peces y los reptiles. Los ictiosaurios sobreviven al cambio de periodo. Compartían los mares con los primeros cocodrilos acuáticos, los cuales tenían aletas en vez de patas, y con los teleósteos, predecesores de la mayoría de los peces actuales. Los plesiosaurios son otro grupo destacado en este periodo que no pudo llegar al siguiente, al igual que los cocodrilos con aletas.
Ophthalmosaurus (Ichthyosauria)
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