La nao Victoria fue un buque de alto bordo (borde alto u oceánico) de la primera escuadra que la Monarquía Hispánica, concretamente la Corona de Castilla, previó para ir a las «islas de las especias», siempre que se hallaran comprendidas dentro de las demarcaciones españolas, esto es, para ser exactos, de la Corona de Castilla y sin tocar en las portuguesas. Fue llamada en su día la «Armada de la especiería» o «Armada de Magallanes». Las singladuras se concluyeron con la primera vuelta al mundo (1519-1522), siendo este el único navío que completó dicho periplo.
La tradición cuenta que la nao Victoria se construyó en los astilleros de Zarauz (País Vasco), territorio integrante de la Corona de Castilla, de los que no queda ningún rastro.
El nombre completo del barco fue Santa María de la Victoria, y le fue puesto así por la Virgen de la Victoria, patrona de Málaga , jurando Fernando de Magallanes la bandera de Castilla, ante una réplica de la Virgen que se encontraba en la iglesia de Santa Ana el barrio de Triana, en Sevilla en tiempos del rey Carlos I.
Tenía una capacidad de carga de 85 toneles vizcaínos (102 toneladas). Tuvo un coste de 300 000 maravedíes, incluyendo el bote y los aparejos. Al inicio de la expedición contaba con una tripulación de 45 hombres: 9 oficiales, 11 marinos, 3 artilleros, 10 grumetes, 2 pajes y otros 10 hombres más entre criados del capitán y otros viajeros.
Carlos I aprestó desde España cinco naves al mando de Fernando de Magallanes «para el descubrimiento de la especería», concretamente desde el puerto de Sevilla. Además de la Victoria, los otros cuatro barcos fueron la Trinidad (capitana, 110 toneles, 55 marineros), la San Antonio (120 toneles, 60 marineros), la Concepción (90 toneles, 45 marineros) y la Santiago (75 toneles, 32 marineros).
El mando inicial de la nave era de Luis de Mendoza, que, además de capitán de la Victoria, era tesorero de la Armada cuyo capitán general era Fernando de Magallanes (en la nao Trinidad).
La expedición, que había zarpado de Sevilla el 10 de agosto de 1519, llega el 31 de marzo de 1520 a una bahía que llaman puerto de San Julián (en la Patagonia argentina), donde se preparó para pasar el invierno. Allí varios capitanes, entre ellos Luis de Mendoza, se amotinaron contra Magallanes, tomando el control de las naos Concepción, San Antonio y Victoria. Los amotinados enviaron un bote a la Trinidad con un mensaje para Magallanes pidiendo negociar. Magallanes retuvo esta embarcación y envió a Gonzalo Gómez de Espinosa, su alguacil, al mando de cinco o seis hombres armados secretamente, a la Victoria con una carta para Luis de Mendoza. Mientras Mendoza lee el mensaje de Magallanes, Espinosa y otro de sus hombres lo matan por sorpresa. Mientras tanto otro bote, también enviado por Magallanes, con Duarte Barbosa y quince hombres armados aborda la Victoria tomando el control de la nao sin resistencia. Magallanes reúne la Santiago, la Victoria y la Trinidad en la salida del puerto de San Julián, bloqueando la huida de las dos naos rebeldes, que tienen que rendirse.
Magallanes nombra capitán de la Victoria a Duarte Barbosa. La Santiago naufragó en la costa de la Patagonia oriental, poco antes de llegar al estrecho de Magallanes y sin perderse la gente. Estando ya las naos dentro del estrecho, la San Antonio perdió de vista a las otras naos, decidiendo volver por sus propios medios a España.
Las tres naves restantes de la escuadra, con escasez de provisiones, atraviesan el Pacífico rumbo oeste hasta llegar, el 6 de marzo de 1521, a las islas que llamaron «de los ladrones» (las Marianas). Allí se reaprovisionaron y prosiguieron su viaje hacia el oeste, avistando el archipiélago que llamaron «de San Lázaro» (las Filipinas) el 16 de marzo.
En las Filipinas Magallanes muere luchando en la isla de Mactán. Duarte Barbosa es elegido como capitán general, pero es traicionado por los cebuanos, y asesinado por sorpresa junto a otros miembros de la expedición en un banquete ofrecido por el gobernante de Cebú.
La Concepción fue incendiada en Bohol por sus tripulantes, ya que no tenían suficientes hombres para manejar tres naves, así que la tripulación de la Concepción se repartió entre las naos Trinidad y Victoria. Juan Sebastián Elcano, que había zarpado como maestre de la nao Concepción, fue elegido capitán de la nao Victoria, continuando el viaje hasta llegar a las islas Molucas.
Desde Tidore se observó que la Trinidad hacía mucha agua y acordaron seguir dos derroteros distintos. Con la nao Victoria saldrían entre 59 - 70 tripulantes, que regresarían navegando hacia el cabo de Buena Esperanza. La Trinidad quedó a reparar la carena en Molucas, con el derrotero decidido para regresarse hasta tierra-firme (Reino de Tierra Firme). Reparada y al poco de salir, un temporal echó a perder el mástil mayor y los castillos de popa y proa. Después fue capturada por portugueses y esta nao ya no regresó a España, aunque sí cuatro de sus tripulantes.
