Nasreddin, o Nasrudín, es un personaje mítico de la tradición popular sufí, una especie de antihéroe del islam, cuyas historias sirven para ilustrar o introducir las enseñanzas sufíes, se supone que vivió en la Península de Anatolia en una época indeterminada entre los siglos XIII y XV.
Nasr-ed-Din significa "victoria de la fe" y Hodja, "el maestro" o "el profesor". También se le conoce como "El maestro Nasreddin" (Nasreddin Hodja) y Mulá Nasrudín.
Su origen es medieval y se le conoce en lugares como Egipto, Siria, Irán, Asia central, Pakistán y la India. También en Turquía y Rusia. Su fama se extiende desde Mongolia hasta Turquía, e incluso el sur de Italia, en Sicilia (donde es conocido por el nombre de Giufà) y en Cerdeña, y sus aventuras y anécdotas se cuentan en multitud de lenguas distintas.
Nasrudín es un mulá (maestro) que protagoniza una larga serie de historias, aventuras, cuentos, anécdotas; representando distintos papeles: agricultor, padre, juez, comerciante, sabio, maestro o tonto. Cada una de estas historias cortas hace reflexionar a quién la lee u oye, como una fábula, y además suelen ser humorísticas, con el humor simple de lo cotidiano, a veces con contrasentidos y aparentes absurdos.
Sus enseñanzas, que han sido y son utilizadas por los maestros del sufismo, van desde la explicación de fenómenos científicos y naturales, de una manera más fácilmente comprensible, a la ilustración de asuntos morales.
Idries Shah popularizó en Occidente al personaje a través de diversas recopilaciones de estos cuentos breves rescatados de la literatura y tradición oral de las culturas donde es conocido. Nos hace saber que el personaje paso a la figura árabe de Joha para reaparecer en el folklore de la Isla de Sicilia para después aparecer en algunas historias atribuidas a Baldakiev en Rusia así como al antiguo libro francés de las Fábulas de María de Francia.
Los cuentos de Nasrudín actualmente llegan a ser aproximadamente 378. Estos fueron compilados en Occidente por J. A. Decourdemanche en el siglo XIX e Idries Shah en el siglo XX, entre otros autores. Son textos que tratan de distintos temas, generalmente morales, cuyas enseñanzas se amparan del ingenio y el humor.
Shah, divulgador de la cultura sufí en occidente, siempre consideró que la sabia y absurda lógica de los cuentos de Nasrudín era uno de los métodos más ingeniosos que tenían los sufíes para romper la forma de pensar habitual, adentrándose así en un mundo despojado de prejuicios.
Nasrudín es considerado un Don Quijote islámico porque acostumbra a ser cuerdo en su locura y abarca todo el ingenio popular de Oriente Medio transmitiendo de forma simplificada las enseñanzas del sufismo.
Acostumbra a realizar una crítica cáustica y mordaz de los comportamientos inadecuados del islamismo, representado en muchos cuentos por imanes, jueces y personeros de la religión, representando él mismo los valores de un religioso sufi.
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