Pegalajar es un municipio español de la comarca de Sierra Mágina, en la provincia de Jaén, comunidad autónoma de Andalucía. Una parte de su territorio municipal se encuentra dentro del parque natural de Sierra Mágina. Su población es de 2966 habitantes, según el padrón del INE del año 2016.
En la localidad del mismo nombre se encuentran el arco de la Encarnación, que es un edificio gótico del siglo XV y la iglesia dedicada a la Santa Cruz, templo renacentista del siglo XVI, que sufrió grandes daños en la guerra civil española y en la que destaca su torre campanario, que es un resto de la antigua fortaleza medieval.
Los símbolos oficiales representativos del municipio de Pegalajar desde 2007 son:
"Escudo partido. En la diestra, sobre campo de gules, un castillo de oro donjonado, almenado de tres torres, con cinco ventanas y una puerta aclarado de sable. Sobre cada torre hay una estrella de sable, de cuatro puntas la torre diestra, de seis la central y de ocho la siniestra. En la partición siniestra del escudo, león de gules coronado, armado y lampasado de oro sobre plata. Timbre de corona real española cerrada."
"Bandera de endrizar rectangular, de tafetán, con una proporción de tres módulos de larga por dos de ancha (2:3), cortada por mitad horizontal en dos partes iguales, la mitad superior de azul zafíreo, y la mitad inferior violada, que cargará íntegramente con su timbre y lema el escudo municipal, ajustando el eje geométrico de éste al centro del vexilo, con una altura igual a los dos tercios del ancho de la bandera."
El término municipal de Pegalajar ocupa una extensión de 80 km² en el valle del río Guadalbullón, a unos 18.8 km al sureste de la ciudad de Jaén, dentro de la Comarca de Sierra Mágina y pertenece a la Demarcación Paisajística de Los Montes-Subbética. Se encuentra representado en la hoja 947 del Mapa Topográfico Nacional.
Su principal núcleo poblacional se emplaza en la ladera sur de la Serrezuela de Pegalar, a 798 metros sobre el nivel el mar. Tiene una pedanía, La Cerradura, a 560 metros sobre el nivel el mar, desplegándose a lo largo del cauce del río Guadalbullón. La Huerta de Pegalajar es un Bien de Interés Cultural por ser “un modelo emblemático de interacción hombre-naturaleza”.
Las evidencias más antiguas de poblamiento humano en el término municipal se remontan a la Edad del Cobre, en la Cueva de los Majuelos, situada a unos 500 metros al norte del núcleo urbano, y prácticamente destruida en la actualidad. Es una cueva doble, descubierta la segunda en los años 70, que es la que presenta restos materiales que la identificarían como un importante asentamiento calcolítico de tipología poco clara, aunque existe un singular enterramiento colectivo con restos humanos e instrumentos tallados en hueso y sílex (raederas, cuchillos, puntas de flecha y lascas de desecho), así como piedra pulida y restos cerámicos realizados a mano y de carenas bajas, y puntas de cobre de baja calidad realizado para jabalinas y flechas. Otro paraje digno de mención son los abrigos de la Serrezuela, donde se han hallado pinturas rupestres de tipo esquemático. También destaca el yacimiento del cerro de la Torre de la Cabeza, ubicado en su ladera occidental, y con estructuras de hábitat que se remontan a la edad del Bronce, como lo demuestran los restos cerámicos a mano y bruñidos, y con ocupación durante las etapas ibérica (cerámicas con decoraciones geométricas pintadas en rojo), romana e incluso medieval.
En cuanto al periodo romano, es posible que el castillo de la Peñuela se levante sobre alguna edificación romana preexistente; asimismo, existiría una calzada romana construida por Augusto en el año 8 a. C. que discurriría por el término municipal atravesando la aldea de La Cerradura hacia Mentesa, como lo demuestran los cuatro miliarios hallados en 1975. También existe ocupación durante esta fase en la meseta de la Casilla de Pajares, situada entre dos arroyos de la orilla derecha del Guadalbullón y con una extensión de hectárea y media. No se aprecian estructuras en la misma, aunque sí hay restos cerámicos de clara tipología romana, entre los que se cuentan producciones en terra sigillata hispánica. El hábitat en esta etapa en el término municipal sería muy disperso, en villas y pequeños núcleos que quedarían abandonados en la fase posterior debido a la inestabilidad de la misma.
