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Mitología finlandesa



La mitología finlandesa es la que comprende las creencias de los pueblos finlandeses antes de su cristianización. Poseía muchas características comunes con su pueblo vecino más emparentado desde el punto de vista étnico y lingüístico, los estonios, así como sus vecinos no urálicos, es decir los pueblos bálticos y escandinavos. Muchos de estos mitos estaban también estrechamente relacionados con otros pueblos urálicos, como los samis.

La mitología finlandesa sobrevivió en forma de tradiciones orales de poemas cantados míticos y folclore hasta bien entrado el siglo XIX.

Aunque la influencia progresiva de las culturas circundantes fue conllevado a la superascensión de un dios del cielo de manera monolastrística, el dios padre Ukko (“anciano”, en finés), era originalmente solo un espíritu de la Naturaleza como todos los otros. El animal más sagrado, cuyo nombre real no era nunca pronunciado en voz alta, era el oso, el cual era visto como la encarnación de los antepasados, razón por la que era llamado por muchos eufemismos: mesikämmen (“pata de miel”), otso (“frente amplia”), kontio (“habitante de la tierra”).

La primera mención de las creencias del pueblo finés fue hecha por el obispo y reformador luterano Mikael Agricola en el prefacio de su traducción al finés de los salmos, publicada en 1551.[1]​ Agricola elaboró una lista de supuestas deidades de Häme (en sueco Tavastia) y Karelia, doce deidades de cada región,[1][2]​ con sus supuestas funciones brevemente expuestas en forma de versos.[1][3]​ Algunos comentaristas establecen que solo once deidades fueron listadas para Häme,[4]​ no contando entre ellas Agricola la mención de Piru, el Diablo. Gracias a esta lista, Agricola es considerado como el padre de la historia religiosa de Finlandia y su mitología.[1][5]​ Eruditos y estudiosos posteriores frecuentemente citarían esa lista como fuentes históricas, y solo a finales del siglo XIX comenzaron a evaluar críticamente los dioses en ella contenidos, y la información presentada sobre a ellos,[6]​ determinándose con investigaciones posteriores que la mayoría de las figuras presentadas por él no eran dioses, sino espíritus guardianes locales, figuras de la mitología popular o leyendas explanatorias, héroes culturales, santos cristianos bajo nombres alternativos y, en un caso, un festival de la época de la cosecha.[4]

La obra Mythologia Fennica, de Cristfried Ganander, publicada en 1789, fue la primera incursión erudita laica en la mitología finesa. En el siglo XIX, las investigaciones sobre el folclore finés se intensificaron. Eruditos como Elias Lönnrot, J.F. Cajan, M.A. Castrén, y D.E.D Europaues viajaron alrededor de Finlandia poniendo por escrito la poesía popular cantada en forma de runo (poema) cantados. A partir de este material, Lönnrot editó el Kalevala y el Kanteletar. Esta poesía popular recolectada en el siglo XIX constaba preponderantemente de las creencias paganas finesas previas a la cristianización, y permitió a los eruditos estudiar la mitología finesa con más detalle.

Se creía que el mundo había sido formado a partir de la explosión de un huevo de aythya (ave acuática). Respecto al cielo se creía que se trataba de la cubierta superior del huevo y, alternativamente era visto como una carpa, que estaba soportada por una columna en el polo norte, por debajo de la estrella polar.

El movimiento de las estrellas era explicado como causado por la rotación de la bóveda celeste sobre la estrella del norte y sobre sí misma. Según la mitología, un gran remolino había sido causado en el polo norte debido a la rotación de la columna del cielo. Por medio de este remolino, las almas podían ir a la parte exterior del mundo a la tierra de los muertos, Tuonela.

Se creía que la tierra era plana. En sus bordes se hallaba Lintukoto (“el hogar de los pájaros”), una región cálida en donde habitaban los pájaros durante el invierno. La Vía Láctea era llamada linnunrata (“la ruta de los pájaros”), porque se creía que los pájaros viajaban a lo largo de ella hacia Lintutoko y de vuelta.

Los pájaros poseían también otro significado: traían su alma a los humanos en el momento del nacimiento, y se la llevaban en el momento de la muerte. En algunas áreas, se creía que era necesario tener un figura de un pájaro tallada en madera para prevenir que el alma se escapase durante el sueño, protegiéndola de perderse en los caminos oníricos. Estas figuras recibían el nombre de sielulintut (“pájaros del alma”).

A su vez las aves acuáticas eran muy comunes en los cuentos, como también en las pinturas en piedras y cavernas, demostrando el gran significado que tenían para los antiguos fineses.

Tuonela era la tierra de los muertos, un hogar o ciudad subterránea. Era un sitio oscuro y exánime, donde nadie dormía. Solo un chamán valiente podía viajar a Tuonela en estado de trance para consultar la guía de los antepasados. Para viajar a Tuonela, el alma debía cruzar un oscuro río; si tenía una razón válida, entonces un barco vendría enseguida a recogerlo. Muchas veces el alma del chamán debía convencer a los guardias de Tuonela de haber muerto realmente.

Ukko (“anciano”) era el dios del cielo, el tiempo meteorológico y los cultivos. También era el más importante dios del panteón y las palabras finesas ukkonen (“trueno”, literalmente “de Ukko”) o ukonilma (“clima de Ukko”) derivan de su nombre. En el Kalevala es también llamado Ylijumala (“dios superior”), dado que era el dios del cielo. En los mitos, figura solo manifestándose por efectos naturales cuando es invocado.

Los orígenes de Ukko podrían datar de los tiempos del dios de la mitología báltica Perkūnas (a quien se ha asociado con Thor), o del antiguo dios del cielo finés Ilmarinen. Cuando Ukko tomó el puesto de Ilmarinen como el dios del cielo, el destino de Ilmarinen fue convertirse en el dios herrero, o dios de la piedra. En el Kalevala, se le atribuyen a Ilmarinen el forjamiento de las estrellas de la bóveda celeste y el mágico molino de la abundancia, el Sampo.

El arma de Ukko podía ser un martillo, un hacha o una espada, con la cual lanzaba rayos. Se creía que él había creado las tormentas eléctricas al conducir con su carro sobre las nubes o bien al mantener relaciones sexuales con su esposa Akka (en finés “anciana”). El arma original de Ukko era posiblemente el hacha de piedra grabada en barcos de la cultura de hacha de guerra. El Ukkon vasara (“martillo de Ukko”), significaba posiblemente lo mismo que el hacha mencionada. Dado que las herramientas de piedra fueron abandonadas en la Edad de Cobre nórdica, los orígenes de las armas de piedra constituyen un misterio. Se creía que estas armas de Ukko, con sus cabezales de piedra, producían relámpagos. Los chamanes recogieron y mantuvieron estas armas, pues creían que poseían muchos poderes tanto para la sanación como para el daño.



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