La misofobia (del griego μύσος, romanización: mysos, «contaminación»; y φόβος, romanización: phobos, «miedo»), también llamada germofobia, bacilofobia o bacteriofobia, es el miedo patológico a la suciedad, la contaminación y los gérmenes.
Está ligada al trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), por el que se producen comportamientos específicos dirigidos a reducir la ansiedad asociada.
Aquellos que padecen misofobia —denominados «misófobos»—
tienden a lavarse las manos constantemente y a tocar objetos con cautela, en muchas ocasiones con guantes, sin que las condiciones sanitarias lo requieran. Su miedo se concentra en las materias biológicas, en los olores corporales y en la suciedad visible. No existe una causa única por la cual las personas desarrollan esta fobia.
El origen de esta suele remontarse a la infancia, con el aprendizaje del uso del inodoro. Por lo que el factor genético no puede ser descartado en estos casos.
Además el conocimientos sobre contaminación, gérmenes, bacterias y las patologías asociadas, junto a las publicidades de productos para limpieza y la cultura de la higiene en la sociedad actual
pueden ser un factor de riesgo para padecer esta patología.Las personas que sufren de misofobia generalmente muestran síntomas que incluyen:
La misofobia afecta en gran medida la vida cotidiana de las personas y puede variar según la gravedad de los síntomas, desde dificultad para respirar, transpiración excesiva, aumento de la frecuencia cardíaca y estados de pánico cuando se expone a afecciones mejoradas por gérmenes.
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