El topónimo Pegalajar parece poseer un origen mixto, vinculando el término latino pagus con el árabe al-hayar, significando "aldea" y "piedra" respectivamente. No obstante, existen otras interpretaciones respecto tanto al significado concreto del topónimo ("vega pedregosa" o "paso entre montañas") como al origen, que pudiera establecerse también por la existencia de Bagu, una localización situada por al-Idrisi en el camino entre Córdoba y Levante, y que quedaría incluida en el territorio de Sierra Mágina, conocido como Sumuntan. Se trataría de un hisn, un asentamiento en altura de carácter defensivo que albergaría en momentos de peligro a las gentes de las aldeas relacionadas con el Guadalbullón y la Fuente de la Reja. En época emiral el carácter defensivo queda asumido por una población existente bajo la Peña de los Buitres, una elevación rocosa dotada de potentes defensas naturales donde se ubicaría un aljibe. Este primer núcleo se abandonaría en el califato omeya bajo el reinado de Abd al-Rahman III, debido a la orden que dicta el califa obligando a las poblaciones a abandonar las alturas, trasladándose a las zonas bajas y vegas más fácilmente controlables. La población se trasladaría así a un nuevo núcleo en la Peñuela, donde pronto surgirán estructuras complejas, como molinos de agua, terrazas, bancales y albercas, de las que La Charca podría ser heredera directa.
El núcleo de la Peñuela se va consolidando como refugio defensivo, ampliando sus fortificaciones ante el peligro que supone el progresivo avance cristiano hacia el Sur de la Península por el Alto Guadalquivir, siendo Fernando III el que finalmente conquiste Pegalhaiar y su alcázar en 1244, quedando incluidas en las tierras de realengo y asumiendo el carácter de zona militar fronteriza con el reino nazarí de Granada. Las luchas internas de Castilla en los siglos XIV y XV tuvieron también como escenario a Pegalajar, siendo la conjura de 1468 contra el condestable Iranzo el incidente más destacado.
La Serrezuela es un monte mediterráneo, con una gran masa forestal de pino carrasco de repoblación, y encinas de regeneración natural, así como arbustos (majuelo, enebro y torvizco). Son muy abundantes las plantas aromáticas (romero, alhucema y tomillo). Entre su fauna hay grandes rapaces (águila perdicera y cernícalo común), rapaces nocturnas (búho real, mochuelo y autillo) y cabras montesas en las zonas rocosas.
Presenta un rico patrimonio histórico arqueológico, albergando en algunos de sus abrigos rocosos pinturas rupestres prehistóricas. Así como restos de construcciones medievales ("El Albercón de la Reina" y la "Torre de la Pedragosa") que indican su relevancia estratégica. Además, se encuentran aterrazamientos y chozos de mampostería, que indican la forma de vida tradicional.
Actualmente es aprovechada para hacer deporte en la naturaleza (senderismo, bicicleta de montaña, escalada, bulder, y vuelo libre). Dispone de dos miradores con espléndidas panorámicas del municipio y su entorno montañoso, y un área recreativa (las "Siete Pilillas").
Tiene un rico patrimonio histórico tanto aquitectónico como cultural.
Ayuntamiento.
Ermita de la Virgen de las Nieves.
La Charca.
Ermita de la Virgen de Gracia sobre la Fuente de la Reja.
Plaza de toros.
En el municipio de Pegalajar hay 26 bienes declarados Patrimonio Inmueble de Andalucía (PIA),Bien de Interés Cultural (BIC) supervisado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte:
a su vez seis de ellos son tambiénDeuda viva del Ayuntamiento de Pegalajar en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.
Las principales fiestas y tradiciones populares de Pegalajar son:
Su gastronomía tradicional se basa en los productos de su huerta. Destaca la "pipirrana" que se elabora básicamente con tomate, majado de ajo, sal, huevo cocido y aceite de oliva en el propio “dornillo” de madera. Otros platos de la localidad son las "cachorreñas" (sopa de ajo, pan, pimiento rojo y chorizo), "cazolilla" (realizada a partir de una conserva tradicional denominada “torta de tomate”, que consiste en tomate seco formando una gran torta, y con la que se hace una salsa a la que se añade un sofrito de cebolla y bacalao), "arroz de Bercho" (con patatas y verduras de la huerta) o con “pitillos”, "migas de harina de maíz", y "ensalada de calabaza".
Su repostería presenta los "papajotes" (masa frita de harina, leche, azúcar y huevo), "gusanillos y roscos fritos de sartén", "tostá de azúcar", "roscos y mantecados de almendra", "alfajor", y "almendrados". Además de licores caseros de endrina, moras, o la Mistela y el vino del país.
Destaca la producción de aceite de oliva virgen con denominación de origen Sierra Mágina, que además de comestible sirve para elaborar perfumes y jabones artesanos de esencias naturales. También ofrece artesanía en madera o esparto.
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