El 6 de septiembre de 1522, la Victoria recaló en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), con solo dieciocho supervivientes a bordo, terminando el viaje en Sevilla, puerto desde donde se fraguó y comenzó la expedición, convirtiéndose en el primer barco en circunnavegar la Tierra y recibiendo Elcano el título de «primus circumdedisti me». Elcano, deseoso de llegar a Sevilla, apenas se detuvo en Sanlúcar de Barrameda. El mismo día de la llegada, 6 de septiembre, tomó a su servicio un barco para remolcar la Victoria por el Guadalquivir hasta Sevilla, por el mal estado en que se encontraba la nave. Los oficiales de la Casa de la Contratación de Indias de Sevilla prepararon una lancha con doce remos, cargada de provisiones frescas. Dos días después atracaba en Sevilla la Victoria. En el muelle esperaban las autoridades de la ciudad y los miembros de la Casa de la Contratación en pleno, junto a un numeroso público que contemplaba la llegada de la desvencijada nave.
Antonio Pigafetta narra la llegada a Sevilla del siguiente modo:
En Sevilla se produjo la descarga de las especias que traía consigo la nao Victoria, que cubrió con creces los gastos de toda la expedición (cinco naves en total).
Y entra en las atarazanas.
Posteriormente, la nave desapareció en alta mar en un viaje de regreso a España desde Santo Domingo.
Los dieciocho hombres que regresaron a Sanlúcar de Barrameda en la Victoria el 6 de septiembre de 1522:
Con motivo de la Expo 92 de Sevilla, se construyó una réplica en Isla Cristina (Huelva). Debido a necesidades del protocolo, no se tuvo en cuenta el nivel de la marea en el momento de la botadura, cuando apenas había 80 cm de agua. Esta salvedad trajo como consecuencia, desoyendo las advertencias de los expertos locales a la autoridad competente, que la nao volcara durante la ceremonia el 22 de noviembre de 1991, teniendo que salir a nado del navío la actriz que daba vida a Curro.
Tras las pertinentes reparaciones, junto a las réplicas de las dos carabelas y la nao Santa María de Colón, permaneció atracada en el puerto de Triana durante la citada exposición. Tras la misma, las carabelas fueron destinadas al Muelle de las Carabelas en Palos de la Frontera, mientras que la Victoria, permaneció en tierra frente al Pabellón de la Navegación. En 2004 se rehabilitó la nave para volver a dar la vuelta al mundo pasando por Nagoya (Japón) con motivo de la Expo Aichi 2005. La nao Victoria regresó a Sevilla el 4 de mayo de 2006, terminando su viaje con éxito.
El 12 de julio de 2009 partió desde Puerto Sherry (El Puerto de Santa María) con destino a Guetaria, pueblo natal de Juan Sebastián Elcano, en el contexto de la II Ruta Mareas de los Descubrimientos, para participar en los actos que allí se celebran cada cuatro años, entre otros una recreación del desembarco que hizo este marino en Sanlúcar de Barrameda, cuando llegó a las costas gaditanas tras la primera vuelta al mundo de la historia. Tras esto, hizo acto de presencia en diversos puertos del norte de España, como Santurce, Bilbao y La Coruña. Posteriormente entró en el dique seco de El Rodeo en Algeciras para reparaciones y mantenimiento.
En 2011, mientras se encontraba en la bahía de Cádiz participando en una campaña para concienciar a la ciudadanía de la importancia de cuidar el litoral andaluz, salió al encuentro del galeón Andalucía, propiedad también de la Fundación Nao Vitoria, navegando ambas embarcaciones juntas por la bahía de Cádiz.
En junio de 2012 visitó la ciudad de Ceuta. En agosto, junto al galeón Andalucía, visitó por primera vez y durante el mes de agosto el puerto de Barcelona.
Entre el 19 y el 22 de septiembre de 2019 permaneció en el puerto de Bonanza en Sanlúcar de Barrameda para conmemorar los 500 años de la partida desde dicho puerto de la expedición que completó la primera circunnavegación.
Para conmemorar el quinto aniversario de la primera circunnavegación, la Fundación nao Victoria encargó una segunda réplica de la nao a los astilleros de Palmas de Punta Umbría que fue botada el 11 de febrero de 2020 con destino a convertirse en exposición permanente junto a la Torre del Oro. La réplica arribó a Sevilla el 9 de marzo de 2020.
Las dos réplicas de la Nao propiedad de la fundación del mismo nombre, coincidieron en Sevilla junto al Galeón Andalucía desde el 19 de enero hasta el 28 de febrero de 2021
En la ciudad de Puerto San Julián (Santa Cruz), a orillas de la bahía que Magallanes denominó con ese mismo nombre, se emplaza una réplica a escala real de la nao Victoria. La réplica constituye un museo temático que recrea los aspectos constructivos de la embarcación e incluye reproducciones de objetos de uso diario, instrumentos de navegación y artillería. El museo se erigió en conmemoración de los hechos ocurridos en la bahía de San Julián durante el invierno de 1520 (la sublevación de los capitanes españoles, el ajusticiamiento de Quesada por decapitación, el destierro de Cartagena y Sánchez de la Reina, los primeros y conflictivos contactos con los indios supuestamente «gigantes» que Magallanes denominó «patagones» y el consecuente bautizo de toda la región como Patagonia, etc.).
En 2006, con la intención de rendir homenaje a los primeros europeos en poner pie en el actual territorio de Chile, un empresario puntarenense decidió invertir en la construcción de una réplica del primer barco en circunnavegar el globo para celebrar el bicentenario del país. La búsqueda de los planos originales de la nao Victoria tomó más tiempo de lo esperado, casi tres años, mientras que la construcción de la nave duró dos años, de 2009 a 2011, por lo que no fue posible llegar a completar el trabajo para celebrar el bicentenario del país sudamericano en 2010. Sin embargo, este arduo trabajo ganó el mérito de que el empresario recibiera la Medalla del Bicentenario de Chile de manos del Presidente de Chile. La réplica de la nao Victoria se abrió como museo al público en octubre de 2011.
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